Carlos Alcaraz celebra un punto en la final de Wimbledon
El fracaso del calendario tenístico que impide a Alcaraz acercarse al número uno
El murciano está en una situación compleja y si quiere volver a ser el mejor del mundo está obligado a tener muy poco descanso y participar en todos los torneos en los que defiende puntos
Objetivo número uno: las cuentas de Alcaraz para recuperar el cetro de la ATP de aquí a final de año
El tenis vive uno de los momentos más complejos de su historia y esto tiene que ver con el calendario que hace oficial la ATP al principio de cada temporada e incluye una lista de 60 torneos repartidos entre los meses de enero y noviembre.
Esta problemática ha sido catalogada por los propios tenistas como «insoportable», que son los que se llevan la peor parte, y uno de los grandes perjudicados está siendo, como no puede ser de otra forma, Carlos Alcaraz, el segundo mejor tenista del mundo.
El murciano está siendo víctima de este fracaso y, siempre que se la ha presentado la oportunidad, ha criticado repetidamente la obligación de disputar un mínimo de 16 torneos y lo difícil que es para él mantener la motivación cuando hay tanto desgaste físico y psíquico de por medio.
El poco margen que hay entre torneo y torneo está obligando a los jugadores a bajarse de los mismos para tomarse un descanso y escuchar a su cuerpo. Y eso es lo que le ha sucedido al de El Palmar recientemente.
Carlitos se ha visto obligado a renunciar al Masters 1000 de Toronto por segundo año consecutivo. La cercanía que existe entre el final de Wimbledon y el inicio del torneo canadiense (14 días para ser más exactos) ha obligado al murciano a tener que tomar dicha decisión. Después de una gira de hierba exigente, Carlitos no se sentía preparado para competir habiendo tenido tan solo diez días de descanso.
Esta baja deja al murciano sin la posibilidad de sumar puntos en su casillero particular. El objetivo de Carlitos es acabar el año siendo el número uno del mundo, pero el cuerpo da para lo que da y lo más sensato para él ha sido renunciar al Masters 1000 de Toronto, decisión que también han tomado otros tenistas como Jannik Sinner, Novak Djokovic o Jack Draper.
De este modo, Carlitos reaparecerá en el Masters 1000 de Cincinnati, torneo en el que ya se habrá recuperado de las molestias físicas con las que acabó Wimbledon y en el que está obligado a dar un paso adelante si quiere recortarle diferencias a Jannik Sinner, el actual rey del circuito ATP.
En el estado de Mason, Alcaraz sólo puede mejorar. El año pasado cayó eliminado a las primeras de cambio y en esta edición buscará conseguir el botín máximo y, por ende, ganar un nuevo torneo de esta categoría (su mejor resultado en Cincinnati fue la extenuante final que perdió en 2023 frente a Novak Djokovic).
Luego llegará el US Open, el último Grand Slam de la temporada tenística. Allí también está obligado a llegar lo más lejos posible si quiere meter presión a Sinner, el vigente campeón del major neoyorquino.
Tras la gira estadounidense, aún no se sabe lo que hará el tenista murciano. Tan solo cinco días después de la final del US Open arrancan las eliminatorias de la Copa Davis, donde España busca meterse en la Final a Ocho que se disputa en noviembre, pero lo más normal es que el murciano no forme parte de ellas si acaba ganando el grande estadounidense y así poder tomarse un descanso.
Y es aquí donde aparece la gran petición de los tenistas. La mayoría de ellos quieren una revolución que incluya menos torneos obligatorios, ventanas claras de descanso, mejor distribución de fechas y mayor peso en la opinión de los jugadores.
Así las cosas, lo más normal es que Alcaraz reaparezca en la Laver Cup después de poner fin a la gira de verano. El problema es que si decide participar en ella tendrá muy poco margen para llegar al ATP 500 de Pekín, donde defiende el título de campeón.
Sin embargo, si quiere recuperar el número uno Carlitos está obligado a participar en todos los torneos que ya disputó en el pasado. El sistema del ranking es el que es, cualquier ausencia le puede costar muy cara y, en este tramo de la temporada, el murciano no está en una posición cómoda. Es el precio que tiene que pagar si desea volver a ser el mejor tenista del mundo.