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24 de abril de 2024

Mohammed Bin Salman Arabia Saudí

Mohammed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí y nuevo primer ministroAFP

La Universidad Rey Saúd tira de chequera para mejorar su posición

Científicos españoles, a sueldo de Arabia Saudí para ayudarle a subir en el ránking de universidades

Más de una decena de investigadores nacionales mienten al asegurar que su trabajo principal acaece en instituciones sauditas, que los captan para avanzar en la clasificación

La trama explotó el pasado mes de marzo, cuando trascendió que uno de los científicos más citados del mundo, el español Rafael Luque, era suspendido de empleo y sueldo nada menos que 13 años por la Universidad de Córdoba, institución en la que trabajaba.
El motivo fue el siguiente: a pesar de que Luque, que contaba en su haber con más de 700 investigaciones y estudios publicados en materia de química verde, tenía un contrato con el centro cordobés de funcionario a tiempo completo, aparecía como investigador de otros centros tan exóticos como dispares, la Universidad Rey Saúd, en Riad (Arabia Saudí) y la Universidad de la Amistad de los Pueblos, en Rusia.
La explicación que razonaba su presencia en este tipo de universidades es fácilmente deducible: estas instituciones, como la saudita, 'captan' a científicos que, bien por su prestigio, bien por su productividad, les ayudan a mejorar puestos en el influyente ránking educativo de Shanghái, que se elabora con los mejores centros superiores del mundo.
Aparecer en una u otra posición permite a las universidades aumentar su prestigio educativo, su influencia política y por qué no, el precio de sus matrículas. Desde hace años, varias universidades del país islámico iniciaron un agresivo programa para captar científicos de todo el mundo, entre ellos españoles, a cambio de generosos sueldos con la condición de pasar unos escasos días en sus campos y añadir su nombre a la firma de los estudios.

Varios investigadores españoles

Tras el señuelo de Luque, que no tuvo empacho en criticar a la Universidad de Córdoba por su suspensión, asegurando que sin él en la plantilla «caería 300 puestos» en la citada clasificación, el diario El País ha puesto nombre y apellidos a otros científicos nacionales que también se habrían dejado seducir por los dineros del régimen saudí, un país que viola a diario los derechos humanos más fundamentales.
Reputados investigadores de todo el mundo aceptan este tipo de ofrecimientos para figurar como afiliados a los centros sauditas, lo que provoca, irremediablemente, un efecto muy buscado: disparar, aunque sea artificialmente, a las instituciones árabes en los listados de las clasificaciones académicas.
Junto al nombre de Luque, aparece el caso del químico Damià Barceló, que desde 2016 consta como científico de la Universidad Rey Saúd en primer lugar a pesar de que es bien sabido que su dedicación principal es la de director del Instituto Catalán de Investigación del Agua.
Barceló es conocido por su productividad, ya que se le asignan unos 1.600 estudios firmados en toda su vida, alcanzando un ritmo en ocasiones de un trabajo por cada tres días. Ese nivel de actividad es lo que busca el centro saudita, pues es una de las variables que luego les ayudan a mejorar su posición en la tabla. Tanto Luque como Barceló han negado recibir una oferta de 70.000 euros anuales por parte de los árabes, aunque admiten que se les cubren sus caros experimentos y se les paga estancia y manutención en hoteles de lujo, así como primas por sus conferencias.

Qué es el ránking de Shanghái

La Clasificación Académica de las Universidades del Mundo (en inglés: Academic Ranking of World Universities, ARWU), también conocida como Clasificación de Shanghái es una de las clasificaciones universitarias más conocidas mundialmente.

Se trata de un listado recopilado por un grupo de especialistas para valorar la calidad de las 1.000 mejores universidades del mundo. Según este listado, Harvard, en Estados Unidos, es la gran dominadora.
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