‘El año pasado en Marienbad’: un laberinto de rectos senderos

Pocos textos capturan tan bien la esencia de El año pasado en Marienbad como estas líneas de su célebre guionista. Como muestran sus imágenes más icónica, la película es un laberinto de senderos rectos que parecen infinitos, de pasillos que se pierden en la perspectiva, de estatuas que nos miran desde un tiempo que no es el nuestro. Es un espacio atrapado entre lo onírico y lo fantasmal, donde las certezas se desvanecen y el espectador se encuentra a la vez perdido y encontrado (toma conciencia de su fragilidad, de todo lo inexplorado). En su homenaje, titulado El año pasado en Marienbad: Recuerdos del futuro, Hilario J. Rodríguez no intenta resolver el enigma de esta película; se entrega a él, como un demiurgo que traza hilos invisibles a lo largo del tiempo y el espacio. Es decir, crea una obra propia, entre crítica y poética, a partir del clásico de Resnais.

Este libro no es una disquisición crítica al uso. Hilario no solo analiza la película; la expande. Aparecen datos de la obra de Resnais y de Robbe Grillet, pero no son el centro de la obra. Lo que a Hilario le interesa es el diálogo de la película con la cultura. En esa conversación vincula Marienbad con obras próximas y antagónicas, estableciendo conexiones que otros no verían. Puede saltar de Marienbad a Senderos de gloria de Kubrick y de ahí a Monuments Men de George Clooney, mostrando cómo estas películas, tan diferentes en forma y fondo, no solo comparten un espacio, también temas subterráneos. Es decir, no se queda en la superficie; excava hasta encontrar esos hilos ocultos, esas coincidencias casi subconscientes que transforman el análisis en algo casi mágico. Uno puede estar de acuerdo con sus relaciones o no, pero lo indiscutible es que abre caminos, provoca la curiosidad del lector y le ilumina no solo respecto de la obra tratada, también sobre su propia vida.

Además, el autor no solo conecta películas entre sí, sino también con la literatura y la historia. En su análisis, Marienbad se encuentra con Borges, Proust y con las heterotopías de Foucault. De especial interesante es cómo Hilario aborda la relación entre la geografía, la historia y la memoria, un tema que Sebald exploró de manera magistral. Como en los balnearios decadentes de Austerlitz, el de Marienbad no es solo un escenario, sino un espacio donde el tiempo se ha acumulado en capas y los fantasmas de la historia aún susurran entre los pasillos y jardines.

La dimensión psicoanalítica también tiene un lugar en este libro. Hilario analiza cómo la repetición obsesiva de gestos, palabras y movimientos en Marienbad evoca la lógica del inconsciente, esa insistencia en revivir lo que nunca se resolvió del todo. Así, la película se convierte en un sueño colectivo, un lugar donde la memoria y el deseo se encuentran, pero no se reconcilian.

Este libro es un acto de resistencia contra la inmediatez, una invitación a detenernos, a perdernos en los laberintos de Resnais y a reflexionar sobre el cine, la memoria y el arte

Lo más admirable de El año pasado en Marienbad: Recuerdos del futuro es que, en una época dominada por lo inmediato y lo fácil de consumir, Hilario apuesta por lo complejo, lo críptico, lo que exige tiempo. Este libro es un acto de resistencia contra la inmediatez, una invitación a detenernos, a perdernos en los laberintos de Resnais y a reflexionar sobre el cine, la memoria y el arte. Es también un homenaje a una película que no envejece, porque su misterio nunca se agota.

Con su habilidad para trazar hilos en el tiempo, para vincular lo en apariencia inconexo, Hilario no solo nos ayuda a entender mejor la película; nos recuerda que el arte, como la vida, no está para ser explicado, sino para ser explorado. Y en ese viaje, Hilario es un guía excepcional, capaz de transformar cualquier película, cualquier historia, en una aventura.