El PSG y Luis Enrique enseñan las costuras del Real Madrid y le echan del Mundial de Clubes

Hay veces que el problema está localizado pero no hay forma de ponerle solución. Lo que le pasó al Real Madrid ante el PSG es una gran demostración de ello porque presentarse ante el campeón de Europa con la defensa que costó tantos disgustos la temporada pasada no podía acabar de otra forma que no fuese en goleada, 4-0. Ha construido Luis Enrique una máquina perfecta y ahora mismo parece imposible que alguien pueda frenarla.

Aplastó en la primera parte, supo defenderse sin sufrir en absoluto en la segunda y ya tiene su pase a la final del Mundial de Clubes. Realmente no hubo partido, en la previa la expectación fue enorme pero a la hora de la verdad solo hubo un equipo sobre el césped. Tiene mucho trabajo por delante Xabi Alonso para poder competir ante el que ahora mismo es el mejor equipo del mundo. Llegó al torneo como claro favorito y ya está en la final.

Un billete que sacó gustándose desde el principio. Echó a rodar el balón y no tardamos nada en ver que Real Madrid y PSG jugaban a dos velocidades distintas. Los hombres de Xabi Alonso, con una defensa de circunstancias por las bajas de Huijsen y Alexander-Arnold (los dos fichajes para este torneo), trataban de que el ritmo fuese bajo mientras que el conjunto parisino salió a morder y a no dejar pensar a los hombres de blanco.

De ahí que no tardaran nada en llegar los acercamientos del PSG. Primero con un centrochut de Kvaratskhelia que se marchó al lateral de la red y después obligando a Courtois a hacer dos milagros. Primero le sacó una mano tremenda a Fabián, que lo intentó con un disparo al palo largo desde fuera del área y un minuto después tuvo que hacer un paradón imposible a un disparo a bocajarro de Doué. Atacaba el PSG a un Real Madrid al que le temblaban las piernas.

Errores groseros en defensa

Venía avisando el PSG y el Madrid, en vez de aprovecharse de que se había librado de encajar, se encargó de regalarle el gol al actual campeón de Europa. Recibió Asencio una pelota dentro del área, sin nadie que le presionara, pero controló mal y le regaló el balón a Dembélé, que intentó regatear a Courtois, pero le derrumbó el belga haciendo penalti, aunque no fue necesario señalarlo porque el rechace lo cogió Fabián para mandar el balón al fondo de una portería vacía.

Intentó inmediatamente después reaccionar el Real Madrid por medio de Gonzalo, pero tras fallar esa ocasión le regaló al PSG el segundo gol. Esta vez fue Rüdiger, tras intentar un despeje pero golpear al aire, el que permitió que Dembélé se presentara solo ante Courtois en el mano a mano para definir a placer con un golpeo magnífico y dejar muy tocado al Madrid en solo 10 minutos.

Ni tener dos goles de ventaja frenó a los muchachos de Luis Enrique, que querían hacer sangre de un Real Madrid noqueado. No sabían los merengues como incomodar al PSG, que además tenía el balón en su dominio constantemente. Se la jugaba por tanto el Madrid a cazar alguna contra, pero precisamente en el poco rato que tuvo el balón fueron los parisinos los que le pillaron al contragolpe para que Fabián consiguiera el segundo en su cuenta particular y el tercero de su equipo.

Nada le salía al Madrid que incluso vio como Kvaratskhelia tuvo el cuarto en sus botas, aunque la pelota se marchó rozando el palo. También estuvo cerca Nuno Mendes en el descuento obligando a Courtois a una nueva intervención para dejar con algo de vida a los suyos. Pedía a gritos el entretiempo el conjunto blanco para resetear la cabeza y buscar la heroica.

El Madrid lo intentó

Quiso el Madrid que la película cambiara algo en la segunda parte, pero poco pudo hacer. Nada más empezar se libró del cuarto porque el gol de Doué se anuló por fuera de juego de Dembélé al inicio de la jugada. Aun así fue una muestra de que las contras podían matar a los merengues, volcados al ataque. Unas ofensivas que fueron estériles, sin ocasiones claras y sin nadie que se echara el equipo a la espalda.

Es más, no podía acabar de otra manera que no fuese un contragolpe del PSG para hurgar más en la herida. Lo comandó el incombustible Hakimi y lo mandó al fondo de la red Gonçalo Ramos, que se lo dedicó a Diogo Jota. El PSG, justo finalista.