Bruselas y el BCE acorralan a Sánchez
El BCE, que también está mosqueado con el modelo intervencionista de Sánchez con la OPA, ha empezado a hablar de la «cláusula de escape»
Esta semana pasada han ocurrido un par de cosas que han pasado completamente desapercibidas en casi todos los medios.
La primera noticia se refería a que la Comisión Europea iniciaba un procedimiento de infracción contra España por «trabar» la OPA del BBVA y el Sabadell. Este es un proceso formal de la UE para asegurar el cumplimiento de los Tratados, especialmente en relación con la libre circulación de capitales y la integración bancaria del mercado único.
Este proceso, que no es trivial, consiste en enviar una notificación a España pidiendo explicaciones sobre cómo sus medidas pueden estar violando la normativa europea que prohíbe restricciones injustificadas a los movimientos de capitales; pero sobre todo porque Carlos Cuerpo ya fue previamente avisado de que Bruselas no veía bien la intervención del Gobierno en esta OPA.
España tendrá hasta dos meses para dar una respuesta y, en caso de no ser satisfactoria, Bruselas enviará una segunda notificación requiriendo la rectificación del gobierno español. Si en dos meses España no cumple, la Comisión denunciará a España y a su gobierno ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Vamos, que la Comisión ha empezado a tocar las partes menos nobles de Sánchez.
Pero a su vez el BCE, que también está mosqueado con el modelo intervencionista de Sánchez con la OPA, ha empezado a hablar de la «cláusula de escape» sin referirse en concreto a España, pero es muy raro que se haya mencionado justamente esta regla en estos momentos.
La «cláusula de escape» consiste en establecer condiciones políticas y fiscales para seguir comprando deuda de un país o PARA VENDERLA, especialmente si un país: no respeta la «rule of law» (estado de derecho) o se desvía gravemente de los compromisos fiscales y económicos del marco europeo.
Cuando la Comisión Europea o el BCE hablan, en concreto, de «rule of law», se refieren a respetar la independencia judicial, no politizar la justicia, no limitar la libertad de prensa, ni aprobar leyes arbitrarias o represivas.
Cuando habla de desviarse de los compromisos fiscales y económicos, hay dos países en la punta de mira del BCE, Francia y España. Francia está peor, pero lo vende mucho mejor.
Si en dos meses España no cumple, la Comisión denunciará a España y a su gobierno ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Los dos anuncios por separado, pero casi simultáneamente han pasado muy desapercibidos para los medios de comunicación, pero no para el Gobierno y el Ministro de Economía, que después de tener que renunciar a sus aspiraciones a presidir el Eurogrupo, sabe que las relaciones con Bruselas pasan por enormes dificultades.
La cláusula de escape para España, en el caso de que el BCE decidiese aplicarla, es muy dura porque significaría que el BCE podría empezar a vender deuda en mercados secundarios, lo que provocaría automáticamente subidas muy importantes de la prima de riesgo.
No creo que, de momento, el BCE vaya a empezar a aplicar esa cláusula, pero si lo decidiese sería para obligar a Sánchez a abandonar el poder y convocar elecciones generales sin remedio, porque esto supondría cortar el grifo de la financiación a nuestro Gobierno y colocar al borde del rescate a la economía española.
Por lo tanto, habrá que seguir muy de cerca los movimientos del BCE con la Deuda española que está de la siguiente manera:
La deuda del BCE que está en poder del Banco de España, que no tiene otra alternativa que cumplir con las órdenes del BCE.
Si nos fijamos en que ha pasado desde el 2019, el Banco de España tenía en sus cajas fuertes 212.598 millones de euros de deuda de nuestro país. Esta fue subiendo a causa de las políticas implantadas por el BCE por culpa de la pandemia y llegó a su máximo en 2022, cuando la cifra ascendió a 413.203 millones. La pandemia le permitió a Sánchez y a Nadia Calviño colocar 200.976 millones de euros en ese período de tiempo.
Desde entonces el Banco de España ha ido colocando, a su vencimiento y de forma pausada y tranquila, deuda vencida y en 2023 redujo su posición en 11.371 millones de euros y en 2024 en 25.415 millones de euros.
En los 4 primeros meses de este año ya ha dejado de renovar 18.393 millones de euros que significa haberse desprendido del 72 % de todo lo que se quitó en 2024 y el 162 % de lo que se desprendió en 2023. Está más que claro que el BCE ya ha decidió no renovar deuda a su vencimiento para «oficialmente» reducir masa monetaria en circulación y terminar de reducir la inflación.
No conozco cuales son las verdaderas intenciones del BCE que, desde luego, el Gobernador del Banco de España si debe de tener algo más claras, porque se le ve con muchas ganas de que el BBVA se retire de la puja, porque «muerto el perro se terminó la rabia». Pero me da que el BBVA después de estas dos noticias, se va a aferrar a que desde Bruselas tuerzan el brazo de Sánchez o le «derroquen». Zapatero sabe personalmente como las gastan en la capital de la UE y sabe que si quieren te ponen de patitas en la calle.
Los desplantes de Sánchez en política exterior yendo en contra de la Comisión y su última salida de pata de banco con la OTAN, su no al 5 %, para luego claudicar y su foto de familia separado, ha terminado de dejarle al pie de los caballos, además de cabrear a mucha gente.
Desde Bruselas estaban esperando una metedura de pata, como así ha sido con el intervencionismo de este Gobierno sobre algo que sólo beneficia a Salvador Illa.
Esta metedura de pata de empecinarse en bloquear la OPA le ha colocado donde a ningún gobernante le gustaría encontrarse, en ser investigado y tener que dar explicaciones y en ser «amenazado» con vender su deuda en mercados secundarios, con lo que ello conlleva en costes financieros y en dificultades para conseguir dinero.
Esto último es lo que más necesita Pedro Sánchez para seguir aguantando en La Moncloa: DINERO PRESTADO.