
Nadia Calviño es la responsable de la política económica española
Recuperación económica
Las lecciones de Alemania, Irlanda y Chile para España: por qué reducir gasto público es mejor que subir impuestos
Con más de un 50 % de gasto público sobre el PIB y la idea de seguir subiendo impuestos, el Gobierno español no parece dispuesto, de momento, a seguir las recetas que más éxito han dado
El economista Daniel Lacalle ha escrito un artículo muy interesante en el informe Por una mejora de la eficiencia del gasto público en España, del Instituto de Estudios Económicos (IEE). En él demuestra con datos por qué disminuir el gasto público es más eficaz que subir impuestos para lograr el equilibrio de las finanzas públicas e impulsar el crecimiento económico y el empleo.
Como recuerda Lacalle, el gasto público creció de manera importante en el mundo entre los años 1945 y 1980. En los gobiernos europeos era inferior al 10 % a finales del siglo XIX. Hoy supera el 50 % en la mayoría de las naciones del continente.
La participación del Estado en la economía ha sido creciente, y en esta evolución los países han tenido comportamientos dispares. «Si analizamos los casos de Alemania, Irlanda y Chile, se puede observar cómo han pasado de ser economías con una gran intervención del sector público a tener un modelo abierto, donde el sector público y el privado colaboran para maximizar el crecimiento y el empleo privado debido a la moderación del gasto público y a la reducción de la cuña fiscal y administrativa», indica Lacalle.
Alemania
El país germano se equivocó al aumentar su gasto público en relación al PIB del 47,4 % en 2001 al 48,3 % en 2003. Este incremento y un alto endeudamiento limitaron su crecimiento económico. El bajo crecimiento condujo a una recaudación tributaria menor. Dificultó la reducción de sus déficits e hizo insostenibles las finanzas públicas.Tras una serie de reformas estructurales entre 2003 y 2005, la mayoría de sus problemas empezaron a disminuir. Las denominadas reformas de Hartz buscaron aumentar la flexibilidad laboral y mejorar la productividad y la competitividad.
El país redujo el gasto público sobre el PIB del 48,3 % en 2003 al 43,4 % en 2007 e implementó algunas de las mejores medidas del mundo en moderación presupuestaria durante los años posteriores.
Como consecuencia de sus reformas, el país entró en la crisis financiera de 2008 con un superávit público del 0,3 % del PIB. Fue uno de los países que menos impacto sufrió en la primera ola (2008-2010) y en la segunda (2011-2013). Siguió con esta política y ha sido la primera gran economía europea en registrar equilibrio financiero en 2012 y 2013 y superávit financiero entre 2014 y 2019.
Irlanda
Fue uno de los países de la eurozona más afectados por la crisis financiera de 2008. El estallido de los precios de la vivienda, entre otras cosas, produjo un déficit fiscal que ascendió al 32 % del PIB en 2010. El gasto público se acercó al 40 % del PIB y se creó uno de los mayores problemas de solvencia en la historia del país.
Lacalle explica que Irlanda puso en marcha uno de los planes más ambiciosos de la eurozona para reducir su déficit fiscal del -32,1 % del PIB en 2010 al +0,1 % en 2018. «Alcanzó una de las mayores tasas de crecimiento del PIB de la eurozona durante este periodo, el segundo PIB per cápita más alto en 2021 y una tasa de desempleo del 5 % en 2020, 2,6 puntos porcentuales por debajo de la media de la eurozona», indica el economista.
Irlanda redujo su gasto público hasta situarse en el 28,2 % del PIB en 2020, el más reducido de la eurozona, y bajó impuestos. «Aunque Irlanda tiene el tipo de impuesto sobre sociedades más bajo de la eurozona, con un 12,6 %, su sistema fiscal no es agresivo: es simplemente competitivo», señala Lacalle. Los efectos han sido muy positivos para su economía, y, en concreto, para su digitalización. El 90 % de las empresas digitales y de telecomunicaciones tiene su sede internacional en Irlanda.
Chile
Después de cuarenta años de mala gestión fiscal y una inflación creciente, la dictadura militar inició un importante programa de ajuste fiscal en 1975 y logró superávits fiscales entre los años 1976 y 1981. Tras cometer algún error, torcerse la situación y tener que recurrir al Banco Mundial, los gobiernos democráticos consiguieron un superávit fiscal promedio del 1,2 % del PIB entre los años 1990 y 2000 con una política fiscal conservadora. La deuda pública se redujo del 37 % del PIB en 1992 al 13 % en 2000.
Chile estableció una regla de equilibrio presupuestario en 2001 y creó dos fondos soberanos en 2006, entre otras medidas. Después, el gasto público bajó a niveles de los años 90 (por debajo del 20 % del PIB) en los años 2006-2007, registró cinco superávits fiscales consecutivos entre 2004 y 2008 y la deuda pública se redujo en más de treinta puntos entre 1991 y 2007. «Chile ha sido líder en seguridad jurídica y en inversión en América Latina, además de ser el lugar donde más rápido han mejorado las condiciones de vida durante las últimas décadas», señala Lacalle.
España
Lacalle estima que nuestro país es uno de los mejores ejemplos para comparar las diferencias entre afrontar una crisis con aumento o recorte del gasto. A finales de los 90 se redujo el gasto público del 44,2 % al 38,6 % sobre el PIB, se experimentaron los efectos positivos de la liberalización de mercados clave (telecomunicaciones, energía, transporte...), se disminuyeron los impuestos... La deuda cayó del 65 % al 45 %; el déficit, del -5,9 % al -0,1 %... El paro descendió del 20 % de media a mitad de los 90 al 8 % en la primera mitad de 2007. España se convirtió en el segundo país en creación de empleo de la UE, con más de 600.000 puestos de trabajo impulsados en una década. Fue la responsable del 80 % de nuevos puestos de trabajo creados en Europa.
Nuestra economía era la séptima del mundo en 2007, pero no pudo resistir la crisis de 2008. «España se enfrentó a la crisis financiera con un enorme plan de estímulo del sector público que no solo no funcionó, sino que agravó la situación de sus finanzas públicas a pesar del apoyo sin precedentes de la Unión Europea y el Banco Central Europeo. Durante todo el periodo de crisis, el programa de estabilización fiscal se resume en un aumento del gasto del 4,5 % del PIB y una reducción de los ingresos del 3,1 % del PIB», explica Lacalle.
La situación mejoró mientras se redujeron el gasto y los impuestos, y empeoró cuando no se hizo. Es el camino por el que vamos. Quizá deberíamos aprender y profundizar en las recetas que seguimos en el pasado y mirar el espejo de países como Alemania, Irlanda o Chile.