Francesca Jones, en una imagen de archivo
Francesca Jones, la tenista británica que juega sin cinco dedos y asegura «no estar en desventaja»
La jugadora de Bradford siempre tuvo claro que quería llegar a la élite y, actualmente, ha llegado al top-100 del ranking WTA
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De vez en cuando, el tenis saca a la luz historias curiosas que, por un motivo u otro, cautivan al aficionado por su componente emocional y que reflejan todo el proceso de lucha que les ha tocado vivir para llegar a la élite, a los puestos de privilegio del ranking.
Una de esas le corresponden a Francesca Jones. La tenista británica, de 24 años y actual 101 del ranking WTA, no lo ha tenido fácil para llegar a la élite. La jugadora de Bradford nació sin cinco dedos (tres en la mano y dos en el pie) debido a una rara condición genética llamada ectrodactilia-displasia ectodérmica-labio y paladar hundido, más conocida como el síndrome EEC, pero eso no le impidió empezar a jugar al tenis.
Francesca Jones siempre tenía claro que quería ser tenista profesional y luchó por sus sueños a pesar de que los médicos se lo desaconsejaban. La británica desoyó las recomendaciones, se mudó a Barcelona y tomó la decisión de alejarse de sus padres para empezar a cumplir su gran objetivo.
Eso sí, la jugadora de Bradford no lo tuvo nada fácil. La enfermedad genética le obligó a pasar varias veces por quirófano. Sin embargo, esa desventaja no le impidió crecer y vio el tenis como una clara válvula de escape que le sirvió para demostrarle a todos los que forman parte del deporte de la raqueta que nada es imposible.
Fueron muchas las personas que se burlaron de Francesca Jones cuando la vieron coger la raqueta, que era más ligera de lo habitual y estaba adaptada a su situación. Pero todo eso no le importó a la jugadora británica. Sólo ella sabía todo lo que había sufrida y tenía muy claro que no iba a perder el tiempo escuchando todas las burlas que llegaban desde el exterior.
Creció como tenista en la Academia Sánchez-Casal de Barcelona mientras entraba y salía del hospital y empezó a conseguir resultados. «Simplemente juego con cartas diferentes, pero eso no significa que no pueda ganar el partido. Mucha gente diría que es una desventaja, pero no estoy de acuerdo: siempre he pensado que era una ventaja. Siento que esto me pone un paso por delante de ellos en muchos sentidos, y he aprendido a ser independiente, aprendiendo mucho sobre mí misma y sobre la vida. Quiero que mi historia inspire a las jugadoras más jóvenes».
Francesca Jones está dispuesta a marcar un antes y un después en el tenis, tal y como ha demostrado a lo largo de esta semana en el torneo de Palermo. En territorio italiano, la jugadora ha llegado hasta la final y a partir de este lunes figurará entre las 100 mejores clasificadas del mundo y se convertiré en la número cuatro del tenis británico.