Sánchez persigue la educación católica mientras se empeña en ocultar su formación en centros religiosos

Alrededor de un millón y medio de alumnos estudian en los 2.548 centros católicos que hay en España, la mayor parte de ellos pertenecientes a una congregación o instituto religioso, tal como revela la estadística correspondiente al curso 2020-2021 publicada en la web de Escuelas Católicas.

Según estos datos, la enseñanza pública representaba el 67,3 por ciento del sistema; la concertada (sostenida con fondos públicos) el 25,4 % y la privada (sin fondos públicos) el 7,2 por ciento. De ese 25,4 % de enseñanza concertada, la mayor parte correspondía a centros católicos (el 18,3 %). Así, de los 2.548 centros católicos que había en España en ese momento, 2.412 eran concertados, y tenían matriculados a 1.472.370 estudiantes.

A pesar de estos datos, que muestran la voluntad de muchas familias de que sus hijos se eduquen de acuerdo a los valores de la Iglesia católica, el Gobierno de Pedro Sánchez está obcecado en encabezar una lucha contra la educación religiosa en nuestro país. A raíz de la implantación de la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (Lomloe), la materia de Religión quedó relegada a una asignatura de tercera, con importancia mínima y con un horario lectivo completamente reducido.

Recientemente, el Observatorio de la Religión en la Escuela publicó un informe con datos demoledores que revela que la mayoría de los profesores de Religión estima que la conocida como Ley Celaá ha supuesto mayores dificultades para la enseñanza de la religión en las escuelas. Esta tendencia se mantiene en todas las comunidades autónomas, aunque en Cantabria, Galicia y Extremadura esa mayoría supera el 80 %.

El estudio refleja, asimismo, diferencias significativas entre la titularidad de los centros, siendo los más críticos con la aplicación de la Lomloe al sistema educativo en general, y a la asignatura de Religión en particular, los profesores de centros públicos.

Como consecuencia de esta norma educativa se rechazó la alternativa de mantener al menos el horario mínimo de la LOE, ley a la que la Lomloe da continuidad, ya que «se limitó al mínimo la carga lectiva en un ámbito tan decisivo para la educación de la persona», denunció la Conferencia Episcopal cuando la norma entró en vigor.

Además, esta ley dictó que los alumnos de Bachillerato que quisieran cursar Religión Católica tendrían que hacerlo fuera del horario lectivo, como una «séptima hora» de clase. «Genera preocupación la etapa de Bachillerato en aquellas comunidades autónomas en las que se penaliza al alumnado que elige la materia de Religión, que ve incrementada su carga lectiva semanal y que podría encontrarse así en condiciones de discriminación. En tal caso, sería necesaria la defensa jurídica del derecho de estos alumnos», criticaron los obispos.

La educación católica de Sánchez

Esta cruzada del Ejecutivo de Sánchez contra lo católico resulta aún más inverosímil si se consulta el pasado educativo del presidente del Gobierno. Durante sus primeros años lectivos, el líder del PSOE fue alumno del ya extinto Colegio de Santa Cristina de Chamartín, en Madrid. Este centro, de titularidad privada y de confesión católica, albergó entre sus muros a Pedro Sánchez durante sus estudios de la Educación General Básica (EGB).

A pesar de numerosos testimonios de sus compañeros que avalan su presencia de niño en este colegio católico, el presidente omite este dato en su biografía. De hecho, en la ficha oficial de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE no se menciona, ni tampoco en su página oficial. Según reveló uno de sus antaño amigos, en el año 1985 la matrícula mensual en este centro costaba unos 25.000 pesetas (unos 150 euros).

Asimismo, Sánchez obtuvo su licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales en el Real Centro Universitario María Cristina de El Escorial, un centro privado y católico fundado en 1892 por la Reina regente María Cristina de Habsburgo y que ha sido dirigido desde sus inicios por la Orden de San Agustín.