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29 de marzo de 2024

Ansu Fati en su último partido contra el Athletic

Ansu Fati en su último partido contra el AthleticEFE

Ansu Fati y el interminable cruce de caminos de una cortísima carrera

El joven jugador azulgrana ha decidido no operarse de su nueva lesión en el tendón del bíceps femoral pese a las recomendaciones de los médicos del club

Hablar de los 19 años de Ansu Fati sería hablar de un jardín floreciente para el Barcelona sino fuera por una rodilla y un tendón. Como gusanos que infestan la planta y malogran la cosecha. No es una historia nueva. Ni en la vida, ni en el fútbol. Ni en el joven Ansu. 
Siendo cadete estuvo un año completo sin jugar debido a una lesión en la tibia y el peroné. Demasiado para un chico joven, para un niño, pero no suficiente para frenarlo. Quizá de aquel prematuro contratiempo físico sacó la fuerza que hoy le sostiene. Casi trescientos días sin jugar tras el estallido del jugador, cuatro intervenciones mediante por una rotura de menisco, podían ser terreno conocido para el talento guineano.
Pero los problemas físicos han vuelto como los fantasmas de Poltergeist. Ansu contempla la nieve de un televisor sin señal como la niña protagonista. La debilidad intrínseca y la frustración, mayor aún por el talento por desarrollar, asomado, latente, pero no establecido. Y con grave riesgo de no establecerse nunca. 
El obstáculo es ahora el tendón del bíceps femoral. Ansu ha decidido no operarse pese a las recomendaciones médicas. Ansu Fati ha sufrido mucho en el quirófano y no quiere volver. Es el niño que recuerda la aguja de la inyección. Una tras otra. El difícil camino de salir de la sala de operaciones para volver a entrar, y salir y entrar de nuevo, y hasta otra vez más.

«Nunca me rendiré»

Ansu es «el chico radiante», como escribió el crítico de arte René Ricard en la revista Art Forum de aquel Basquiat que se iniciaba en el arte neoyorquino en los ochenta después de hacerse famoso con los grafittis, de quien todos los que le conocen señalan su personalidad por encima de su notoria habilidad. 
Como el joven Jean Michel, que fue a entregarle pequeñas postales pintadas por él a Andy Warhol hasta convertirse en su amigo y hasta más famoso que él, Ansu tiene ese carácter y esa confianza frente a la adversidad que es como dormir en la calle del fútbol: «¡Por desgracia me está tocando vivir la peor parte del fútbol, pero nunca me rendiré!». Y lo ha dicho después de acabar de recuperarse de otra lesión muscular tras otros dos meses parado.
«El doctor Pruna me dijo que estaba para jugar media hora. La prórroga nos trastocó los planes», dijo Xavi, el entrenador del Barcelona, tras la última lesión del jugador. «Es una pena. Estamos tristes porque lo hemos intentado cuidar mucho y se ha vuelto a lesionar. Es parte del fútbol», añadió. 
Parte del fútbol y de la vida y del joven Ansu, que no quiere volver a operarse. Esto es también la personalidad, la decisión, la confianza en sí mismo contra un panorama de cuatro a seis meses en el caso de volver a abrir. Fati ha elegido un camino, de nuevo herido de gravedad en el cruce. Ojalá sea el correcto.
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