Sabalenka y Muguruza reabren el debate: ¿es justo que hombres y mujeres cobren lo mismo en el tenis?

A lo largo de la historia el tenis ha tenido distintos partidos entre un hombre y una mujer, aunque hay solo cuatro documentados. De todos modos, los más recordados son el de Billie Jean King frente a Bobby Riggs y el de las hermanas Williams (Serena y Venus) ante el 203 del mundo, Karsten Braasch. El primer partido se saldó con victoria por 6-4, 6-3 y 6-3 de Billie –que tenía 29 años y su rival 55– mientras que el otro tuvo triunfo masculino. 6-1 a la hermana menor y 6-2 a la mayor.

También hubo intentos de vencer a un hombre por parte de Martin Navratilova o Margaret Court, pero ambas claudicaron de forma fácil. Ahora, Aryna Sabalenka, actual número 1 del mundo, se une a ese club de mujeres que quieren intentarlo y ha desafiado a Nick Kyrgios llegando a asegurar: «Estoy segura de que voy a ganar».

El partido será un Dubái el próximo 28 de diciembre y la expectación es máxima. Mucho se está hablando del choque y todavía quedan más de 15 días, pero cuanto más se acercan más reacciones hay y más se abre la polémica de la igualdad salarial. La última en pronunciarse ha sido Billie Jean King, que no da valor a esta 'Batalla de los Sexos'. «Nunca hemos dicho que seamos mejores que los hombres, nunca», asegura cuando le preguntan si una derrota contundente de Sabalenka podría perjudicar al tenis femenino.

Además, la leyenda del tenis cree que este encuentro, que es una exhibición, nada tiene que ver con su batalla (y victoria) ante Riggs, que fue vista por 90 millones de personas en un momento en el que el circuito femenino tenía solo tres años de vida. «La única similitud es que es un partido entre un chico y una chica. Eso es todo. Todo lo demás es diferente. Nuestro partido implicó un cambio social y cultural desde dónde estábamos en 1973. Este no es el caso. Espero que sea un gran partido y quiero que gane Sabalenka, obviamente, pero no significa lo mismo», dijo para quitarle importancia a un posible pinchazo de la bielorrusa.

La dificultad de ganar a un hombre

Otras palabras muy comentadas han sido las de Garbiñe Muguruza, que ha admitido que «nunca» pudo ganar a un hombre ni siquiera un set. No lo logró ni ante sparrings ni tampoco frente a sus hermanos. De ahí que piense que ni siquiera cuando era la número 1 del mundo hubiese sido capaz de derrotar a un tenista sin ranking o a un junior (menores de 18 años). Por tanto, su favorito para ganar esta nueva Batalla de los Sexos está claro pese a que Kyrgios lleve dos años en el dique seco.

Con todo esto, el debate sobre si hombres y mujeres en el tenis deben cobrar lo mismo se ha vuelto a abrir. Es un melón que cada temporada se abre y que en esta ocasión ha ocurrido sin que ni siquiera haya comenzado. Y es que es una discusión que no tiene una respuesta correcta. Todos los argumentos son válidos y comprensibles. Los hombres son superiores físicamente y en muchos países interesa más el circuito ATP, pero no en todos.

Actualmente, hombres y mujeres cobran prácticamente lo mismo. Los Grand Slams tienen sus premios igualados y la mayoría de torneos de categoría 1000 en los que coinciden también. La diferencia está en los torneos que ATP y WTA celebran por separado, pues no son circuitos unificados. Ahí normalmente los masculinos se embolsan más dinero, pero es sobre todo por una mejor promoción del máximo organismo del tenis masculino.

España es un ejemplo claro. Los derechos ATP los tiene comprados Movistar y además se pueden adquirir por una plataforma llamada Tennis TV. En cambio los femeninos están desperdigados, no hay una plataforma única y muchos de los torneos es imposible seguirlos. Directamente no los echan. Eso hace que generen menos ingresos y que sus premios sean menores, pero el tenis es uno de los deportes que más se sigue en categoría femenina.

Tiene menos tirón que el masculino, pero se sigue. Por eso el debate sobre si deben o no cobrar igual es tan interesante, pues generan mucho y en los torneos donde comparten cartel las entradas se venden en pack. Así pues, no ocurre como en otros deportes como el fútbol o el baloncesto, que claramente se siguen menos.