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Joaquín Sabina se despide de los grandes escenarios madrileños con un emotivo regreso a casa

Joaquín Sabina se despide de los grandes escenarios madrileños con un emotivo regreso a casaEFE

Joaquín Sabina se despide de los grandes escenarios madrileños con un emotivo regreso a casa: «¡Por fin en Madrid!»

El cantautor inicia en Madrid la recta final de su gira 'Hola y adiós', rindiendo homenaje a la ciudad que lo inspiró y acogió, en un concierto cargado de emoción, gratitud y grandes himnos

«¡Por fin en Madrid!», ha exclamado Joaquín Sabina este lunes al dar inicio al primero de los ocho conciertos que ofrecerá en el Movistar Arena como parte de su gira de despedida, Hola y adiós. Un reencuentro muy esperado con su público madrileño que marca, simbólicamente, su retirada de los grandes recintos y de las giras prolongadas, en una ciudad que —aunque no lo vio nacer— él siempre consideró su hogar definitivo.

Sabina (Úbeda, 1949), autor de una de las discografías más influyentes de la música en español, parece haber llegado al final del camino con el equipaje lleno de gratitud, vivencias y versos memorables. Consciente del peso de los años y los estragos de una salud delicada, el artista andaluz afronta esta despedida escénica con serenidad y emoción, tras décadas de carrera, éxitos y sobresaltos como la aparatosa caída sufrida en este mismo recinto en 2020.

La gira, que arrancó en América Latina con una acogida multitudinaria —especialmente en Buenos Aires, donde reunió a más de 100.000 personas en diez funciones—, comenzó su tramo español el pasado 1 de mayo. La expectación ha sido máxima: más de 200.000 entradas vendidas en menos de dos horas confirman el fervor que todavía despierta Sabina en su país.

En Madrid, la ciudad que inspiró muchas de sus canciones, y a escasos kilómetros de su domicilio, el Movistar Arena será su único escenario. Entre mayo y noviembre, el recinto acogerá ocho conciertos, el último de ellos el 30 de noviembre, en lo que se espera sea su despedida definitiva de los grandes directos en la capital.

El concierto inaugural comenzó con la proyección del videoclip El último vals, que dio paso a un estallido de aplausos con la aparición de Joan Manuel Serrat. Acto seguido, Sabina apareció en escena ataviado con su característico bombín blanco, más delgado, algo frágil, pero con la sonrisa intacta. A modo de regalo exclusivo para su ciudad, abrió la noche con Yo me bajo en Atocha, cuyas letras cobraron más significado que nunca. «Madrid no es donde nací, pero sí donde elegí vivir y a la que debo todo lo que soy», dijo.

A lo largo de la velada, Sabina no escatimó en elogios a un público que lo conmovió especialmente al corear Calle Melancolía. «En ningún sitio lo han cantado tan emocionantemente como en mi Madrid, después de 32 conciertos», confesó, visiblemente afectado.

El recital transcurrió como una celebración íntima y colectiva. Acompañado por su banda de confianza —Mara Barros, Jaime Asúa y Antonio García de Diego, entre otros—, el jienense repasó las distintas etapas de su trayectoria, desde Inventario (1978) hasta Lo niego todo (2017), con especial atención a 19 días y 500 noches (1999), uno de sus discos más emblemáticos.

Entre canción y canción, Sabina alternó la voz principal con sus músicos. Cedió protagonismo a Barros en Camas vacías, a Asúa en Pacto entre caballeros y a García de Diego en La canción más hermosa del mundo. Aunque actuó sentado en todo momento y se ausentó brevemente en dos ocasiones, el alma del concierto permaneció intacta, como también su capacidad de emocionar.

Sonaron clásicos como Peces de ciudad, Por el bulevar de los sueños rotos, Una canción para la Magdalena o ¿Quién me ha robado el mes de abril?. Y ya hacia el final, el público celebró Y sin embargo, precedida por la copla Y sin embargo te quiero, y las festivas Noches de boda y Y nos dieron las diez. En los bises, no faltaron Contigo y Princesa, dos himnos que cerraron una noche memorable.

Antes de despedirse, Sabina agradeció con humildad el calor del público: «Ha sido un enorme placer volver a Madrid y cantar con ustedes». Aunque aún le restan fechas dentro de esta gira, la emoción en sus palabras dejaba entrever que esta serie de conciertos en Madrid marcará, sin duda, uno de los capítulos más importantes de su despedida.

Como canta en su emblemática Tan joven y tan viejo: «Así que, de momento, nada de adiós, muchachos». Y, al menos por ahora, Sabina sigue diciendo adiós con la voz, pero sin cerrar del todo la puerta.

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