
Loris Capirossi en 1990
Capirossi, el campeón de motociclismo más joven que cometió un gran error por volver a alzar el título
En 1998 se jugaba el título mundial de 250 cc en la última carrera con el japonés Tetsuya Harada, cuando tomó una decisión por la que su equipo le expulsó a pesar de ganar el campeonato
En 1990 Loris Capirossi se convirtió en el campeón de motociclismo más joven de la historia con 17 años y 5 meses (en 2019 lo superó el madrileño Manuel González, 'Manugass', por 100 días). Era su primera temporada en el Mundial. El pequeño piloto adolescente se convirtió en la sensación del paddock. Un sentimiento que creció al año siguiente al revalidar el título, esta vez con un dominio apabullante sobre sus rivales. La historia recordaba a la de Boris Becker en Wimbledon, que también ganó a los 17 y lo volvió a hacer a los 18.
Cambio a 250 cc
Loris apuntaba, no solo por el pleno de títulos en una carrera recién comenzada, sino por un talento inocultable y un carisma sobresaliente, a leyenda de las motos. Nadie parecía poder pararle. Al año siguiente subió de categoría, pero esa temporada en 250 cc supuso un frenazo en seco. El cambio de cilindrada fue decepcionante y acabó el curso en decimosegunda posición con cuatro retiradas y un quinto puesto como mejor resultado, a pesar de contar con una Honda RS oficial como la de sus comienzos.
Su segunda temporada en el cuarto de litro fue distinta, aunque al inicio todo parecía ir peor
Era la primera aclimatación a la que tenía que hacer frente el piloto de moda, una realidad incómoda que puso en duda su estrella. Su segunda temporada en el cuarto de litro fue distinta, aunque al inicio todo parecía ir peor. Tras una caída y un decimosegundo y dos décimos puestos en las cuatro primeras carreras, Capirossi acabó segundo en Salzburgring y en Hockenheim, lo que fue el preámbulo de su primera victoria en 250 cc. En Cataluña se cayó, pero volvió a ganar en San Marino.
Gran derrota frente a Harada
Su rival por el título, Tetsuya Harada, iba a sufrir dos caídas y conseguir solo un quinto y un sexto puesto antes de la última carrera, cuando el italiano era líder con diez puntos de ventaja sobre el japonés, que fue finalmente el inesperado campeón del mundo al ganar en Madrid, en el circuito del Jarama, mientras Loris caía duramente derrotado después de llegar solo en quinta posición, casi ahogado como Luci en el río del mismo nombre y en la novela de Sánchez Ferlosio.En 1994 la explosión de Max Biaggi le robó el protagonismo de sus primeros años
En 1994 la explosión de Max Biaggi, que establecería un pequeño imperio de cuatro años en la categoría, le robó el protagonismo de sus primeros años, incluso la preferencia entre sus compatriotas. Ese año estuvo cerca del título con cuatro victorias (solo una menos que el campeón), pero sus cuatro caídas y un fatal quinto puesto en la penúltima carrera solo le sirvieron para ser tercero, superado también por Tadayuki Okada.
Como si fuera una cilindrada maldita para él, decidió dar el salto a la categoría reina
Cansado de la porfía inútil, como si fuera una cilindrada maldita para él, decidió dar el salto a la categoría reina donde pasó dos temporadas, primero en Honda y luego en Yamaha, donde sumó un podio el año de su estreno y una victoria en la última carrera (terminó 6º y 10º, respectivamente, en 1995 y 1996) antes de volver a descender al cuarto de litro en la búsqueda desesperada de un tercer título que parecía alejarse para siempre.
Regreso al 'cuarto de litro'
El descenso de categoría significó un borrón y cuenta nueva de relumbrón. También una necesidad para un piloto ya casi antaño fulgurante que no encontraba su sitio y se había perdido en 500 cc. Volvió al escenario de sus decepciones con un buen proyecto que no se le presentó en las motos mayores. Un nuevo equipo, Aprilia, con el que solo consiguió dos podios. El Capirossi que deslumbró en sus dos primeros años ya no existía, ensombrecido por el dominio de Biaggi en el cuarto de litro y la figura incipiente de Valentino Rossi.
Antes de la última carrera de aquel 1998 Capirossi era el líder por solo cuatro puntos más que Harada
Precisamente la salida de Max rumbo a 500 parecía despejar un poco el camino de Loris en su segundo año de vuelta en la categoría media y en Aprilia, aunque la llegada de Rossi desde 125 suponía un nuevo obstáculo que podía ser el definitivo. También estaba su viejo conocido Tetsuya Harada, quién le ganó el título en la última carrera cinco años antes. Antes de la última carrera de aquel 1998 Capirossi era de nuevo el líder por solo cuatro puntos más que Harada y diecinueve sobre Rossi que, tras un inicio difícil (se cayó en cinco carreras), había encadenado las últimas cuatro victorias para acercarse peligrosamente al título que ligeramente acariciaba después de mucho tiempo el boloñés.
La última curva
Aunque el mayor peligro era de nuevo Harada, los recuerdos terribles y el ansia del título. En esta ocasión, la regularidad de Capirossi había sido su arma. Solo dos triunfos frente a los cinco del japonés y los cuatro de Rossi. Era Argentina y antes de la última curva Valentino iba enfilado con varios metros de ventaja sobre Harada, segundo, y Capirossi tercero pegado a la rueda del japonés. Con esas posiciones Harada era el campeón hasta que en ese último giro el italiano lanzó su moto por el interior en una maniobra desesperada que acabó con el nipón por los suelos.
Capirossi logró mantener el equilibrio y llegó a la meta en segunda posición como campeón del mundo, pero con el desprecio de todo el paddock, incluido su propio equipo, que lo expulsó de su disciplina. Loris volvió a ser por poco campeón del mundo como por poco no lo fue un lustro antes en una situación similar que se negó a volver a aceptar. La acción extrema, la colada ciega, que le salió «bien» para no repetir los viejos fantasmas.
Los años redimieron aquella decisión a vida o muerte en Buenos Aires
Aguantó un año más en 250 donde fue superado por Rossi y Ukawa, antes de regresar a 500 (un año después ya Moto GP), donde tuvo una carrera notable con ocho victorias y 39 podios, consiguiendo acabar dos temporadas en tercera posición y una en cuarta y donde los años acabaron redimiendo aquella decisión a vida o muerte el 25 de octubre de 1998 en el Autódromo Óscar y Juan Gálvez de Buenos Aires, tras 22 temporadas como profesional.