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Gonzalo Bernardos vaticina cómo evolucionará el precio de la vivienda en 2026: «Nada extraordinario»

El sector está dominado por la vivienda de segunda mano, que representa el 96,63 % de las transacciones

El año 2025 se está consolidando como excepcional para el sector hipotecario español. El tercer trimestre confirma una tendencia alcista que podría culminar con datos históricos al cierre de año. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan una racha de más de diez meses consecutivos de crecimiento en las hipotecas firmadas.

De hecho, el primer mes del tercer trimestre del año se ha convertido en el mejor mes de julio de los últimos quince años, con 2.146 hipotecas diarias. De mantenerse la tendencia, el año podría cerrarse con más de 525.000 hipotecas, una cifra no vista en década y media.

Además de aumentar el número de operaciones, también se ha incrementado el precio medio de la vivienda hipotecada. Entre julio y septiembre alcanzó los 305.667 euros, un 28,9 % que, en el mismo periodo de 2024, según el análisis del Centro de Estudios de Trioteca (CET). Este aumento evidencia tanto el encarecimiento de la vivienda como una mayor capacidad de endeudamiento.

El sector está dominado por la vivienda de segunda mano, que representa el 96,63 % de las transacciones. Y a lo largo del año se ha producido un incremento del 10 % de las operaciones de compraventa, aunque en algunas zonas se han frenado por un desajuste entre el precio de venta y compra.

«En zonas de Madrid, Barcelona o Palma, la demanda de alto ‘standing’ está empezando a fallar, pero los propietarios siguen poniendo las viviendas a la venta como si el comprador fuera extranjero y pudiera gastarse todo el dinero que quiera. Esto ha hecho que bajen las transacciones en algunos mercados, pero no va a suponer que su precio baje», asegura Gonzalo Bernardos, advisor de Trioteca y profesor de Economía de la Universidad de Barcelona (UB).

Para que los precios disminuyan se tiene que producir un aumento de la oferta, pero en España está tiene «dos grandes restricciones». Por un lado, «los promotores no tienen dinero para comprar suelo», explica Bernardos. Además, «no hay mano de obra», añade.

A eso se le suma que «el Gobierno está matando la oferta de alquiler, por lo que la demanda de compra aumenta, provocando un incremento de los precios», cuenta el profesor de Economía de la UB.

En definitiva, para Gonzalo Bernardos, «en 2026 no va a pasar nada extraordinario en el mercado». Esto supone que los precios no van a bajar, pero tampoco «va a haber una burbuja inmobiliaria, ni hipotecaria, ni los bancos van a volver a hacer barbaridades», sentencia.

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