La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen (de espaldas), preside la segunda reunión del Comité creado por el Gobierno para el análisis del apagón eléctrico del 28 de abril
Por qué el Gobierno llama crisis energética al apagón
Comparecencia tras comparecencia los miembros del ejecutivo evitan cuidadosamente usar la palabra apagón para referirse al cero energético total que vivió España el pasado 28 de abril. En lugar de ello, recurren a la denominación «crisis de electricidad».
Esta terminología procede del Plan de Preparación Frente a los Riesgos en el sector Eléctrico en España (PPR), un documento elaborado por el ministerio de Transición Ecológica en el que se prevén los diferentes riesgos que puede afrontar el sistema eléctrico y las respuestas a los mismos, tras una evaluación de los mismos de la mano de Red Eléctrica.
El origen del término está en el reglamento europeo 2019/941, que define una crisis de electricidad como «una situación presente o inminente en la que se produce una escasez significativa de electricidad, determinada por los Estados miembros y descrita en sus planes de riesgo».
El documento fija que Red Eléctrica debe elaborar informes de cobertura mensuales sobre la situación de la red, mientras que la organización europea ENTSO-E, a la que pertenece Red Eléctrica, debe analizar los posibles riesgos para la seguridad del suministro dos veces al año, para los períodos de verano e invierno, periodos ambos que son críticos para la red eléctrica por la mayor demanda de energía que requieren las condiciones climáticas externas.
El documento establece además unos determinados requisitos para que se declare la crisis de electricidad, como por ejemplo que se alcancen determinados valores en varios indicadores técnicos.
Las crisis pueden ser, en función de ello, insignificantes, menores, mayores, críticas o desastrosas, en función de los umbrales alcanzados. Este último escenario se alcanza cuando la Energía No Suministrada (ENS) alcanza el 0,25 % de la demanda anual de España del año anterior en MWh o más, caso que evidentemente se produjo el pasado 28 de abril.
El documento recoge hasta 31 posibles escenarios para una crisis de electricidad, repartidos en nueve categorías. Estas engloban desde ciberataques hasta ataques físicos a la infraestructura (como los que produjeron el reciente apagón del sur de Francia); eventos climáticos externos, desastres naturales, escasez de combustible, fallos humanos, errores de mercado, fallos técnicos u otros escenarios de crisis.