Fundado en 1910
Instalaciones de la Fábrica de La Felguera (Asturias, España), en la década de 1920.

Instalaciones de la Fábrica de La Felguera (Asturias, España), en la década de 1920.Duro Felguera

Duro Felguera, el gigante asturiano que abasteció a España de hierro y hoy pelea por sobrevivir

El consejo de administración de la empresa, con más de 165 años de historia, aprueba un plan de reestructuración para evitar el cierre

El consejo de administración de Duro Felguera aprobó este martes un plan de reestructuración con el que busca evitar el cierre de una empresa clave en la historia industrial española. En sus 167 años, la compañía ha pasado de ser el emblema económico de Asturias a sostenerse con refinanciaciones, pleitos y ayudas del Estado. El nuevo esquema, avalado por el grupo mexicano Prodi, incluye 10 millones de financiación capitalizable y la venta progresiva de activos, en el enésimo intento de rescatar una de las firmas más simbólicas del tejido empresarial del país.

Nacida en Langreo en 1858, de la mano de Pedro Duro Benito –un empresario visionario que entendió antes que nadie que el carbón y el hierro serían los pilares de un nuevo siglo–, su primer alto horno, encendido en La Felguera en 1863, fundía el mineral extraído en los montes asturianos para alimentar una España que empezaba a industrializarse. En apenas una década, la Sociedad Metalúrgica de Langreo y Cía. ya producía la tercera parte del hierro del país. Duro Felguera no solo dio trabajo a miles de familias –creó barrios obreros, escuelas y economatos–, sino que se convirtió en un símbolo de progreso y orgullo regional. En 1906 se fusionó con la Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias, de Luis Adaro, y extendió sus tentáculos a las minas de los Felgueroso, la construcción naval y la comercialización de carbones.

El gran viraje llegó en los sesenta. La reconversión siderúrgica del país empujó a la compañía a abandonar el hierro y el carbón para centrarse en los bienes de equipo. En 1966, su rama metalúrgica se integró en Uninsa, germen de Ensidesa, y en 1967 cedió las explotaciones mineras a Hunosa. El gigante siderúrgico se transformó en una ingeniería moderna que diseñaba plantas industriales «llave en mano». Fue una mutación arriesgada, pero le permitió sobrevivir. En los noventa adoptó su actual forma como Grupo Duro Felguera S.A., trasladó su domicilio social a Oviedo y consolidó una red de filiales dedicadas a energía, renovables, servicios y automatización.

Su ambición internacional la llevó a firmar macroproyectos en Venezuela, Brasil, Canadá, Reino Unido o Australia, pero los presupuestos se dispararon, los litigios se acumularon y la deuda se convirtió en una amenaza. El espejismo de 2012 –con beneficio récord de 116 millones y ventas de 916 millones– fue el preludio de una caída prolongada. En 2015 ya perdía 68 millones; en 2017, 254. La banca ejecutó avales, los sobrecostes devoraban los márgenes y la antigua joya asturiana empezaba a parecer un gigante oxidado.

A partir de ahí comenzó la década de los rescates. En 2017, acosada por las pérdidas y por un proceso judicial en la Audiencia Nacional por presuntos sobornos a funcionarios venezolanos, la empresa logró que la banca aceptara una quita de 233 millones. Fue el primer salvavidas. El segundo llegó con la pandemia: el Gobierno la consideró «estratégica» para Asturias y la SEPI inyectó 120 millones de euros a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, entrando así en su consejo. El tercero vino en 2023, cuando los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil México invirtieron 90 millones a cambio del 54 % del capital. Ninguno consiguió devolverle la estabilidad.

Postal de la fábrica de La Felguera en los primeros años del siglo XX.

Postal de la fábrica de La Felguera en los primeros años del siglo XX.Duro Felguera

Las cuentas de 2024 confirmaron el deterioro con 98 millones de pérdidas, un 36 % más que el año anterior, y un patrimonio neto hundido en los -269 millones. A ello se sumaban litigios por más de 700 millones, entre ellos el que mantiene con la estatal argelina Sonelgaz por la paralización de una central térmica en Djelfa. La empresa argelina reclama 417 millones; Duro Felguera solo ha provisionado 100. El caso se dirime en la Cámara de Comercio Internacional de París y amenaza con decidir el futuro de la firma. La CNMV suspendió su cotización a finales de 2024 y la auditora Deloitte llegó a advertir de «serias dudas sobre su continuidad como empresa en funcionamiento».

El deterioro financiero provocó además una sangría de directivos: cinco consejeros delegados y seis directores financieros en una década. En 2024 presentó preconcurso de acreedores; el juzgado de lo mercantil de Gijón le concedió varias prórrogas hasta que, el 3 de octubre, denegó la cuarta, fijando el 31 de octubre como límite para solicitar la homologación judicial del plan. Desde entonces, el Gobierno asturiano ha mantenido «conversaciones constantes» con la compañía, consciente de lo que supondría su caída para el empleo y la economía regional. El propio presidente Adrián Barbón recordó que en la empresa hay dinero público –120 millones de la SEPI y 6 del Principado–, por lo que «exigir un plan de viabilidad es una cuestión de responsabilidad».

Frentes judiciales

Paralelamente, los frentes judiciales han acompañado cada intento de reflotar la marca. El caso Venezuela, abierto en 2017, continúa en instrucción y la Fiscalía Anticorrupción reclama una multa de 160 millones de euros. En los últimos años, la compañía también ha tenido que responder por inspecciones fiscales y pérdidas no justificadas, mientras su nombre aparecía en informes sobre blanqueo y pagos irregulares.

Hoy, el plan aprobado busca ganar tiempo. Prodi aportará liquidez; se venderán divisiones y activos no estratégicos; se intentará homologar judicialmente el acuerdo para evitar la insolvencia formal. Pero este símbolo de la industria siderúrgica española parece estar escribiendo las últimas páginas de su brillante historia industrial.

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