La eterna juventud de Modric que le ha hecho convertirse en capitán general en el Milán
El jugador croata, a sus 40 años, se ha convertido en el auténtico líder de un AC Milan que se encuentra segundo de la Serie A italiana en estos momentos
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Luka Modrić vive a sus 40 años, uno de los capítulos más sorprendentes de su carrera profesional. El centrocampista croata, leyenda del Real Madrid durante más de una década, ha encontrado en el AC Milan una nueva etapa que muchos definen como una segunda juventud. Su impacto en el conjunto rossonero ha sido inmediato y profundo, hasta el punto de convertirse en una pieza clave dentro y fuera del campo, ejerciendo un liderazgo que lo ha elevado al papel de auténtico capitán general del equipo.
Tras trece temporadas defendiendo la camiseta del Real Madrid, Modric puso fin a una etapa irrepetible en la que conquistó 28 títulos, entre ellos seis Ligas de Campeonatos y cuatro ligas. Un ciclo histórico que marcó su carrera y que lo consolidó como uno de los mejores centrocampistas de su generación. El propio jugador reconoció que su salida del club blanco no fue sencilla, ya que pasó casi la mitad de su vida en Madrid y vivió allí algunos de los mejores años de sus trayectoria profesional y personal.
A pesar de su deseo inicial de retirarse en el Santiago Bernabéu, la realidad deportiva lo llevó a tomar una decisión diferente. Modric aceptó la propuesta del Milán convencido de que era el lugar adecuado para seguir compitiendo al máximo nivel. El croata explicó que el club italiano le atrajo por su historia, su prestigio y su dimensión internacional. muy cercana a la del Real Madrid, además de ofrecerle un contexto competitivo idóneo para prolongar su carrera.
Su llegada a la Serie A generó una enorme especulación. Muchos se preguntaban, si a sus 40 años, sería capaz de mantener el nivel que lo convirtió en un referente del fútbol europeo. La respuesta no tardó en llegar. Desde sus primeros partidos en San Siro, Modric se adaptó con naturalidad al ritmo del fútbol italiano, asumiendo galones en el centro del campo y convirtiéndose en titular indiscutible. Su presencia ha aportado pausa, orden y una claridad en el juego que ha elevado el rendimiento colectivo del equipo.
Los números y las sensaciones han respaldado su influencia. Modric ha participado activamente en el juego del Milán, sumando goles y asistencias y siendo decisivo en partidos clave dentro de la lucha por el Scudetto. Más allá de las estadísticas, su capacidad para interpretar los tiempos del partido y su inteligencia táctica han sido determinantes para un equipo que ha encontrado en él un referente absoluto.
El propio jugador ha reconocido sentirse feliz en esta nueva etapa. Ha destacado la acogida recibida por parte del club, de sus compañeros y de la afición, subrayando que desde el primer momento se sintió valorado tanto dentro como fuera del terreno de juego. Ese respaldo ha sido fundamental para que Modric se muestre cómodo y motivado en un entorno nuevo, en una liga diferente y a una edad en la que muchos futbolistas ya han colgado las botas.
El vínculo con el Milan, además tiene un componente emocional. Modric confesó que en su infancia fue seguidor del club italiano, influido por la presencia del fútbol italiano en los Balcanes durante aquellos años. Vestir ahora la camiseta rossonera supone para el cerrar un círculo personal y profesional, algo que ha reforzado su implicación y compromiso con el proyecto.
Su liderazgo no se limita a lo que ocurre sobre el césped. En el vestuario, Modric se ha convertido en una referencia para los jugadores más jóvenes, transmitiendo experiencia, calma y una mentalidad competitiva forjada durante años al más alto nivel. Esa ascendencia natural ha hecho que su figura sea vista como la de un auténtico capitán general, alguien que ordena, guía y eleva el nivel del grupo en los momentos decisivos.
Su ilusión con el Mundial de 2026
Lejos de pensar en el final, Modric sigue mirando al futuro con ambición. Su buen estado físico y su regularidad le permiten mantener vivo el sueño de disputar el Mundial de 2026 con la selección croata, un objetivo que considera especial y que refuerza su motivación diaria. En un fútbol cada vez más exigente, el croata demuestra que la experiencia y el talento pueden desafiar al paso del tiempo.
La historia de Modric en el Milán, es la confirmación de que la edad no siempre marca el final. A sus 40 años, el centrocampista sigue compitiendo, liderando y marcando diferencias en uno de los grandes clubes del fútbol europeo, prolongando una carrera que parece no entender de límites ni de fechas de caducidad.