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20 de abril de 2024

El uruguayo sentencia al Barça con una asistencia y un gol

El uruguayo sentencia al Barça con una asistencia y un golAFP

Suárez culmina su venganza y hunde al Barça

El uruguayo dio el primer gol a Lemar y anotó el segundo tanto que deja tocado y hundido a su exequipo

El fútbol recuperaba su sonido ante el gran partido de la jornada. 66.000 gargantas colchoneras-con mascarilla- recuperaban la normalidad. El fútbol recuperaba su normalidad. Ronald Koeman lo veía desde el palco con la intranquilidad de un entrenador al que acaban de ratificar unas horas antes. La situación que vive el Barcelona le obligaba a agarrarse a cualquier cosa, y de ahí que repitiera esquema de juego y misma indumentaria, color lila, que ante el Levante donde cuajó su última victoria.
La batalla se ganaría en el mediocampo. Simeone puso a sus hombres más técnicos y experimentados, Lemar, Koke y Rodrigo de Paul, mientras que Koeman apostó por las estrellas del futuro que están cuajando un gran presente y que, ante situaciones como esta, lo dan todo en el campo: Gavi, recién estrenada convocatoria con la selección nacional, y Nico.
El Barça salió con ganas de quitarse en el césped el aroma de funeral que se había dibujado en las últimas horas. Los dos primeros ataques del partido los firmaron los culés y ambos vinieron por la banda izquierda, donde Sergiño Dest desplegaba todo su repertorio físico y técnico. Pero arriba no conectaba con la delantera. Asistía a los fallos en el área un Jan Oblak que respiraba por no divisar en su área, por primera vez desde que llegó a España, a Leo Messi.
Respondió Lemar, en el minuto 8, con un disparo raso y seco que combinó gracias al pase de Marcos Llorente, sacrificado una vez más en banda. El Barcelona seguía subiendo líneas y aumentaba su presión con y sin balón, obligando a los rojiblancos a regalar la pelota.
A Lemar le siguió Joao Félix, a los 16 minutos, con la ocasión más clara hasta el momento del partido. Los catalanes eran incapaces de parar al portugués, al que se le vía especialmente motivado ante el equipo que soñó este verano con tenerlo en sus filas.
El todavía entrenador culé vio el partido desde un palco

El todavía entrenador culé vio el partido desde un palcoAFP

Cumplido el 23 de juego, de nuevo Joao Felix inició,  Luis Suárez asistió a un Lemar que limpió la escuadra izquierda de Ter Stegen. Los colchoneros celebraban el gol mientras Piqué y Busquets escenificaban la impotencia blaugrana con una discusión.
El Barcelona volvía a escenificar los fantasmas de Lisboa. Dominaba el partido, pero su debilidad atrás le convertía en un equipo con mandíbula de cristal.
Pudo ser peor en el minuto 27 cuando Suárez perdonó literalmente a su exequipo fallando una ocasión de las que nunca suele fallar. Delante del portero la echó fuera inexplicablemente.
Sin embargo, antes del descanso, el uruguayo  no perdonó y  culminó la venganza ante su exequipo y su extrenador. Anotó un gol tras recibir un pase de Lemar, esperó y disparó de forma precisa para ajustar  su disparo a la red. Pidió perdón para dejar, después, una imagen para el recuerdo donde escenificaba una llamada telefónica. Quién sabe si se acordaba de la llamada que le hizo Koeman al uruguayo abriéndole la puerta de salida.
El uruguayo festejó de esta forma su gol ante su exequipo

El uruguayo festejó de esta forma su gol ante su exequipoEFE

En la segunda parte no fue hasta el minuto 59 el Barcelona fue capaz de tirar a puerta por primera vez. Ponía así fin a 230 minutos sin tirar entre los tres palos. Dos partidos consecutivos y 59 minutos de este. Un equipo que sin Leo Messi parece habérsele olvidado pisar el área rival
En el 62 salió Ansu Fati que no pudo hacer nada más que observar como este Barca es lo contrario a lo que vio cuando llegó a la Ciudad Condal
Ocho minutos después llegó otro de los momentos más esperados de la noche: la entrada de Griezmann, quien quería también apuntarse a la fiesta de la venganza. Sustituyó a Suárez que se fue ovacionado por la grada. Sin embargo, 'El Principito' sigue sin recibir la aprobación del respetable ni en partidos como el de hoy. El Atlético no apretó, se sentía cómodo dominando el juego y transmitiendo la idea de que no querer hacer sangre. El resultado no cambió, como tampoco ha cambiado nada desde que se fue Bartomeu y llegó Laporta
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