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Lamine Yamal junto a Hansi Flick en un partido de Champions esta temporada

Lamine Yamal junto a Hansi Flick en un partido de Champions esta temporada(EPA) EFE

El enfado en el Barça con Lamine Yamal: siete jugadores se indignaron con él y Flick tuvo que intervenir

Estadio Santiago Bernabéu. El clásico. Lamine Yamal manifiesta que el Real Madrid «roba» unos días antes del partido y sus compañeros están que trinan. El Barcelona no está boyante y el '10' azulgrana, inoportuno, ha movido el avispero del madridismo. No sentó bien esto al vestuario del Barça y varios de ellos ya apenas hablaban con Lamine. Lo desmentirán hoy, como es habitual, pero hemos visto y leído los mensajes de los implicados con personas que trabajan con el Barcelona.

Hubo otros dos testigos: una persona ligada a otro club español y a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y un inversor de los profesionales del fútbol. Y lo más importante: teníamos información del conflicto interno y todo se confirmó con datos y señales que aumentaron la gravedad de una crisis que todavía hoy sigue sin solucionarse. Este es el relato de la crisis.

Hay siete jugadores azulgranas que no se hablaban con Lamine hasta hace unos días. Flick ha ido apagando fuegos y algunos ya le dirigen la palabra, pero quedan demasiados rescoldos. Pedri, De Jong, Koundé y otros compañeros de la plantilla no cruzaban palabra con delantero español desde hace tiempo. Con ese ambiente llegaron al Bernabéu hace diez días. Y en el clásico el divorcio se hizo real. Se ejecutó.

Esos futbolistas no le pasaban el balón a Lamine Yamal frente al Real Madrid. Flick conocía la situación. Y tomó medidas en el segundo tiempo. Tras una primera parte en la que el de Rocafonda no recibía el balón y estuvo abandonado, el entrenador optó por colocar a Lamine Yamal en el centro del campo para que repartiera el juego y entrara en acción, aunque el pubis no le dejaba esprintar. Suyo fue el centro que Koundé no pudo cazar y que significó la única ocasión para empatar un clásico que los azulgrana afrontaron mal y jugaron peor.

Lamine no entraba en razón

Ahora hablamos de los argumentos de un conflicto que fue creciendo a lo largo de tres meses y que se hizo evidente en el estadio madridista. Lamine Yamal se exponía en todos los ámbitos desde hace muchos meses y eso no gustaba ni al club ni a la plantilla. Cumpleaños extravagante, presentaciones, actos, vídeos de su actividad constante lejos del balompié. Por fuera se decía que es muy joven y que tiene libertad para hacerlo. Mientras rinda. Laporta y otras personas de la entidad intentaban taparle, justificarle.

Por dentro, en el Barcelona, no gustaba nada. El argumento es determinante: esa exposición pública ha cercenado muchas carreras, acaba paulatinamente con el rendimiento de un futbolista. En el club y en el barcelonismo externo se analizaba una realidad muy clara que es un lema del fútbol: el jugador que es noticia periódica por sus movimientos fuera del campo nunca llega a ser una figura dentro del campo. El futbolista que es carne de prensa es devorado por el personaje que crea esa misma prensa. Por ese camino iba Lamine. ¿O continúa yendo?

Lamine Yamal, durante el partido ante el Elche

Lamine Yamal, durante el partido ante el ElcheEuropa Press

Los veteranos de la plantilla comenzaron a decirle que no hiciera tantas cosas fuera porque cuando hubiera dos resultados malos todos esos actos públicos y publicados serían un bumerán en su contra. Le señalaron que eso le pasaría factura y lo que es peor, y que es la madre de este cordero: por su culpa le pasaría factura a todo el equipo. Le razonaron que todo su comportamiento afectaría al Barcelona como grupo, pues las críticas serían muy duras contra él y perjudicarían al plantel, pues los palos caerían, y han caído, a diestro y siniestro.

Así ha sucedido. Su dolencia de pubis fue el remate y el preludio de lo que iba a ocurrir. El fútbol, la lesión y los imponderables que siempre rodean a este negocio le han dejado claro al delantero hispanomarroquí que así funciona el fútbol. En cuanto perdiera, en cuanto no jugara bien, Lamine Yamal sería criticado por salir siempre a la calle.

Procede un ambiente distinto

Hansi Flick también manifestaba externamente que no pasaba nada con Lamine Yamal, que es joven, pero en su fuero interno estaba muy preocupado porque sabe muy bien que un futbolista que siempre está saliendo a la calle con exposiciones públicas no va a llegar a lo más alto. Y se sintió decepcionado al constatar que el chico continuaba acudiendo a saraos y grabando sus actuaciones externas mientras estaba lesionado de pubis.

La clave es que Lamine, nacido en Esplugas, procede de un ambiente muy distinto. Su padre nos da una pincelada de lo que es su mundo. Sus amistades son diferentes. Chicos que salen juntos en pandilla, donde el grupúsculo está por encima de ti. El punto fundamental de esta situación es que hay un mensaje que no le han dado o que el muchacho no ha querido escuchar: Lamine ya no puede ser lo mismo que sus amigos y ya no puede hacer lo mismo que ellos. Debe apartarse de una forma de vida que no le conviene.

Lamine Yamal, en el Brujas - Barcelona del pasado miércoles

Lamine Yamal, en el Brujas - Barcelona del pasado miércolesEuropa Press

Flick está soportando mucha presión con este conflicto que ha revolucionado su plantilla. Los resultados y las dudas deportivas han aumentado esa presión. Y está decepcionado porque Laporta no ha hecho nada para atacar esta crisis y acabar con la situación. El entrenador ha dialogado con el jugador, pero deseaba que el club tomara cartas en asunto y le pusiera firmes. Quería que el presidente le dijera claramente que su comportamiento externo era muy perjudicial para el equipo y que no podía continuar así.

Han sido las críticas las que han frenado el comportamiento del delantero. Hansi Flick es alemán y no le gusta nada esta debilidad institucional de no afrontar con claridad el problema. Si un profesional perjudica gravemente el ambiente de la plantilla por su comportamiento hay que ponerle firme y acabar con la crisis de un tajo.

No le ha gustado nada esta complacencia del presidente, esta postura de no dar la cara y no atacar el problema. Ha dejado que se diluya solo y que fueran las charlas del entrenador las que suavizaran la crisis.

Esta es la llave de esta guerra civil: el divorcio de la plantilla lo ha sufrido Flick y lo está solventando paulatinamente el entrenador. Varios futbolistas no daban pases a Lamine Yamal y no le hablaban. Laporta se ha borrado y le ha dejado la patata caliente al técnico. Y el alemán está apagando fuegos. Tras el desastre del Bernabéu, dialogó con la plantilla y dijo que debían jugar al máximo para sacar resultados. El objetivo era que se acabara el boicot a Lamine Yamal y que jugaran a tope por ganar. Ya no le importa que no se hablen entre ellos, pues eso ha sucedido incluso en muchos equipos campeones. Lo importante para Flick es que en el campo rindan incondicionalmente.

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