Araujo se pone la capa de héroe y rescata al Barça con un triunfo agónico

En el fútbol nunca hay que cantar victoria antes de tiempo. Siempre puede pasar algo y un error defensivo o una mala marca puede tirar por los aires todo el trabajo realizado. Y eso es lo que le pasó al Girona. El Barça, que no jugó el mejor partido del año, evitó in extremis su segundo pinchazo consecutivo en Liga gracias a un gol de cabeza de Araujo en el 90'.

Los ánimos en Can Barça estaban caldeados y el partido frente al Girona se antojaba vital para las aspiraciones culés. Por eso mismo, Flick tomó nota y sacó el mejor once posible a pesar de contar con varios futbolistas indiscutibles, como Raphinha, Lewandowski, Ferran o Joan García, en la enfermería.

El equipo azulgrana arrancó con dinamismo y todos los balones iban dirigidos hacia Lamine Yamal, el gran animador ofensivo del equipo de Flick que regresaba a la titularidad tras superar sus problemas en el pubis. El '10' tenía ganas de ser protagonista y en poco más de diez minutos, el Barça generó varias ocasiones de peligro que repelió, como pudo, Gazzaniga.

Los pupilos de Flick estaban amenazando a los de Michel y en el 13' llegó el primer gol de la tarde. El Barça superó la línea del centro del campo, el balón le llegó al de Rocafonda, se la cedió a Pedri y el canario hizo el resto. El '8' amagó a varios rivales, se fue haciendo hueco dentro del área y en cuanto lo vio se sacó un disparo raso y técnico ante el que Gazzaniga se quedó inmóvil.

El 1-0 le sentó bien al Barça, pero el Girona no se iba a rendir tan fácilmente y el equipo de Michel empezó a aprovechar los espacios que dejó la zaga blaugrana para meterle el miedo en el cuerpo al Lluís Companys. Los gerundenses estaban siendo tremendamente peligrosos al contraataque y en el 20', siete minutos después del tanto de Pedri, llegó el gol de la igualada. Y el encargado de anotarlo fue Axel Witsel.

El exjugador del Atlético de Madrid se vio con confianza, cazó un balón que le había dejado Arnau Martínez tras una prolongación y el belga superó a Szczesny con una espectacular chilena que el guardameta polaco no pudo sacar de la portería.

El 1-1 dio confianza al Girona y en apenas cuatro minutos generó dos ocasiones de peligro. La primera fue de Vanat y la segunda, que fue más clara que la anterior, la envió Portu al larguero. El aficionado culé estaba de los nervios al ver cómo el equipo gerundense estaba haciendo un señor partido.

Por suerte para el Barça ninguna de esas ocasiones acabaron en el fondo de las mallas y el encuentro se fue con empate al descanso y con la sensación de que la segunda mitad iba a estar de lo más entretenida.

El Barça asedia sin éxito al Girona

Hansi Flick tomó nota de las carencias de su equipo en la primera parte y, tras el paso por vestuarios, decidió meter a Fermín López por el canterano Toni Fernández con el objetivo de reforzar la zona de tres cuartos de campo y frenar las ofensivas del Girona.

El 1-1 no le valía al Barça. El clásico contra el Real Madrid estaba a la vuelta de la esquina y todo lo que no fuera una victoria no iba a ser una buena noticia para el conjunto azulgrana. Los tres puntos no se podían escapar de Montjuic y el Barça se puso manos a la obra para tratar de darle una alegría a su afición.

Los azulgrana lo intentaron de todas las maneras, pero se encontraron con un imperial Gazzaniga, que estaba disipando todas las dudas que había generado en partidos anteriores. El meta argentino estaba cuajando una gran actuación y estaba manteniendo con vida al Girona.

Fue entonces cuando se decidió mover el banquillo en ambos bandos. Flick quitó a Lamine Yamal y Pedri pensando en lo que se venía por delante y dio entrada a Christensen y Bardghji. Y Michel hizo exactamente lo mismo con Jhon Solís y Tsygankov, que sustituyeron a Bryan Gil y Portu.

Los cambios entraron en juego, pero el resultado no se movía y eso, lógicamente, era una mala noticia para el Barça (el Girona estaba encantado con el empate). El tiempo se le empezaba a agotar al conjunto culé y en Montjuic no lo veían nada claro. Pero todavía podía pasar de todo.

Éxtasis final en Montjuic

Fue entonces cuando Flick decidió meter centímetros. Marc Casadó se fue al banquillo y Araujo entró al terreno de juego para tratar de rematar los balones aéreos que le llegaran. El alemán no quería perder, pero todo hacía indicar que el derbi catalán iba a acabar con tablas en el marcador, ya que los de Michel estaban bajando las revoluciones del partido.

Sin embargo, el guion del encuentro tenía reservado un gol en el 90', ese minuto que tantas alegrías o tristezas provoca. Y el encargado de anotarlo fue Araujo, que había entrado en la recta final, con un señor cabezazo tras centro de Frenkie De Jong que dejó sin un punto al Girona.