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26 de abril de 2024

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Paula Andrade

El perfil

Carlos Mulet, el senador bárbaro que quiere cazar a Don Juan Carlos

Un «muleto» es un «Mulo pequeño, de poca edad o cerril», según la primera de las cuatro acepciones que la RAE prescribe, sin la foto del senador de Compromís Carlos Mulet, que honraría a la entrada.
El pollino, pequeño de trayectoria pero largo de rebuzno, ha hecho fortuna como senador del Reino de España, que paga más de 86.000 euros anuales a un señor consagrado a dar coces a España, país aquejado por una peculiar variante del síndrome de Estocolmo: paga y cuida muy bien a toda acémila que dedique el tiempo a destruirla, como una víctima enamorada de su secuestrador que dedica sus menguantes energías a complacerla.
Mulet es el responsable de la convocatoria a Bárbara Rey en la Cámara Alta, inviable sin apoyos de partidos que un día fueron serios y hoy son carne del Sálvame o, peor, de La Tuerka: todavía en frenar estas patochadas hay acuerdo entre PSOE y PP, pero nadie debe descartar a futuro que, si le aprieta el zapato a Sánchez, levante la veda y se consagre a la caza de eméritos.
Quiere ser el domador del Rey Juan Carlos, pero apenas llega a clown aficionado del circo que le hace destacar, en exclusiva, por dos datos biográficos demostrativos de que Manuel Azaña no tenía razón cuando concluyó que la política era la más noble de las ocupaciones.
El primero: nadie ha presentado más enmiendas nunca en la historia del Senado. Y el segundo: nadie ha conseguido que tantas a la vez resulten tontas, frívolas, innecesarias, baratas o todo ello a la vez, como las de un friqui decidido a batir el récord Guinness de horas sin dormir o vestido de fallera.
Pero él, que procede de IU y lleva cobrando del erario público desde hace 18 años en distintos cargos y con distintas chaquetas, se siente Sísifo arrastrando la misma piedra por la misma loma ingrata, como si nadie se diera cuenta de su titánico esfuerzo por merecer cada uno de los euros que ingresa en su cuenta corriente por proezas como hablar en leonés en la Cámara Alta en 2016.
O aliarse con cualquier grupo político que se sienta maltratado por esa misma España que les mantiene a todos sin ponerse un chubasquero para tanto escupitajo.

Procede de IU y lleva cobrando del erario público desde hace 18 años en distintos cargos y con distintas chaquetas

Si la «España vacía» es la nueva careta de todos esos círculos cantonalistas que se sienten maltratados para justificar sus maltratos, se corre el peligro de que Mulet deje de ser una anécdota para convertirse en una categoría.
Él se cree muy listo, aunque tal vez le falte leer al Unamuno que, irónico, afirmaba sobre gentes como él aquello de «lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será».
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