El plenairismo (pintar al aire libre) no era del gusto de Degas, que prefería la intimidad de su estudio. Así que esta escena de playa se la inventó (minuciosamente, como era habitual en todos sus trabajos), lo cual le da un carácter más onírico a una obra que tiene un encanto casi esplendoroso. Quién sabe si esa arena podría ser la de Omaha Beach del Desembarco en Normandía, pero en este momento todo es verano: la niña tumbada bajo el parasol mientras le cepillan el pelo. Los que se bañan, los que se van a bañar, los que ya se han bañado y los que no se bañan. Los que conversan, los que contemplan. La playa ancha y el mar balsámico.