El capitán del Liverpool, David Johnson, levanta el trofeo de campeón de Europa en 1981
1981: una Odisea del Madrid y del Liverpool en el Parque de los Príncipes
Los de Boskov se enfrentaron a los de Paisley con un equipo de urgencia por las bajas y lesiones de sus titulares y por poco no dieron la sorpresa ante el mejor equipo de Europa del momento
Hace 41 años y un día el Real Madrid se presentó en París para jugar la final de la Copa de Europa frente al Liverpool de un modo muy distinto al de este sábado. Era el primer partido por el título desde 1966. Vujadin Boskov dirigía a un Madrid contenido en lo económico por Luis de Carlos, el presidente que había sustituido a Santiago Bernabéu.
La Liga perdida en la última jornada
La Liga la habían perdido en la última jornada frente a la gran, la mejor de siempre, Real Sociedad de Arconada, López Ufarte, Zamora o Satrústegui. Fue el año en que sus cromos casi superaban en cotización a los de los blancos. Apenas Santillana y Juanito luchaban contra esta apreciación de moda.
El ambiente no era ni mucho menos el idóneo. Había un silencio como de Odisea en el Espacio
Los blancos estaban en su novena final. Habían perdido las del 62 y 64 después de ganar cinco consecutivas desde el 56 hasta el 60. Pero el ambiente no era ni mucho menos el idóneo. Había un silencio como de Odisea en el Espacio. No era, desde luego, el silencio bullicioso de 2022 después de haber eliminado de forma consecutiva y extraordinaria a PSG, Chelsea y Manchester City.
Stielike derriba a Johnson durante la final de la Copa de Europa de 1981
El escándalo había estado en la semifinal de San Siro, tras el 2-0 en el Bernabéu, con un 1-0 insuficiente para el Inter en la vuelta cuyo público convirtió a los jugadores blancos en el objetivo de los lanzamientos de toda clase de objetos. Los ánimos, a pesar de la gesta de alcanzar otra final, no estaban precisamente en lo alto.
El Liverpool era el equipo dominador en Europa, campeón en el 77 y el 78 de forma consecutiva
El Liverpool de Bob Paisley, el equipo dominador en Europa de aquellos años, campeón en el 77 y el 78 de forma consecutiva, tenía el papel protagonista a pesar de que el Aston Villa había roto aquel año su racha triunfadora en la Premier. Una senda triunfadora que continuó los años posteriores consecutiva y alternamente hasta los 90.
Los «Garcías»
A un Madrid joven, roto y de transición lo capitaneaba Santillana con 28 años. Agustín, de 21 años, era el portero con García Remón y Miguel Ángel lesionados. La defensa la formaban los «Garcías» García Cortés y García Navajas, canteranos junto a Sabido, y Camacho. Juanito tenía una rodilla machacada. Cunningham y Stielike estaban medio lesionados.
Ni siquiera parecía que el Madrid estaba dispuesto a hacerle frente a una especie de monstruo rojo insuperable
Cuentan algunas crónicas personales que hasta la afición desplazada se mostraba taciturna, intimidada por la presencia inglesa, acostumbrada a esos viajes con el equipo. Nada parecía indicar que el Madrid ganaría aquel partido. Ni siquiera que el Madrid estaba dispuesto a hacerle frente a una especie de monstruo rojo insuperable.
Kennedy bate a Agustín durante la final de la Copa de Europa de 1981
Pese a esto, hasta el minuto 81 (todo transcurrió en el 81), un partido mediocre marchaba con empate a cero hasta que un error de García Cortés permitió el disparo casi con los ojos cerrados de Kennedy, que batió a Agustín por el palo corto a bocajarro. Esa forma de marcar fue el colofón a una suerte de despropósito anímico (todo lo contrario de cómo llegan los blancos este sábado al Stade de France), que de ningún modo lo fue en el terreno de juego con un equipo diezmado que a punto estuvo de obrar otro milagro madridista.
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