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Patochada sindical: UGT y CCOO se manifiestan contra ellos mismos

Lo que escuchamos este domingo en las calles españolas sólo fueron los cánticos del dúo Pepe y Unai ganándose el sueldo como teloneros del Gobierno

Quizá suponía demasiado esfuerzo desconvocar la protesta. Quizá ya habían encargado pancartas y pasquines y no querían dejar tirado al proveedor. Quizá Moncloa les pidió que siguieran adelante para apuntalar su relato. La cosa es que UGT y CCOO salieron este domingo a la calle para que el PP vote a favor de un decreto que ya ha anunciado que va a apoyar. La explicación más convincente la dio hace una semana Unai Sordo: «Los sindicatos se manifiestan contra quien les da la gana». Y ya estaría. Como si la responsabilidad de aprobar decretos recayera en un partido que no gobierna aunque ganara las elecciones. Como si no fuera un Gobierno socialista, el de Zapatero en 2010, el único que congeló las pensiones en el marco del mayor recorte social que hemos sufrido en democracia.

Pero eso sucedió hace 15 años. Lo que vimos este domingo fue una patochada sindical, que a duras penas secundó un millar de personas sumando las manifestaciones de Madrid, Barcelona y Sevilla. Algún guasón que acudió a la Plaza de Jacinto Benavente en la capital dijo que bien podría haberse sumado Yolanda Díaz para hacer bulto, como el Primero de Mayo. Porque la capacidad de movilización de UGT y Comisiones es prácticamente nula. Igual que la afiliación, que se encuentra bajo mínimos ante la evidencia de que sus prioridades nada tienen que ver con el mercado laboral y mucho menos con los trabajadores.

Empezando por el asunto de las pensiones, el señuelo elegido para la protesta, es necesario recordar que ambas centrales controlan el 40 % del capital de Gestión de Previsión y Pensiones (GPP), la gestora que maneja el mayor plan de empleo de España: el de la Administración General del Estado. El 60 % restante está en manos del BBVA, que consolida sus cuentas en las del grupo. El origen de esta participación se remonta a los tiempos de Caja Postal, entidad financiera que acabó integrada en Argentaria, la «A» del banco que hoy preside Carlos Torres. Para que se hagan una idea, sólo en la partida de comisiones, GPP viene generando más de 12 millones de euros anuales. Y resulta que la reforma impulsada por el exministro Escrivá que alumbró los planes de pensiones simplificados, también creó los planes de pensiones de promoción pública. Cinco gestoras se hicieron con el mandato para desarrollar este nuevo producto. Huelga decir que una de ellas fue GPP; todo queda en casa. Y tampoco nos olvidemos de Fonditel, que nació para administrar el ahorro de los empleados de Telefónica. La participación mayoritaria es de la operadora, cierto, pero UGT y Comisiones tienen un 15 % del capital cada una.

¡El diálogo social, se atreven a decir, cuando no hacen más que dinamitarlo! Los dos últimos ejemplos los tenemos en la reducción de la jornada laboral y en la subida del Salario Mínimo Interprofesional hasta 1.184 euros mensuales. Un año más, y van cinco, la patronal se queda fuera del pacto que acaban de sellar UGT y CCOO con el Gobierno sin saber todavía quién ganará la batalla que enfrenta a Díaz con la vicepresidenta Montero a cuenta del mínimo exento del IRPF. En los últimos ejercicios, las revalorizaciones del SMI han ido acompañadas de un ajuste para garantizar que los trabajadores que perciben esta renta no tengan que tributar, pero en esta ocasión la ministra de Hacienda continúa sin pronunciarse. ¿Piensa mal y acertarás? Es probable, por lo que cuesta entender que los líderes sindicales hayan firmado el acuerdo con el Ministerio de Trabajo sin que esté solucionado ese punto, que puede dejar el aumento del SMI en apenas 400 euros anuales de los 700 que nos están vendiendo a bombo y platillo.

Claro que los sindicatos mayoritarios no están en eso sino en alimentar la propaganda de quienes controlan el presupuesto. Ni la revalorización de las pensiones. Ni la precariedad laboral estructural. Ni la productividad. Ni el drama de los «trabajadores pobres», que han de encadenar hasta tres y cuatro empleos para poder pagar las facturas a fin de mes. Ni ningún otro de los muchos males que aquejan a nuestro mercado laboral. Lo que escuchamos este domingo en las calles españolas sólo fueron los cánticos del dúo Pepe y Unai ganándose el sueldo como teloneros del Gobierno. Hace tiempo que UGT y CCOO perdieron el respeto a los trabajadores. Hace tiempo que se perdieron el respeto a ellos mismos.

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