
Las jugadoras de la selección española de pelota, Arai Lejardi y Erika Mugartegui, en el centro de la imagen
Lejardi y Mugartegui, las pelotaris vizcaínas a las que el público vasco silbó por jugar con España
Las dos pelotaris nacidas en Marquina-Jeméin dieron la sorpresa, vencieron en la final de la I Liga de Naciones a Elaia Gojenola y Maia Goikoetxea y escucharon, con gran orgullo, el himno nacional en lo más alto del podio
La peligrosa vía que ha abierto el Gobierno tras permitir que España y País Vasco se enfrenten en pelota
El pasado 4 de junio apuntaba a ser uno de esos días inolvidables para Euskadi. Por primera vez en la historia, España y el País Vasco, que participó como selección independiente, se vieron las caras en el partido inaugural de la I Liga de Naciones, que se disputó en el frontón Jai Alai de Guernica y fue el primer choque oficial entre ambas selecciones desde la incorporación de la Federación Vasca como miembro de pleno derecho de la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV), reconocimiento que tuvo lugar en diciembre de 2024.
Todo estaba preparado y casi todo el mundo daba por hecho que la selección del País Vasco iba a acabar saliendo victoriosa, pero el plan saltó por los aires y, finalmente, fue España la que acabó celebrando, contra todo pronóstico, el triunfo final. Así que lo que en un principio se planeó como una reivindicación separatistas (facilitada por las cesiones del Gobierno al PNV) acabó en pesadilla para la selección vasca y parte del público presente en el frontón Jai Alai de Guernica, que acabó pitando el himno español.
La 'culpa' de todo ello la tuvieron Arai Lejardi y Erika Mugartegui. Las dos pelotaris nacidas en Marquina-Jeméin, localidad vizcaína en la que se encuentra la universidad de la pelota y en la que el 50 % de sus habitantes votaron a Bildu en las últimas elecciones, dieron la sorpresa y se impusieron en la gran final a Elaia Gojenola y Maia Goikoetxea, que eligieron representar a Euskadi, por dos sets a cero (15-5 y 15-7) en la modalidad de cesta punta, en la que la pareja ganadora son las actuales campeonas del mundo.
Lejardi y Mugartegui tuvieron la valentía de representar a España en un pueblo en el que se cometió uno de los peores atentados de ETA en 1980, año en el que miembros del Comando Éibar asesinaron a quemarropa a cuatro agentes de la Guardia Civil. Y esa apuesta les salió de maravilla. Sorprendieron a todo el público vasco presente en el frontón Jai Alai de Guernica con unos lanzamientos potentísimos por encima de los 140 km/h y se mostraron orgullosas por vestir los colores de la bandera nacional.
La decisión de Lejardi y Mugartegui ha sido puramente familiar. Gorka y Lur, hermanos de Erika y Arai, también representan a la selección española de pelota y por esa misma razón las dos protagonistas optaron por competir con los colores de España. Querían emprender el mismo camino que sus familiares más cercanos y hacer historia en una disciplina deportiva con gran tradición en el País Vasco (Vizcaya, Guipúzcoa y Álava) y Navarra, y en el que se ha producido este suceso tan polémico, como es que Euskadi haya sido aceptada como selección independiente, lo que responde a una de las múltiples cesiones que el Gobierno de España pactó con el PNV a cambio de facilitar la investidura de Pedro Sánchez.
«Esto es deporte y no política. Nuestros hijos quieren jugar. La selección española les aseguraba que iban a enfrentarse contra los mejores, mientras que con la vasca era una preselección en la que se tenían que ganar el puesto», explicaron los padres de Arai y Erika en una entrevista en el Diario Vasco.
Así las cosas, Arai Lejardi y Erika Mugartegui consiguieron llevarse la victoria final, subieron a lo más alto del podio y escucharon, con gran orgullo el himno de España, que fue silbado por el público vasco presente en las gradas del frontón Jai Alai de Guernica.
Cabe recordar que toda esta polémica surgió en diciembre del año pasado, mes en el que la Federación Internacional de Pelota admitió al País Vasco como selección independiente. Esta decisión, como es lógico, generó malestar en el entorno de la Federación Española, que decidió recurrir la admisión ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que aún no ha emitido su veredicto definitivo.