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Estado de las obras en el Camp Nou

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Del retraso del Camp Nou al esperpento de la gira japonesa: el verano de sobresaltos del FC Barcelona

El FC Barcelona está viviendo un verano para olvidar y que, sobre todo, se ha agudizado a lo largo de este mes de julio. La sensación de descontrol que hay dentro del club es evidente y se ha llegado a un punto en el que no es para nada descabellado pensar que a Joan Laporta y su junta directiva se le está yendo todo de las manos.

Todo ese aire fresco que vino al término de la pasada temporada, donde el Barça ganó el triplete nacional, se ha aplacado por completo en tan solo unas semanas, periodo de tiempo en el que la credibilidad del proyecto ha quedado más en entredicho que nunca.

Al socio culé se le está empezando a acabar la paciencia con Joan Laporta y la lista de problemas que han surgido durante este mes de julio le pueden costar la reelección al presidente barcelonista, que acaba el actual mandato el 30 de junio de 2026, en las próximas elecciones.

Empecemos por la situación financiera. El Barça lleva varios veranos haciendo encaje de bolillos para cuadrar sus cuentas y en este 2025 está volviendo a tener problemas con la venta de los famosos palcos VIP del Camp Nou, que le reportarían al club azulgrana una cantidad de dinero suficiente como para poder acogerse a la regla 1:1 del control económico, algo fundamental a la hora de hacer fichajes y, sobre todo, para poder inscribirlos.

La venta de los palcos VIP se antoja fundamental para el Barça. El problema es que, de momento, no ha encontrado ningún comprador y no parece que la situación se vaya a solucionar a corto plazo. El club azulgrana no ofrece las garantías suficientes y mientras no haya nada en firme nadie va a querer arriesgarse con algo que, a día de hoy, ni siquiera existe.

La vuelta al Camp Nou le está generando muchos dolores de cabeza a Laporta. Se ha convertido en la piedra en el zapato del presidente barcelonista y ya han sido cuatro las veces que ha prometido un regreso cuando el estadio no tenía ni siquiera el OK del Ayuntamiento. El consistorio es quien regula todos aquellos proyectos que se llevan a cabo dentro de los límites de la Ciudad Condal y sin un visto bueno no hay nada que hacer. Y en ese sentido, el Barça ha tenido que trasladar el Joan Gamper del próximo 10 de agosto al estadio Johan Cruyff, donde se enfrentará al Como de Cesc Fábregas.

Sin embargo, lo que es más llamativo es que Joan Laporta no se está atreviendo a reclamarle a Limak los 200 millones que le debe por todo el retraso acumulado en las obras del feudo azulgrana con tal de no alterar las relaciones institucionales.

Pero el tema no acaba ahí. Porque durante el séptimo mes del año se conoció que la UEFA sancionó al Barça con una multa de hasta 60 millones de euros por incumplir ciertos requerimientos financieros impuestos por el máximo organismo del fútbol europeo.

Una gestión deportiva surrealista

La gestión deportiva se ha convertido en otra de los grandes problemáticas que le está tocando afrontar al Barcelona. Por segundo año consecutivo, el conjunto culé se quedó sin la posibilidad de fichar a Nico Williams y el extremo del Athletic utilizó las tentativas del Barça para conseguir una mejora contractual con la entidad de San Mamés, que le renovó hasta 2035 y subió su cláusula de rescisión un 50 %.

Con la negativa de Nico Williams, al Barça no le quedó otra que activar los planes secundarios y tras no lograr convencer ni a Luis Díaz ni a Rafael Leao acabó trayendo a Marcus Rashford, la cuarta opción, y al que todavía no sabe si va a poder inscribir por no estar dentro de la regla 1:1.

Eso mismo sucede con Joan García. El guardameta de Sallent llegó al Barça por 25 millones procedente del Espanyol, el eterno rival del conjunto azulgrana, y depende de lo que haga Ter Stegen, que no se quiere ir del club y al que renovaron hasta 2028 con una ficha elevadísima, con su maltrecha espalda para ver si el Barça puede aprovechar el 80 % de la misma e inscribir a Joan García.

El esperpento de la gira japonesa

Y lo último dentro de este mes de julio para olvidar ha sido el problema que ha tenido el Barcelona con una gira japonesa que tenía cerrada desde hace meses y que, a priori, se iba a desarrollar con cierta normalidad.

El conjunto azulgrana tenía previsto viajar al Imperio del Sol Naciente para disputar un amistoso de pretemporada contra el Vissel Kobe. Estaba todo organizado y programado hasta que el Barça decidió cancelarla al considerar que Yasuda Group, la empresa promotora de la gira, no había cumplido con una serie de condiciones que figuraban en el contrato.

No obstante, menos de 24 horas después, el club anunció que finalmente sí iba a viajar a Japón tras arreglar las desavenencias pendientes. Rakuten jugó un papel capital en este proceso y el club presidido por Joan Laporta acabó subiéndose al avión que le transportará hacia allí para disputar el partido frente al Vissel Kobe este fin de semana y, posteriormente, volar hasta Corea del Sur para medirse al FC Seoul el 31 de julio y el Daegu FC el 4 de agosto.

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