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Cubierta del libro 'Me piden que regrese', de Andrés Trapiello

Cubierta del libro 'Me piden que regrese', de Andrés TrapielloDestino

‘Me piden que regrese’: una clásica trama de espías en el Madrid de Trapiello

Andrés Trapiello da una vuelta de tuerca al caso del ataque al cuartel de Falange en Cuatro Caminos en 1945 con una novela de espías en la posguerra civil

Lo último de Andrés Trapiello tiene mucho de La busca de Baroja. Tiene mucho también de los Episodios Nacionales de Galdós. Y tiene mucho, sin lugar a duda, de la cosmovisión cervantina que impregna toda su obra.

Me piden que regrese (Destino) es un libro que podría clasificarse como «clásico», en el sentido de que responde a criterios de la novela realista propia de los siglos XIX y XX –Trapiello trata de escribir, y escribe, como los grandes autores de antes, sin buscar un artificioso vanguardismo– y, al mismo tiempo, revolucionario.

Cubierta del libro 'Me piden que regrese', de Andrés Trapiello

destino (2024). 400 páginas

Me piden que regrese

Andrés Trapiello

El argumento de la novela se centra en una trama de espías en un contexto de posguerra, en concreto, la posguerra de la Guerra Civil española. Recuerda, en ese sentido, a El tercer hombre de Graham Greene o a las novelas de John Le Carré.

El punto de partida de la novela es absolutamente real, un acontecimiento histórico: el atentado del maquis madrileño contra la delegación de Falange en Cuatro Caminos en 1945.

El asunto, que Trapiello ya trató en el ensayo Madrid 1945, surgió tras el hallazgo por parte del autor en una librería de la Cuesta de Moyano de un documento de la Dirección General de Seguridad donde se relataba la investigación del ataque de la guerrilla antifranquista.

Ese punto de partida sirve a Trapiello para hilar una red y componer un lienzo del Madrid de 1945: las heridas de la guerra, la represión franquista, el miedo y, sobre todo, las ganas de pasar página y empezar de cero.

Los ganadores de la guerra estaban exultantes, los perdedores se dividían en dos sectores: los que querían olvidarse del trauma y seguir, y los que querían la revancha.

El eco de los últimos coletazos de la Segunda Guerra Mundial resuena en toda la novela y será central en la trama.

Una trama en la que se entremezcla la resistencia antifranquista, los agentes del régimen y una conspiración diplomática con centro en la embajada de Estados Unidos para forzar a Franco a liberalizar el Estado.

En ese contexto llega a Madrid Benjamín Cortés, un antiguo republicano exiliado en 1934 tras participar en el golpe de Estado izquierdista contra la República.

En Estados Unidos cambia su nombre por el de Benjamin Smith, entra en contacto con círculos diplomáticos estadounidenses, obtiene la ciudadanía y se convierte en agente de la OSS (la futura CIA) gracias a sus dotes para la falsificación.

En Madrid, Smith tiene una misión muy concreta: tender una trampa a un general, alto jerarca del régimen y fanático falangista. En esa conspiración entra en juego un documento falsificado, las Capitulaciones de Santa Fe. Sin embargo, en sus planes, y en los planes de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, se cruza una mujer, Sol Neville.

Las fiestas en el Pasapoga, las intrigas del Palace, el miedo que infundía la DGS en la Puerta del Sol, la miseria del barrio de las Cigarreras, la modernidad de la Gran Vía, la exclusividad del barrio de Salamanca, las citas de espías en el Embassy…

Me piden que regrese es toda una declaración de amor de Trapiello a Madrid, un Madrid del que dice, en su reciente entrevista con El Debate, preferir el de ahora al de antes, porque «el de ahora es estupendo y no lo cambiaría por nada».

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