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27 de abril de 2024

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el pasado mayo

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el pasado mayoGTRES

El ingreso mínimo vital solo llega a un tercio de las personas previstas por el Gobierno

Apenas un 9,3 % de la población diana se ha beneficiado de una medida con la que el Ejecutivo de Sánchez pretendía «la práctica erradicación de la pobreza extrema»

En mayo de 2020, con los estragos económicos causados por las medidas restrictivas contra la pandemia ya en marcha, el Gobierno de Pedro Sánchez aprobaba de urgencia la creación del Ingreso Mínimo Vital (IMV), que iba a suponer «la práctica erradicación de la pobreza extrema».
Casi dos años después, esto es algo que está muy lejos de suceder. El último informe Foessa de Cáritas revela que unas 600.000 familias españolas viven en la miseria y un nuevo análisis de los datos evidencia que los anuncios del Ejecutivo se han quedado en eso, en meros anuncios.
Es lo que denuncia la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que señala que «sólo el 9,3 % de la población que vive bajo el umbral de la pobreza en España es beneficiaria del IMV». Este grupo representa unos 600.000 hogares, con 1,6 millones de personas.
El plan diseñado por el Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos para acabar con la pobreza en nuestro país contemplaba que el IMV fuera a parar a 850.000 hogares en los que viven 2,3 millones de personas, «con especial incidencia en los hogares en los que viven menores».
«El Gobierno ha cumplido únicamente con un tercio del objetivo que se planteó de que en unos meses llegaría el IMV a 2.300.000 personas que malviven en la pobreza extrema en nuestro país», lamentan desde la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
La asociación, presidida por José Manuel Ramírez, constata un desigual reparto por regiones. «Hay comunidades autónomas que únicamente tienen una cobertura menor al 6 %, como Cataluña (5,6 %), Baleares (5,7 %) y otras que llegan a una cobertura del 24 %, como es el caso de Navarra, comunidad que ha realizado la pasarela desde su sistema de Rentas Mínimas», detalla.
IMV, por comunidades autónomas, respecto a las personas bajo el umbral de la pobreza

IMV, por comunidades autónomas, respecto a las personas bajo el umbral de la pobrezaAsociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales

El IMV vino a sustituir a la Renta Mínima de Inserción, llegando a mucha más gente, en teoría. Sobre el terreno, apenas ha aumentado en unos 130.000 beneficiarios más.
«Mientras tanto las 'colas del hambre' deberían avergonzar a los gobernantes y, en lugar de ser noticia, tendrían que ser la denuncia continua de la impericia del Gobierno en la gestión de la 'vacuna contra la pobreza', que es el IMV», continúan desde esta organización.

«Un éxito extraordinario», según Escrivá

Hace una semana, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, calificaba de «éxito extraordinario» la implantación del IMV, al recibirlo «casi un millón de personas» en España –824.441 ciudadanos–. A esto, añadía que quien no era beneficiario era porque no cumplía con los requisitos.
Una aseveración que contrasta con la visión que ofrece el equipo de Ramírez, también presidente del Observatorio Estatal de la Dependencia: «La burocracia y los exigentes requisitos hacen que se denieguen tres de cada cuatro solicitudes. Sólo 366.805 familias accedieron al IMV, muy lejos de las 850.000 prometidas por el gobierno».
En 2020, las resoluciones positivas fueron del 15,3 %, en 2021 hasta marzo fueron del 27,9 % y hasta septiembre, del 30,4 %, según los datos recopilados por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que los consideran «una cifra irrisoria que no responde a las expectativas depositadas en este nuevo derecho subjetivo ni tampoco responde a las necesidades de la población azotada por las consecuencias sociales de la pandemia».
Una población que, en muchos casos, tendrá que seguir esperando en las «colas del hambre» y más aun con el horizonte gris que se vislumbra con la crisis de Ucrania, que podría suponer un nuevo impulso a la inflación desbocada que estamos viviendo en los últimos tiempos.
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