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06 de mayo de 2024

Recaredo Veredas. Soberbia

Recaredo Veredas. Soberbia

Saga familiar con la historia reciente de España como escenario y el poder como motor

'Soberbia' se inicia en el tardofranquismo pero llega casi hasta la actualidad

Si comparamos esta novela de Recaredo Veredas con el resto de su obra narrativa, vemos que hay aquí una interesante innovación. El autor mantiene muchas de las constantes temáticas de sus novelas y relatos previos, pero Soberbia se sale de su habitual focalización en un individuo para abrirse al colectivo y pergeñar la sociedad española en uno de sus momentos más convulsos: es una saga familiar que se inicia en el tardofranquismo pero llega casi hasta la actualidad, y que además se convierte en el relato cóncavo de una sociedad.
Recaredo Veredas. Soberbia

De Conatus. 2024. Páginas 186

Soberbia

Recaredo Veredas

El hilo conductor de la trama son los López de Lucena, una familia con una gran voluntad aspiracional que representa a toda la medioburguesía enriquecida por los primeros años del régimen franquista y que en esos años sesenta está haciendo el último gran esfuerza para ascender al siguiente escalón social. En este caso su objeto de deseo no son tanto títulos o posesiones, sino el prestigio intelectual y científico. Será el joven vástago, Sebastián, el que reúna las condiciones para aspirar al premio de los premios: el Nobel de medicina.
El algún sitio dijo García Márquez que el realismo mágico no es tanto una invención suya sino una realidad de Colombia. Algo parecido podría decirse de la novela de Veredas y su tratamiento de las clases altas españolas. Los años sesenta y setenta del pasado siglo son descritos como un momento desquiciado donde lo más tradicional compite con lo más innovador sin estados intermedios. Donde las ideologías tienen más de pose y de vía para medrar que puro convencimiento. Un momento en el que se acaban de repartir las cartas de la baraja, pero nadie sabe a qué se está jugando. El resultado para Veredas es una realidad en la que todo es posible y creo que lo simboliza de una forma muy plástica en el pulmón artificial que es fuente de desvelos y fruto de todas las aspiraciones de Sebastián. El órgano humano de silicona adquiere rango de joya preciada, de escultura posmoderna. Se la compara con un cristal de Murano, con un objeto digno de un museo y toda la sociedad descrita en la novela parece adorar a ese ídolo o tótem mágico hasta el punto de perder el sentido de la realidad ante su belleza y lo que representa. Toda la sociedad española, hasta catedráticos y ministros, parece caer en la locura de los López de Lucena y aquel pulmón deja de representar solo el ascenso social de la familia, para significar la aspiración de un país que también quiere competir en la liga de los grandes.
Curiosamente, de todos los personajes, el único que mantiene la cabeza fría ante el espejismo colectivo es Blanca, la mujer de Sebastián. Es un personaje que destaca por su sensatez y pragmatismo. La única que ve la realidad en su cruda imagen. Y de hecho, quien comienza siendo un personaje muy secundario, adquiere una fortaleza y un interesante peso en la novela.
Una de las constantes de la obra de Veredas es la dialéctica del poder. Los mundos narrativos que crea tienen la dominación como fuerza que mueve los engranajes de sus personajes. Pocos son los que escapan a su encanto y sin embargo se muestra habitualmente como una potencia inalcanzable y peligrosa. Para Lord Acton el poder corrompe, para Veredas el poder destruye. Como no podía ser de otra manera en una novela titulada Soberbia, es también el motor que motiva el avance de la trama y, por supuesto, es aniquilador.
Bajo esta mecánica terrible, la cosmovisión que muestra la novela puede verse como pesimista o incluso nihilista, y sería así si no se salvara por un tono que pasa siempre rozando la deformación, el absurdo y el sinsentido que continúa la más pura tradición española que podría comenzar con Fernando de Rojas pero que tiene en Valle-Inclán el referente más poderoso y, centrados ya en la época, podría comparase con un Martín-Santos, Manuel Longares y, por qué no, un Berlanga. Pienso que el resultado, como en estos autores, no está tanto en regodearse en la desesperanza sino más bien provocar la reacción del lector ante tanta miseria moral. Poner un espejo ante la sociedad para airear sus vergüenzas y ser capaz así de superarlas.
Recaredo Veredas ha escrito una obra notable sobre una época que son todas las épocas de nuestra historia reciente. Un libro muy recomendable para conocer de dónde podemos venir y hacia dónde queremos marchar.
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