Joan Laporta, en una imagen de este año
El cerco se estrecha sobre el Barça por el caso Negreira, con todos los presidentes reconociendo los pagos
Hay varios por qué abrumadores: ¿por qué Rubiales derogó en 2021 el Código Ético de la RFEF, que habría castigado al club catalán con el descenso y la pérdida de títulos?
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Las evidencias habladas y escritas de todos los protagonistas del Barçagate estrechan el cerco sobre la grave corrupción cometida por el FC Barcelona, al pagar «más de diez millones de euros» al vicepresidente de los árbitros españoles durante un mínimo de 32 años, «con el fin de que no hubiera arbitrajes en contra» del club catalán, palabras expuestas por Enríquez Negreira ante el juez.
Hablamos, sí, de gravísima corrupción asegurada, haya castigo judicial o no, y de más de diez millones de euros en pagos de la entidad azulgrana al dirigente arbitral, aunque como dinero oficial 'en blanco' consten 8,4 millones. La tercera consideración paralela es la pasividad de la UEFA. Su presidente, Aleksander Ceferin, manifestó hace dos años que el caso Negreira era el caso de corrupción más grave que había conocido en el fútbol. La UEFA puede castigar, sin esperar a España, sobre todo cuando sabe que el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) han cambiado sus legislaciones para que todo prescriba.
Hay que explicar estas tres verdades fundamentales que ponen los puntos en su sitio ante el mayor escándalo de corrupción futbolística de Europa, como dijo el propio Ceferin.
La primera afirmación es que la gravísima corrupción del Barçagate ha existido aunque después la Justicia española no pueda o no quiera descender al Barcelona a Segunda o quitarle títulos, porque el CSD y la RFEF han cambiado sus códigos éticos deprisa y corriendo precisamente para que no se sancionara al equipo azulgrana.
Rubiales cambió el Código Ético
Hay preguntarse todos estos 'por qué', pues son inexplicables desde un punto de vista racional. La Federación Española dirigida por Ángel María Villar incluyó a bombo y platillo en su Código Ético, en 2015, la gravedad de los delitos de corrupción y su consiguiente castigo, con el descenso y la pérdida de títulos. Villar fue encarcelado en 2018. Le sucedió Luis Rubiales, que dejó la AFE y fue elegido presidente del fútbol español. El de Motril eliminó ese Código Ético muy pronto, en 2021. Votaron a favor de esa eliminación de castigos el propio Rubiales, Pedro Rocha (su sucesor) y Joan Laporta, que era directivo federativo, 'juez y parte'.
No había argumento externo que lo justificara. Nunca lo habría desde un punto de vista de justicia y de ética. Hasta que se supo que Hacienda había descubierto los pagos desde 'La Masía' a Negreira, que dejaban en muy mal lugar al club catalán, al directivo arbitral y al Comité Técnico de Árbitros (CTA). ¿Por qué hizo eso? Se preguntan en la Justicia.
Luis Rubiales, en el centro, acompañado a la derecha de la imagen por Andreu Camps y a la izquierda por Pedro Rocha
La consecuencia inmediata es que el Gobierno español colocó de nuevo al barcelonista Albert Soler Leal en el Consejo Superior de Deportes. Soler Leal había sido ejecutivo profesional del Barcelona durante casi una década y regresó al CSD, donde ya estuvo con Zapatero, para cambiar la nueva Ley del Deporte y plasmar oficialmente en ella que la corrupción y los delitos graves prescribirían a los tres años. Así se legisló. Y cuando el Barçagate se hizo público el caso ya habría prescrito ¿Por qué? Se preguntan en la Justicia.
Otro capítulo trascendental de este caso de corrupción es que los presidentes y otros directivos del Barcelona han reconocido que los pagos a Enríquez Negreira comenzaron en los años noventa, desde la época de José Luis Núñez al frente del club. Justamente cuando el Real Madrid perdió dos Ligas consecutivas en Tenerife con arbitrajes escandalosos de Gracia Redondo, tres penaltis sin pitar, y de Raúl García de Loza, con varias decisiones graves en contra del Real Madrid que él ha reconocido posteriormente.
Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep María Bartomeu han admitido que ellos han pagado los salarios de Enríquez Negreira. El Barcelona le abonó sueldo durante más de treinta años, cogiendo el testigo de Núñez. Joan Laporta se lo cuadruplicó.
Este reconocimiento generalizado de todos los dirigentes del Barcelona implica que Negreira ha percibido más de diez millones de euros durante toda esta era, que comenzó a principios de los años noventa. La Justicia solo investiga los 8,4 millones cobrados por Enríquez Negreira desde 2001 hasta 2018, que es el dinero que consta oficialmente 'en blanco' en las facturas conseguidas por Hacienda. Pero Joan Gaspart ha corroborado que él también pagó en su etapa presidencial. Puede preguntársele ante la Justicia y pedirle que concrete cuánto y desde cuándo. Hay emolumentos realizados en negro durante muchos años. Primero por Núñez y después por Gaspart. La cifra supera los diez millones.
Para la UEFA no prescribe
Aleksander Ceferin manifestó a principios del mes de abril de 2023 que la situación del Barçagate le parecía escandalosa. «El caso Negreira es de lo más grave que he visto en el fútbol», expresó el dirigente del balompié europeo. «La corrupción no prescribe para la UEFA», advirtió inmediatamente.
Esta declaración es muy importante. Primero porque desvela que sabe que el Consejo Superior de Deportes y la Federación Española de Fútbol han cambiado sus legislaciones para que todo prescriba. Y segundo, porque si valora que es una corrupción muy grave y conoce que la Justicia española no va a poder imponer una sanción grave, al estar atada de pies y manos por la prescripción impuesta, la UEFA puede actuar ya. Y la FIFA también. Ceferin e Infantino.
Diez millones pagados en blanco y negro a Enríquez Negreira durante cuatro décadas. Todos los presidentes del Barcelona vivos reconociendo que le pagaron. El Gobierno, el CSD y la Federación Española cambiando a legislaciones para que todo prescriba ¿Por qué? Se preguntan en la Justicia.
Posdata: José María Enríquez Negreira ha nacido en Barcelona y acudía habitualmente al palco del Barcelona. Había como un aire de impunidad ¿Por qué? Se preguntan en la Justicia.