La feria del capón de Vilalba.
El capón de Vilalba desafía al frío y alcanza los 230 euros en una feria centenaria
Los codiciados capones de Vilalba volverán a ser los protagonistas de las mesas navideñas en la localidad lucense
Ni el frío ni la lluvia han evitado que cientos de personas hayan visitado este domingo Vilalba (Lugo) con motivo de la centenaria fiesta del capón, en la que los ejemplares han alcanzado los 230 euros.
Los codiciados capones de Vilalba volverán a ser los protagonistas de las mesas navideñas en la localidad lucense y en Galicia, pero también fuera de esta comunidad autónoma ya que tienen demanda nacional e internacional.
De un censo total de 1.200 animales criados este año por una treintena de criadores, a la feria han llegado algo más de un centenar (el 10 % estipulado), ya que la mayoría se comercializa bajo reserva previa desde el verano, tal y como ha explicado a EFE la presidenta de la Asociación de Criadores, Laura Cortiñas.
«Es un producto casi de encargo» porque a la feria «solo llegan unos poquitos» capones, ha dicho.
La vilalbesa plaza de la Constitución se ha convertido desde las 10:00 horas en el epicentro de una jornada de «muy buen ambiente», ha asegurado Cortiñas. Y eso que el tiempo no ha acompañado, pero, como dice la presidenta de los criadores, «el frío es bueno para los capones», y las personas «siempre pueden abrigarse».
La alcaldesa de Vilalba, Marta Rouco, en declaraciones a EFE, se ha mostrado satisfecha por la gran afluencia de público a la feria y ha destacado qu eel capón es uno de los «tres embajadores» de la localidad, junto al queso de San Simón y el roscón.
Pese a la inflación, los precios se han mantenido estables respecto al año pasado y se han situado entre los 150 y los 230 euros, cantidad, esta última, que se abonó por una pieza de siete kilos.
Detrás de este manjar hay una crianza de siete meses al aire libre y un proceso de ceba artesanal que comienza el 11 de noviembre (San Martín). Entonces, las aves son encerradas en «capoeiras» y alimentadas con el tradicional «amoado» (pasta de maíz con agua hirviendo, a veces con castaña o yema de huevo). Eso confiere a su piel un tono dorado y a su carne una grasa infiltrada única.
El director de la Axencia Galega de la Calidad Alimentaria, Martín Alemparte, también presente en la feria, ha destacado los avances para la consolidación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) que ampara este producto, que cuenta con tres operadores certificados.
A su juicio, el capón desarrolla un papel dinamizador tanto económico como social en Vilalba y su entorno.
Con referencias históricas que datan de 1835, la feria no es solo un mercado, sino que en ella también se entregan los premios a los criadores y se puede degustar el producto. Así, se han ofrecido hasta tres recetas diferentes y las existencias del capón de Vilalba, que siempre vuelve por Navidad, se agotaron.