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Joan Laporta está perdiendo credibilidad como presidente del Barça

Joan Laporta está perdiendo credibilidad como presidente del BarçaEuropa Press

El problema invisible de Laporta que le podría costar las elecciones

Joan Laporta está viviendo uno de los mandatos más complejos que se recuerdan en toda la historia del Barcelona por mucho que se empeñe en darle la vuelta a la situación y decir que todo va bien. Es una realidad irrefutable y es la concepción que se tiene de puertas para afuera.

Los socios del Barça se están empezando a cansar de Laporta. Desde que regresó a la presidencia del conjunto azulgrana en marzo de 2021, el segundo mandato del máximo dirigente culé se está caracterizando por la mentira constante y el engaño al socio, al cual le está vendiendo una realidad inexistente con el único objetivo de quedar bien y conseguir que se le vea con buenos ojos cuando, en realidad, las cosas no están saliendo tal y como estaban previstas.

La primera decepción fue la no renovación de Messi. Una de sus promesas electorales era convencer al astro argentino para seguir en el Barça y, de hecho, llegó a abrazar a un maniquí con la camiseta del rosarino. ¿Resultado final? Leo se fue por la puerta de atrás y acabó en el PSG.

La segunda gran problemática ha tenido que ver con las obras del Camp Nou. El nuevo estadio también formó parte de su programa electoral y en el último año ha prometido hasta cuatro veces que se iba a poder volver a jugar en el coliseo azulgrana cuando ni siquiera recibió el visto bueno del Ayuntamiento, que es quien da las licencias y permite que se hagan obras dentro de la Ciudad Condal.

Y la tercera polémica corresponde a todas las veces que Laporta ha dicho que se iba a poder fichar e inscribir jugadores cuando la situación económica era la que era. El ejemplo más notorio ha sido el de Nico Williams en clave futbolística y el tener que recurrir al CSD para poder contar con Dani Olmo y Pau Víctor.

Sin embargo, ha habido más polémicas en estos más de cuatro años de mandato. Los problemas se le están acumulando a Laporta, pero hay uno (del que muy poca gente habla) que le podría acabar costando la reelección en los comicios presidenciales que se celebran el año que viene.

Ese problema invisible tiene que ver con que el Barça es un club polideportivo. Y eso, lejos de ser una ventaja, le está generando muchos dolores de cabeza a Joan Laporta. El único área que le está funcionando al conjunto azulgrana es el fútbol (tanto el equipo masculino como el femenino). Porque con el resto de secciones, el Barça sale claramente perdiendo y está teniendo que hacer una inversión que, a la larga, no le beneficia.

El baloncesto, el fútbol sala, el hockey y el balonmano le genera pérdidas al Barcelona y eso es algo que el socio va a tener en cuenta cuando le toque hacer balance y haya que evaluar la gestión de Laporta como presidente del conjunto azulgrana.

El socio es soberano y cuando llegue el momento se va a encargar de recordárselo a Laporta. Están en su derecho de hacerlo y no tienen por qué ocultarlo. Con el paso de los años, el contar con tantos equipos en distintas disciplinas está suponiendo una ruina para un club que no está, ni mucho menos, en una situación próspera.

El Barcelona paga un peaje muy caro económicamente por ser un club deportivo. Esto a algunos les puede resultar una afirmación contundente, pero, en el fondo, es una realidad. Porque el fair play financiero que tantos dolores de cabeza le está generando al Barça en el fútbol también está presente en las otras cuatro áreas en las que el club azulgrana tiene equipos.

El gasto en salarios de las secciones computa a la hora de definir el límite de cada equipo y el Barça parte con una clara desventaja en ese sentido cada vez que juega competiciones europeas, donde ha perdido todo el caché que tenía antaño. En España todo es más sencillo, pero cuando toca salir de Barcelona a cualquier punto del Viejo Continente los problemas se agudizan aún más.

Joan Laporta siempre defendió que es bueno para el Barça ser un club deportivo. Sin embargo, los más críticos le dejaron claro al presidente culé que eso iba a acabar por perjudicar al club. Y el tiempo se ha encargado de demostrar que los detractores del presidente barcelonista tenían razón.

En definitiva, sacando la calculadora, la visión polideportiva le supone al Barça un agujero económico de 32 millones de euros. Lo único que le genera más beneficios que perjuicios al club es el equipo de fútbol femenino. Es, junto al equipo masculino, la única sección sostenible. Ingresa 19,1 millones de euros y restando los gastos en personal y de explotación, a la entidad le queda un beneficio de 217.000 euros, que, con el paso de los años, va a ir a más.

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