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06 de mayo de 2024

Alumnos del CEIP Escritor Alfonso Grosso durante un día de colegio

Alumnos del CEIP Escritor Alfonso Grosso durante un día de colegioEuropa Press

Los maestros españoles se basan en «falsas creencias» sobre la enseñanza de la lectura

«A los profesionales les falta conocimiento porque no reciben una buena formación», según una de las autoras de la investigación

La capacidad lectora es uno de los pilares de la educación en todos los países, por ello es también uno de los mayores retos para los educadores. En nuestro país, una investigación ha demostrado ahora que los profesionales deberían invertir más tiempo en ello.
El estudio sobre la enseñanza de la lectura apunta a que en España los maestros tienen una escasa formación acerca del proceso lector y se basan en falsas creencias o conceptos vacíos –madurez y motivación– que no ayudan a un eficaz aprendizaje.
El grupo de investigación encuestó a dos muestras de profesores españoles, 840 de preescolar y 876 de primaria, sobre sus opiniones acerca de las habilidades lectoras, sus prácticas de enseñanza de la lectura y los métodos de detección y evaluación de las dificultades lectoras.
El cuestionario para los docentes de primaria también incluía preguntas para valorar su preparación y conocimiento, según ha explicado a Efe Almudena Giménez de la Peña, una de las autoras y profesora del departamento de Psicología Básica de la Universidad de Málaga. Forma parte, además, del Grupo Leeduca, dedicado al estudio de la adquisición de la lectura y sus dificultades, en el que trabajan psicólogos, maestros, logopedas e ingenieros de comunicación.
Una de las falsas creencias de los maestros es que aprender a leer es «un aprendizaje espontáneo como el habla, es decir, que los niños tienen sus propios recursos y si se les empuja un poco son capaces de aprender que las letras representan sonidos y eso les permite reconocer palabras, pero no hay nada más lejos de la realidad. Se necesita una enseñanza explícita y sistemática», explica.
Hay que preparar a los niños a reconocer los sonidos –empezando primero por las partes de las palabras, las sílabas y finalmente, los fonemas–, y así podrán con facilidad asociarlo a las letras. Unido a ello, se debe reforzar su lenguaje oral para poder usarlo en la comprensión del lenguaje escrito.

Se necesita más y mejor formación

En España, el grupo de Giménez se llevó una sorpresa al revisar los planes de estudio de magisterio: apenas hay bibliografía sobre la enseñanza de la lectura ni espacio ni tiempo dedicado a ello en las aulas. «A los maestros les falta conocimiento porque no reciben una buena formación, no es un defecto suyo porque ellos se esfuerzan e implican por hacerlo lo mejor posible».
Estos déficit perjudican más a los niños que necesitan atención especial porque proceden de ambientes más vulnerables o tienen dificultades específicas para aprender a leer. Por todo ello, «debería asegurarse que los temarios de formación de los maestros les dota de conocimiento sobre la estructura gramatical, sobre el proceso lector y sobre las estrategias mas adecuadas para este tipo de enseñanza».

«Motivados para aprender a leer»

Otro error extendido es creer en la importancia de la motivación. «Contrariamente, lo que sabemos es que los niños cuanto mejor leen y mayor habilidad lectora tienen, más interesados están en la lectura. Hay una paradoja de que los niños con más dificultades para leer no van a estar interesados en la lectura y eso les ingresa en un círculo que en lugar de ser virtuoso es defectuoso y que les lleva a cometer cada vez más errores, a aprender menos etc.»
En las respuestas de los maestros aparece que los niños necesitan estar maduros para aprender a leer, pero «el término madurez es un concepto vacío, ¿en qué consiste?. Cuando se usa en el ámbito educativo es además un concepto poco operativo porque no permite tomar decisiones acerca de qué hacer para que un individuo madure».
Lo que indican los estudios es que para aprender a leer hay que estar entrenado en aspectos como el lenguaje oral, el vocabulario, la conciencia fonológica y la fluidez, que implica leer a buen ritmo y entonando (la entonación equivale a las comas de los textos).
Aunque hay profesores que tienen buenas prácticas, «luego no hay un aval científico detrás», explica Giménez, que subraya que pese a que a todos los que leen les parece algo muy fácil, «en realidad es una habilidad muy compleja. No es cierto que porque tú sepas leer, sepas enseñarlo».
No se trata de culpar a los docentes «pero no siempre están preparados para todo. Ellos mismos confiesan que saben muchas cosas y otros muchos conceptos no los dominan. Han oído hablar de la conciencia fonológica y la necesidad de aprender el alfabeto, sin embargo cuando se les hace preguntas concretas no siempre aciertan».
Por ejemplo, hubo un alto acuerdo entre los docentes en que el método mixto (comenzar con palabras asociadas a imágenes de objetos y luego introducir letras) es el más adecuado (60 %), lo cual «no es correcto, hay que empezar por la conciencia fonológica y el alfabeto».
«Sería esperable que los que se dedican a enseñar tuvieran una buena formación y estuviera actualizada a los descubrimientos que tienen evidencia científica, sin embargo hay estudios –sobre todo, en EE. UU.– que muestran que los profesores no tienen esa formación», explica Giménez, cuya investigación se ha publicado en el último número de la revista «Psicología Educativa».

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