Cullen Jones, Jason Lezak, Michael Phelps y Garrett Weber-Gale con la medalla de oro en el 4x100 libre de Pekín 2008
Jason Lezak, el nadador más rápido de la historia cuyo récord no figura en ningún registro
Medalla de bronce individual en los 100 libre de Pekín 2008, fue la última posta del histórico relevo estadounidense que batió al campeón olímpico francés tras remontarle un cuerpo de desventaja
Michael Phelps, el mejor nadador de todos los tiempos, se hallaba en el ínterin de su gran objetivo: superar las siete medallas de oro de Mark Spitz en los Juegos de Múnich de 1972. Esta era una de las pruebas que no dependían exclusivamente de él. El 4 x 100 libre era, además, uno de los obstáculos más difíciles de salvar. El equipo francés era el favorito con cuatro nadadores extraordinarios: Amaury Leveaux, Fabien Gilot, Frederick Bousquet y Alain Bernard.
El propio Bernard, a la postre campeón olímpico en aquellos 100 individuales, preguntado por la final de relevos, dijo: «¿Los americanos? Vamos a machacarlos. Ese es el motivo por el cual estamos aquí». Los estadounidenses formaron con Phelps, Garrett Weber-Gale, Cullen Jones y Jason Lezak, un conjunto de enormes especialistas que desafiaba un centímetro por debajo el poderío y el favoritismo de los galos.
Phelps en primer lugar
Su estrategia pasó por lanzar a Phelps en primer lugar, conseguir la mayor ventaja posible y después resistir el ataque de Gilot, Bousquet y, sobre todo, Bernard. El de Baltimore, como The Wire, cubrió su distancia en segunda posición tras el australiano Eamon Sullivan. Weber-Gale le dio el liderato provisional a Estados Unidos en el segundo relevo que Cullen Jones no pudo mantener frente a los 46.63 segundos (récord mundial oficioso) que marcó Bousquet en la tercera posta, y que ponían en bandeja la victoria para Francia y su último y mejor relevista, Alain Bernard.
Por Estados Unidos, Lezak, el más veterano del equipo estadounidense, saltó a la piscina más de medio segundo (un cuerpo entero) por detrás del francés, con los australianos en tercera posición. Michael Klim fue la última bala de los aussies, que perdieron toda opción de victoria en los dos últimos largos. Las 59 centésimas de ventaja de Bernard sobre Lezak se convirtieron en 82 en el último viraje. Faltaban poco más de veinte segundos para la victoria irremediable de Francia.
Pareció que Bernard ganaría. Que Lezak no podría sobrepasar la largura imposible de sus brazos...
Fue a partir de los últimos treinta metros cuando pareció que Lezak se acercaba al todopoderoso Bernard, que remedaba a Michael Gross, «el albatros», con la envergadura de sus poderosos brazos. Jason parecía pegado a la estela de Alain, quien parecía desesperarse, milésima a milésima de segundo, brazada tras brazada. Lezak iba en volandas a rebufo de Bernard, con un ritmo constante, casi diabólico, a plena potencia, mientras que a Bernard parecía pesarle el americano, como un lastre.
Aún así, pareció que Bernard ganaría. Que Lezak no podría sobrepasar definitivamente la largura imposible de sus brazos, pero fue como si se revolviese. Un último esfuerzo, una revolución de espuma, como la de una batidora humana, le dio la increíble victoria por solo ocho centésimas a Estados Unidos, que Phelps celebraba fuera de la piscina desgañitándose de pura furia descontrolada.
Phelps y Weber-Gale celebran el triunfo de EE.UU en los 4x100 libre de Pekín 2008
Aquel triunfo significó el récord del mundo de la prueba, la octava medalla de oro de Michael Phelps y otra plusmarca casi desconocida: los 46,06 segundos empleados por Jason Lezak, de 33 años, en recorrer aquellos cien metros para la gloria. El récord del mundo que no aparece en ningún registro, pues no se contabilizan los tiempos individuales en las pruebas de relevos, 85 centésimas por debajo del récord oficial (46,91) del brasileño César Cielo.
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