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Miguel Pérez Pichel
Leyendas del rockMiguel Pérez Pichel

El monumental lío que desató Paul McCartney por su costumbre de ir descalzo

Incluso cuando pretendieron ser minimalistas y sencillos, los Beatles desataron uno de los mayores debates de la historia por una simple decisión artística

Actualizada 04:30

Abbey Road, el último disco de los Beatles

Abbey Road, el último disco de los BeatlesMiguel Pérez Pichel

Abbey Road (1969), el undécimo y último álbum de los Beatles –con permiso de Let it be, que salió en 1970 pero se grabó antes– ha hecho correr ríos de tinta por diversos motivos.

Sobre los estrictamente musicales, todos los críticos coinciden en que este monumental disco es la cumbre de la carrera de la banda de Liverpool.

Tal vez por eso se separaron: junto con Let it be, difícilmente podrían superarse creativamente.

Ello unido a las rencillas, dimes y diretes, y demás ingredientes autodestructivos, la banda dio un concierto de despedida el 30 de enero de 1969 en la azotea de los estudios de Apple Records y se acabó. Fin de la historia.

Cuando unos meses después salió el álbum Let it be, los Beatles ya eran pasado. Un pasado glorioso de la música universal escrita en letras doradas –parafraseando a otro grande, Robert Plant–, pero pasado, al fin y al cabo.

El modo en que acabó el concierto en la azotea de Apple Corps es una metáfora perfecta del traumático final de la que tal vez sea la banda de rock más influyente –no necesariamente la mejor– de la historia.

Alertados por los vecinos, la policía irrumpió en la azotea y desalojó a Lenon, McCarteny, Ringo y George Harrison, que carecían de permiso para el concierto improvisado.

Pero volviendo al álbum Abbey Road y los motivos por los que tal vez es el más comentado, debatido y discutido de la discografía de los Beatles, el peculiar diseño gráfico de la cubierta sigue generando aún hoy más de un quebradero de cabeza.

La fotografía del disco –obra del fotógrafo Iain MacMillan– es de sobra conocida. John Lenon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison cruzan un paso de cebra en Abbey Road, frente a los estudios EMI donde estaban grabando, una mañana del 8 de agosto de 1969.

La portada del disco se ha convertido en todo un icono pop imitada hasta la saciedad y convertida en la imagen más identificable de los Beatles, gran paradoja si se tiene en cuenta que fue el disco con el que pusieron final a su carrera como grupo.

La sencillez es lo primero que destaca en un primer vistazo a la portada. Frente a las extravagancias barrocas de los diseños de portada de álbumes como Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, Revolver, o Yellow Submarine, la banda de Liverpool optaba por un diseño más minimalista, estrategia que volverían a repetir en el disco –este sí el último– Let it be.

Por tener, no tiene ni el nombre del disco ni figura el de los Beatles por ningún lado. El protagonismo absoluto es para los integrantes de la banda, sin elementos tipográficos que distraigan la atención.

La fotografía de portada iba a ser, en un principio, una imagen del Himalaya. Para obtenerla, la discográfica Apple Records incluso planificó un viaje a la cordillera para fotografiar a los integrantes de la banda.

El motivo es que el disco se iba a llamar en un primer momento Everest, algo que finalmente se descartó. Se optó entonces por el nombre Abbey Road con un diseño de cubierta menos rocambolesco.

Son varios los elementos de la portada que han protagonizado toda clase de debates. Empezando por los menos llamativos, encontramos en primer lugar un Volkswagen Escarabajo blanco con la matrícula LMW 281F.

¿Qué mensaje esconde su presencia? ¿Qué significa la portada? La respuesta es, en realidad, muy sencilla: nada. El Escarabajo pertenecía a un vecino y siempre lo aparcaba en el mismo sitio. Su presencia en la portada es pura casualidad.

No obstante, el descuido de no tapar la matrícula le trajo más de un disgusto a su dueño, que sufrió el robo del vehículo en varias ocasiones.

Un segundo elemento que puede pasar desapercibido pero que hace levantar la ceja a más de un fan de los Beatles es la presencia de un extraño junto al paso de cebra. Trajeado, mira distraído a los miembros de la banda. Parece no saber quienes son. ¿Quién es ese individuo?

El misterio fue motivo de grandes debates. Se trata de Paul Cole, un turista estadounidense de visita en Londres junto con su mujer que en ese momento conversaba con un policía al que no se ve en la fotografía.

Se enteró de que se había colado en el encuadre de los Beatles cuando salió el disco, que nunca quiso escuchar.

En cualquier caso, ni siquiera es el único que se coló en la imagen. En la acera de enfrente, un poco más alejados, hay un grupo de personas que conversan en apariencia ajenas a la presencia de los Beatles.

Por último, llega el gran misterio de la fotografía. ¿Qué diablos hace Paul McCartney descalzo?

Para aclararlo, primero observemos los atuendos y actitudes de los Beatles. John Lenon encabeza la comitiva. Vestido de traje blanco, manos en los bolsillos, actitud decidida y arrogante.

Le sigue un aparentemente despreocupado Ringo Starr, traje negro austero y paso también decidido, aunque sin esa pose de arrogancia que ostenta Lenon.

Detrás de él, aparece Paul. Traje gris, sin corbata, tiene un pitillo en la mano derecha y, como hemos dicho, camina descalzo.

Por último, cierra la banda George Harrison. Camisa y pantalones vaqueros, zapatillas blancas… Nada más que destacar. Tanto puede ser un Beatle grabando uno de los discos más grandes de la historia como un vecino que ha bajado a por el pan.

Otro elemento que a nadie se le ha pasado por alto: todos los Beatles caminan con el pie izquierdo adelantado, excepto McCartney, que va con el paso cambiado.

¿Son todos estos elementos fruto de la casualidad o es una escenografía preparada? La fotografía ha alimentado la demencial teoría de la conspiración de que Paul habría muerto años atrás en un accidente de tráfico y la banda ofrecía pistas de la verdad en su último disco en forma de cortejo fúnebre.

La explicación es mucho más aburrida. Los Beatles van vestidos como iban habitualmente. Eran extravagantes, excesivos y geniales siempre. Las 24 horas del día. Da igual que estuvieran grabando un disco o viendo un partido en su casa. Siempre eran los Beatles y ejercían como tal.

¿El tema de los pasos? La idea era que fueran coordinados con la misma pose cada uno en una franja blanca del paso de cebra. Paul simplemente erró el paso. La fotografía no es la única que se hizo ese día. Se hicieron varias, toda una serie con diferentes encuadres y poses, caminando de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Se eligió esa porque era la que mejor quedaba.

Por último, ¿y por qué no lleva zapatos Paul? Él mismo se encargó de explicarlo en una entrevista: era agosto, era verano, hacía calor y estaba grabando descalzo en el estudio. Bajó para la fotografía tal cual estaba, sin zapatos.

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