
Parque Nacional de Las Tablas
De la Edad de Bronce a la magia del agua: un viaje por el corazón de La Mancha
La campaña Sabor Quijote propone un viaje sensorial por Daimiel a través de dos joyas únicas: la Motilla del Azuer y Las Tablas, uniendo patrimonio, naturaleza y gastronomía en una experiencia para todos los sentidos
En colaboración con sabor quijote
Conectar el pasado milenario con los paisajes vivos del presente es posible en Daimiel, epicentro de la última campaña Sabor Quijote, una iniciativa de la Diputación de Ciudad Real que invita a descubrir, saborear y sentir el territorio. Dos enclaves extraordinarios —la Motilla del Azuer y el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel— se convierten en protagonistas de una experiencia que fusiona historia, naturaleza y gastronomía manchega.

Motilla del Azuer
«Queremos que la gente nos conozca y venga a conocer nuestra provincia», afirma María Jesús Pelayo, vicepresidenta de la Diputación de Ciudad Real, que celebra este año el 12 º aniversario de la declaración de Bien de Interés Cultural de la Motilla del Azuer. El yacimiento arqueológico, uno de los más singulares de Europa, remonta al 2200 a. C. y estuvo habitado durante nueve siglos. Se trata de una fortificación de la Edad de Bronce única por su estructura y estado de conservación. «Es sorprendente ver esta construcción. Es la única motilla que se puede recorrer por su interior», subraya Pelayo.
La provincia tiene atractivos que se deben poner en valor mediante iniciativas como Sabor QuijoteVicepresidenta de la Diputación de Ciudad Real
La Motilla forma parte de un conjunto de 45 asentamientos similares distribuidos por La Mancha, pero este yacimiento —investigado desde 1974— se ha convertido en un auténtico imán para los visitantes, alcanzando los 8.000 turistas anuales. Su torre central, su pozo excavado en profundidad y sus muros concéntricos hablan de una cultura compleja, capaz de organizar el territorio y gestionar el recurso más escaso: el agua.
Parque Nacional de Las Tablas
El otro gran protagonista de esta ruta es el agua, encarnada en el Parque Nacional de Las Tablas, un humedal que despierta con fuerza cada verano. «El verano es la mejor época porque hay agua, y el amanecer es todo un espectáculo», apunta María Jesús Pelayo. En 2024, más de 160.000 personas visitaron este enclave protegido, que representa uno de los ecosistemas más valiosos de la Península. «Sabor Quijote se basa en la naturaleza, y Las Tablas son el símbolo perfecto de esa unión entre sostenibilidad, biodiversidad y cultura local», añade.

María Jesús Pelayo, vicepresidenta de la Diputación de Ciudad Real
Miguel Ángel Valverde, presidente de la Diputación, destaca el papel de este tipo de acciones para dinamizar el territorio: «Es increíble la transformación del paisaje. La provincia tiene atractivos que se deben poner en valor mediante iniciativas como Sabor Quijote. Los datos de 2024 han sido buenos en cuanto a turismo, pero también nos preocupa que determinados lugares están teniendo problemas para fijar población. Apostar por el turismo de interior es también apostar por el futuro de nuestros pueblos».

Parque Nacional de Las Tablas
La campaña Sabor Quijote no solo busca atraer turistas, sino generar riqueza y fijar población mediante la promoción de la cultura, la historia y los productos locales. «Antes hacíamos más autoconsumo y ahora queremos que la gente venga», explica Pelayo. En esta edición, el Museo Comarcal de Daimiel, punto neurálgico de las actividades, ofrece degustaciones, exposiciones y rutas interpretativas que conectan directamente con el alma del territorio.
Apostar por el turismo de interior es también apostar por el futuro de nuestros pueblosPresidente de la Diputación de Ciudad Real
Leopoldo Sierra, alcalde de Daimiel, resume el espíritu de esta propuesta con palabras que son al mismo tiempo invitación y declaración de principios: «Daimiel es agua. Es símbolo de lucha por la sostenibilidad. Pero si algo define a Daimiel es su gente. Son el verdadero motor de lo que somos». Y añade: «Gracias a la Diputación Provincial, hoy podemos invitar a todos a disfrutar de un día inolvidable y de nuestras gentes».
En el marco de la campaña, el Espacio Fisac acogió una de las citas más esperadas presentada por Gemma Molina y Agustín Durán: una degustación de productos locales que permitió a los invitados descubrir los sabores más auténticos de Daimiel. El queso manchego, representado por las variedades de Ojos del Guadiana y Zacatena, compartió protagonismo con el aceite virgen extra de Los Candeales, el tradicional pan de cruz, los embutidos de caza artesanos de Juanma y una cuidada selección de vinos de la comarca, como los de Los Pozos y Los Candeales. Una muestra de cómo la excelencia del producto local acompaña y enriquece el relato cultural del territorio.

Espacio Fisac
El escenario elegido para esta experiencia gastronómica no fue casual: el Espacio Fisac rinde homenaje al arquitecto daimieleño Miguel Fisac, una de las figuras más influyentes de la arquitectura española del siglo XX. Fisac fue pionero en el uso del hormigón y autor de obras emblemáticas como el Instituto Cajal o la sede del CSIC en Madrid. Su legado se entrelaza aquí con la identidad local, en un espacio que invita a saborear no solo alimentos, sino también una manera de entender el diseño, la funcionalidad y el paisaje.
Daimiel es agua. Es símbolo de lucha por la sostenibilidadAlcalde de Daimiel
El broche final de la jornada lo puso la Noche en la Plaza de España, una propuesta que combinó música y humor para cerrar el día con el mejor ambiente. La DJ Cristina animó la velada con una sesión que dio paso a los monólogos de dos figuras muy queridas del panorama cómico nacional: Agustín Durán, con su humor manchego y costumbrista, y Paco Collado conocido por su personaje “El Aberroncho.

Noche en la Plaza de España de Daimiel
El éxito de Sabor Quijote se mide en cifras —más de 3 millones de impactos en medios y redes—, pero sobre todo en emociones. Porque en Daimiel, cada rincón cuenta una historia, y cada historia se acompaña de un sabor: aliento de bronce, pan mojado, vino nuevo, amaneceres sobre las aguas quietas. Es el alma de La Mancha, puesta en valor para ser compartida. O como recuerda el alcalde: «Ciudad Real es historia. Cada pueblo tiene algo que merece ser conocido, visitado y compartido».