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29 de abril de 2024

Portada de «Iniquidad. El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones» de Alejandro Rodríguez de la Peña

Portada de «Iniquidad» de Alejandro Rodríguez de la PeñaRialp

Libro de la semana

'Iniquidad': una historia violenta de la antigüedad

El profesor Rodríguez de la Peña ofrece una obra de madurez poco habitual en nuestra tradición historiográfica. Una interpretación histórica de altos vuelos

Un historiador debe ser cuidadoso con las fuentes y, sobre todo, buen lector. Podríamos hacer muchas más divagaciones sobre estas competencias profesionales, pero el fundamento último del oficio es el cuidado y la lectura. En el fondo, ambas dimensiones están entrelazadas porque no conozco a ningún gran lector que sea descuidado con cada una de las páginas por las que transita. Carlo Ginzburg recomendaba a los jóvenes que se iniciaban en este noble arte que leyeran muchas novelas porque esto entrenaba en el desarrollo de lo que él llamaba imaginación moral. Algo de ello hay. Alejandro Rodríguez de la Peña conjuga adecuadamente estas dos obligaciones historiográficas como ha demostrado en todos sus trabajos desde hace tiempo. Ahora lo podemos redescubrir en su nuevo Iniquidad. El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones, que ha tenido a bien editar con esmero Rialp.
No es fácil elaborar una síntesis sobre la violencia y el nacimiento del estado en las primeras civilizaciones humanas. La literatura es inabarcable, como prueban las veinte páginas de bibliografía que las que se cierra el libro. Editorialmente hablando este trabajo es el último volumen de una trilogía que iniciaron Compasión. Una historia (CEU Ediciones) e Imperios de crueldad. La Antigüedad Clásica y la inhumanidad (Ediciones Encuentro). Sin embargo, siguiendo un plan cronológico del proyecto este debería ser el primer volumen al que acercarse. Es buena oportunidad, si se perdieron las otras ocasiones, para introducirse en esta profundización en la naturaleza humana a través del pasado.
Portada de «Iniquidad. El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones» de Alejandro Rodríguez de la Peña

rialp / 394 págs.

Iniquidad

Alejandro Rodríguez de la Peña

El profesor Rodríguez de la Peña nos ofrece en esta trilogía una obra de madurez poco habitual en nuestra tradición historiográfica. No son demasiados los historiadores que se lanzan a romper las fronteras disciplinares que establece la burocracia académica y menos los que se animan a poner en palabras una interpretación histórica de altos vuelos. Si uno lee estos tres libros, ordenados o desordenados, descubre una voz propia que tiene algo que decirnos. Solo por este motivo merecería la pena. Como los historiadores somos una corporación un tanto picajosa seguramente habría algunas cuestiones que matizar, pero esto nunca oscurece una reflexión honda y actual. De hecho, entre la crítica atenta a los filósofos de la sospecha y René Girard o Simone Weil, las páginas finales se pueden leer como una antropología filosófica de calado que, en el fondo, siempre termina siendo una propuesta de filosofía política.
Esclavitud, masacres, etnicidios, sacrificios, violencia sexual… La historia de la Antigüedad es un relato de sufrimiento y de dolor. De víctimas que, sin quererlo, ayudaron a construir los primeros estados. Pero, como ya han demostrado cabalmente multitud de especialistas, tampoco existió una edad de oro preestatal dominaba por los buenos salvajes. Aquel tiempo anterior a los estados estuvo marcado también por la violencia, endémica en muchas ocasiones, como señalan diversos indicios arqueológicos. Las principales civilizaciones del Próximo Oriente se construyeron sobre esta búsqueda del orden cósmico frente al caos impulsivo. Como fue, por ejemplo, el caso del Egipto faraónico, la teología política del faraón subrayaba la protección frente a la crueldad. Era una lucha externa, pero también interna. Porque el mal, consideraban sus mandarines, germinaba en nuestro interior. Y era igual de amenazador que los ataques violentos de los demás.
Después de tanto crimen y terror, quizá no estaría de más leer la obra que debería cerrar la trilogía, Compasión, donde el autor se remonta a la conocida como Era Axial, para encontrarse con Isaías, Sócrates, Buda, Confucio o Jesús de Nazaret, y comprender cómo se creó ese sentimiento que cambió nuestra mirada como especie sobre la crueldad. La compasión es esa pasión que nace ante el sufrimiento de los otros. Una idea ética que transformó nuestro mundo, en gran medida, gracias a la expansión del cristianismo por el mundo mediterráneo. En la conclusión, Alejandro Rodríguez de la Peña subraya que la gracia - entendida con Simone Weil como esa luz innata y excepcional que inspiran los testimonios compasivos- rompe con la tendencia humana a la iniquidad. No hay trampa en esta interpretación: lo sagrado permite reconocer en el otro alguien con quien compadecerse. La propia Weil creía que era imposible explicar la compasión a quien jamás la hubiera sentido. No podemos más que darle la razón. Porque, como se señala en Iniquidad desde la dedicatoria, sabemos que la bondad es posible.
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