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26 de abril de 2024

Alfonso Fernández Mañueco y su vicepresidente, Juan García-Gallardo

Alfonso Fernández Mañueco y su vicepresidente, Juan García-GallardoEFE

Mañueco abre camino

Vox quiere empujar al PP de Feijóo a pactar coaliciones de gobierno en toda España

La formación de Santiago Abascal pretende replicar el modelo de Castilla y León en otras comunidades –la siguiente, Andalucía– y cientos de ayuntamientos; que sea la norma y no la excepción

Las Cortes de Castilla y León unieron este lunes los destinos de Alfonso Fernández Mañueco y de Vox, al menos para los próximos cuatro años. El candidato popular fue investido presidente con los 44 votos de ambas formaciones, solo los del PP y Vox, pero más que suficientes para garantizarse una mayoría holgada.
En esta legislatura, el Gobierno de coalición estará tres escaños por encima de la mayoría absoluta. La tranquilidad está asegurada en lo numérico (cosa que no pasaba en la pasada legislatura con Ciudadanos), queda por ver cómo saldrá el experimento en lo programático.
De momento, Mañueco ensayó los primeros equilibrios durante su discurso de investidura, al anunciar que la futura Ley contra la Violencia Intrafamiliar pactada con los de Juan García-Gallardo convivirá con la Ley contra la Violencia de Género ya existente. Así como una Ley de Concordia que sustituya al decreto de la Memoria Histórica y Democrática vigente desde 2018.
Tan elocuente fue la ausencia de Alberto Núñez Feijóo como la presencia de Santiago Abascal en las Cortes. No hubo foto y, aun así, el PSOE se apresuró a hablar de la «nueva foto de Colón», en palabras del portavoz de Ferraz, Felipe Sicilia. «Así comienza la era de Feijóo al frente del PP. Hace una semana decía con su lema del Congreso de Sevilla 'Lo haremos bien', pero parece que eso era dar el paso a la extrema derecha», ironizó, tirando de argumentario.
El nuevo presidente del PP prefería haber podido evitar el primer gobierno de coalición entre su partido y Vox. En el equipo de Mañueco son conscientes de ello, aunque aseguran a El Debate que ni siquiera en privado Feijóo ha trasladado un solo reproche al pacto alcanzado en Castilla y León, que el PP ha asumido como un mal menor para conservar la Junta.
Para el presidente de Vox, en cambio, la de este lunes fue una jornada histórica, en tanto que su partido ha iniciado una etapa nueva de su ciclo vital: la de la gestión, como antes les ocurriera a Ciudadanos y Podemos.
Abascal en las Cortes de Castilla y León

Abascal en las Cortes de Castilla y LeónEFE

En sus declaraciones a la prensa, Abascal dio un giro al discurso mantenido por su partido en las últimas semanas. Reconoció, por primera vez, que la intención de Vox es exportar el modelo de Castilla y León al resto de España en las sucesivas citas electorales. Incluidas las generales. «Este Gobierno de coalición abre una nueva etapa en Castilla y León, pero, sobre todo, constituye una gran esperanza para millones de españoles, que observan este Gobierno como posible alternativa para toda España», se felicitó.
Hasta hace solo unas semanas, los de Abascal circunscribían el pacto de Castilla y León a Castilla y León y negaban tener una estrategia común para toda España. Por el contrario, sostenían que habría que ir viendo el «mandato de las urnas» en cada lugar. Ahora quieren replicar las coaliciones con el PP, animados por su auge en las encuestas.
De ello son conscientes también en el PP, donde ya están asumiendo que no les quedará más remedio que pactar con Vox en ayuntamientos y gobiernos regionales; porque Abascal –reflexionan– no va a dar un paso atrás después de haber dado uno al frente en Castilla y León.
También por primera vez, este lunes el vicesecretario de Política Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán, calificó el pacto de «normalidad» –él sí viajó a Valladolid–. Y, durante el debate, el portavoz de Unión del Pueblo Leonés, Luis Mariano Santos, recordó algo evidente: que muchos de los que el 13 de febrero votaron a Vox antes votaban al PP, y que por tanto son primos hermanos.

Andalucía, la siguiente

«Vox se va a oxidar. Una cosa es señalar el problema y otra gestionar. La gestión será el principio de su fin», señalan desde el entorno del presidente andaluz, Juanma Moreno. Aunque también saben que eso no ocurrirá en el corto plazo.
Moreno será el siguiente en medirse en las urnas. El escenario ideal para el presidente andaluz ante el hundimiento de Ciudadanos –también allí–, y por elevación también para Feijóo sería: obtener más escaños que toda la izquierda junta para así no estar obligado a meter a Vox en su gobierno, sino buscar su apoyo externo. Es decir, el modelo Ayuso.
Aunque desde el PP de Andalucía reconocen que, allí, Vox está más fuerte de lo que Rocío Monasterio lo estuvo en la Comunidad de Madrid, y eso que aún no tiene candidato. «Los ciudadanos decidirán en su momento. Nosotros les pediremos una mayoría suficiente para gobernar. Cuando llegue el momento ellos decidirán», señala el equipo de Moreno, encomendándose a lo que digan los andaluces.
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