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10 de mayo de 2024

Imagen del video de 'Angry'

Imagen del video de 'Angry'

El 'autotune' en la nueva canción de Los Rolling Stones, ¿truco o trato?

Si el autotune se utilizó siempre para afinar la voz de las grabaciones o crear algún efecto, aquí se ha creado para dar felicidad con una legitimidad encantadora

En Helloween los niños disfrazados llaman a las casas y dicen: ¿Truco o trato? En el original en inglés es «trick or treat», que literalmente es «susto o regalo». En estos días han salido los Rolling Stones, esos niños, con su nueva canción, Angry, de la que algunos expertos en sonido han advertido del uso del ya antiguo autotune. Hubo alguien que dijo que la voz de Jagger parece pura (si es que puede llamarse pura a una máquina) Inteligencia Artificial, pero lo cierto es que suena tan joven que verdaderamente el timbre de Mick parece rejuvenecido.
Tan rejuvenecido como la propia canción, que es un homenaje al tiempo que no va con los británicos, el tiempo que con el juegan en una canción fastuosa, no porque sea estupendísima, pero sin embargo lo es porque es una reminiscencia, un compendio de todo lo que ha hecho grandes a los Stones y eso hay que celebrarlo. Uno escucha Angry y se siente renovado, como si volviera a otra época o como si esa época la hubieran traído de nuevo esos rockeros mágicos, inmortales, decididos a darle la vuelta a cualquier concepto.
Si el autotune se utilizó siempre para afinar la voz de las grabaciones o crear algún efecto, aquí se ha creado para dar felicidad con una legitimidad encantadora. ¿Quién iba a pensar que los Rolling volvería por sus fueros más de sesenta años después? Si el procesador de audio lo ha hecho posible o, en realidad, más posible, bienvenido sea, porque lo que se escucha y se ve en esa canción es a unos Rolling Stones jóvenes, cantándole a una chica joven.
Casi si no hubieran usado el autotune habría habido que pedírselo o lamentar que no lo hubieran usado. Angry es como si hubieran llamado al timbre la víspera de Todos los Santos y, al abrir, hubieran estado allí unos niños Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood, a los que por ese autotune contra el tiempo no queda más remedio que darles caramelos.
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