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El Director de cine Iñaki Arteta

El Director de cine Iñaki ArtetaPaula Argüelles

I Congreso de Víctimas del Terrorismo

Iñaki Arteta: «ETA ya no mata pero la situación del País Vasco sigue siendo excepcional en un país democrático como España»

El cineasta vasco se ha «comprometido» con los jóvenes «de hoy y los que todavía no han nacido» para contarles, en distintos documentales, qué fue ETA, quiénes y cómo son los terroristas y la huella que ha dejado su existencia en la sociedad española

Iñaki Arteta (Bilbao, 1959) es vasco, en toda la acepción del término. Vasco de raíces, de tronco y de sentimiento. Hablar con él es asomarse a las formas de la gente del norte, contenido en las emociones, cerebral pero impecable y certero en el fondo. Defiende la verdad y está comprometido con ella. Arquitecto Técnico por la Universidad de Barcelona, trabaja desde el año 1986 alternando el cine, la publicidad y la fotografía. Desde hace unos años, como cineasta y propietario de la productora Leize, ha decidido explorar, a través de diferentes documentales, la realidad del País Vasco: cómo ha quedado tras la desaparición de ETA y cuál es el futuro de una sociedad en la que se ha impuesto una ley, no oficial, de silencio sobre las víctimas del terrorismo. Así se llama su último trabajo 'Bajo el silencio', del que ha hablado para El Debate.

- ¿Qué mueve a un cineasta a contar la historia de ETA?

- Lo que hace que yo haga películas que tengan que ver con las víctimas del terrorismo tiene que ver con que soy vasco. Llegó un momento en que me conciencié. Me di cuenta de lo que estaba ocurriendo allí, a la sociedad en general, pero sobre todo a las personas que padecían el terrorismo y, entonces, quise hacer cine para contar una realidad tan espantosa y por otra parte, tan densa, en relatos muy especiales, muy, muy dramáticos. Además, de un coraje cívico que apareció en mí y me impulsó a hacer la primera película sólo con historia de víctimas vascas que, para mí, fue como una especie de grito ciudadano en contra del terrorismo, de a favor de las víctimas.

No se trata de que los jóvenes recuerden los nombres de las víctimas sino que jamás justifiquen que se puede emplear la ideología para matar o usar la violencia para amedrentar a una sociedad en una democracia que tiene todas las formas de participación política

- ¿En qué en lugar del recuerdo quedan esas víctimas?

- Yo, con mi trabajo, hago de intermediario entre entre las historias de las víctimas y los ciudadanos. Y me atrevo a decir que de la historia también porque yo creo que ya con veinte años y más de ocho películas que abordan, desde distintos puntos de vista, me he acercado tanto a las de las víctimas, o a la falta de justicia de muchas de ellas, como incluso a las de los terroristas. Hago las películas para los jóvenes, para los que son jóvenes ahora o los que no han nacido, para intentar transmitir, con la mayor honestidad posible, cómo una sociedad ha sido atenazada por el terrorismo, cómo los servidores del orden han padecido la persecución y el acoso de los terroristas y, también, cómo eso ha influido en el devenir de la historia de nuestro país.

El terrorismo ya no sólo afecta a personas concretas, sobre todo vascos o españoles de todo tipo, sino que afecta a todas las estructuras, a todo nuestro país

- En esa historia, ¿qué se cuenta del terrorismo?

- Del terrorismo hay que contar una cosa fundamental y es que no hay ninguna idea, ni ha habido en nuestro país ninguna idea que merezca la organización de personas para matar a otras. ETA no ha sido una persona que ha decidido un atentado por una locura, no. Ha habido una organización bien estructurada que ha trabajado durante 50 años, todos los días pensando en cómo hacer daño al ciudadano de este país, a este país, a la democracia. Y éso es lo que es importante transmitir. Cuando ahora se dice que los jóvenes no tienen ni idea de lo que pasa... es una visión desde el punto de vista de adulto, de pensar que los jóvenes en la próxima generación sí son más despistados o que no se enteran de nada. Por eso yo creo que hay que poner elementos, naturalmente buenas informaciones, para que los jóvenes entiendan lo que ha pasado, y creo que despertarán. No se trata de que sepan quién ha sido Miguel Ángel Blanco o que recuerden los nombres de las víctimas, sino que no justifiquen nunca que se puede emplear la ideología para matar o que se pueda usar la violencia para amedrentar a la sociedad en una democracia que tiene todas las maneras de participación política.

- ¿Cómo viven las víctimas?

- Pues la geografía es muy importante. Como siempre, el País Vasco para una víctima del terrorismo de ETA es el peor sitio donde vivir. Para responder a esa pregunta estoy acabando una película ahora con jóvenes y con víctimas que lo han sido hace más de 30 años. Y es que el País Vasco vive una situación de nueva excepción porque durante todos estos años se han hecho elecciones democráticas, como si allí no pasara nada o no hubiesen atado a un candidato dos días antes. ETA ya no mata pero la situación del País Vasco sigue siendo excepcional en un país como España, que tienen sus problemas, pero pero es democrático.

No hay ninguna idea, ni la ha habido en nuestro país, que justifique la organización de unas ersonas para matar a otras

Y allí las víctimas todavía tienen prudencia. Las víctimas y los no nacionalistas tienen la prudencia de no manifestarse públicamente. Tienen problemas para para acceder a distintos ámbitos sociales, culturales, económicos, empresariales porque siguen gobernando los nacionalistas y los nacionalistas tienen un lugar en toda esta historia. Y es la complacencia, participación, la cierta complicidad, incluso, la responsabilidad indirecta de lo que ha pasado todos estos años. Es decir, nos gobierna un partido legal y democrático, un 'moderado', le llaman, que es el Partido Nacionalista, con otras coaliciones, de acuerdo, pero que tiene un problema con su historia. Y ese problema lo pagan en la actualidad las víctimas que se expresan públicamente o los ciudadanos no nacionalistas.

El Director de cine Iñaki Arteta

El Director de cine Iñaki ArtetaPaula Argüelles

- Es decir, ¿entiendo entonces que hay un silencio autoimpuesto que todavía hoy en el País Vasco, aún cuando ya no hay muertos, hay gente que no puede expresarse con libertad?

- Vivimos una sociedad traumatizada con su pasado, aunque parezca ul título de una película. Una sociedad que no sólo ha sufrido el terrorismo sino una la sociedad en la que una parte sabe que podía ser víctima, pero no una víctima mortal, sino de la persecución o de no tener los mismos derechos que los nacionalistas. Eso lo hemos sabido todos en estos años y esa sociedad ha estado callada en prácticamente todo ese tiempo. ¿Para qué? Para protegerse. Y eso se mantiene. Hay unos códigos no escritos, heredados, transmitidos casi familiarmente de lo que se puede y lo que no se puede hablar. No sé si llamarlo dictadura, pero de alguna manera no es síntoma de libertad. Dicen que somos una sociedad libre, después de acabar ETA, y yo digo que podríamos preguntarnos, muy bien, pero ¿dónde estuvo cada uno, ¿eh? O los presos ¿por qué van a venir a mi pueblo y van a entrar al mismo bar que yo? Pero nadie les va a decir nada.

-Al hilo de esto, ¿cómo viven los asesinos? ¿Alguien les recuerda o les reprocha lo que hicieron?

- En mi anterior película entrevistamos a asesinos que han pasado muchos años en la cárcel, a gente que estuvo en el brazo político de ETA en los años 80 para, precisamente, saber cómo viven, qué problemas tienen, qué piensan de lo que ha hecho y lo que han hecho en el pasado desde la perspectiva del presente... Y, primero, no hay ningún arrepentimiento. En todo caso, habrá alguno pero muy particular.

No hay ningún arrepentimiento. Los terroristas están absolutamente reinsertados (...) tienen una cobertura enorme, trabajos institucionales,... osea, se les cuida y no hay nadie que se oponga a ellos

Ellos están absolutamente reinsertados, no tienen problemas de volver a un pueblo, ni tienen que huir hacia otros por miedo a encontrarse con el asesino de su familia. No, ellos no tienen ningún problema. Ellos tienen una cobertura enorme porque tienen trabajos institucionales no sólo de partidos o concejales, sino en la administración, o son policías municipales, o sea, se les cuida. Esto parece un poco exagerado decirlo así, ¿no? Pero se les cuida y no hay nadie que se oponga a ellos. No hay ningún escrache ni nada que se le parezca. Que si saliera un alguien de la extrema derecha o de derechas o de medio derecha de la cárcel le harían un escrache. Y ellos vuelven a vivir donde quieren, al pueblo en el que nacieron y no tienen ningún problema porque cuentan con una cobertura social importante, la de su grupo. Pero también con el silencio de todos los demás, ¿no?. Y eso quiere decir muchas cosas les han funcionado.

- ¿Hay alguna lectura positiva en todo lo que ha pasado, en todo lo que ha visto para contarlo?

- El documental, como casi todo lo que se puede decir del País Vasco, tiene un poco de positivo y optimista. Yo creo que aquello se ha perdido para España. Los no nacionalistas no tienen presencia ni política, ni pública, prácticamente, y eso no es nada positivo. Lo único que tiene de positivo el documental 'Bajo el silencio' es poner delante del espectador vasco el resto de España. Precisamente lo que vemos ahora, ¿cómo vive esa gente, cómo? ¿Cómo es lo que tenemos en el País Vasco incrustado de una manera supongo que imperecedera, un núcleo de fanatismo que no sólo no se arrepiente de lo que han hecho, sino que les parece bien lo que hicieron, que siguen creyendo que tuvieron razones para hacer lo que hicieron,... no? Es un documental muy revelador en ese sentido porque lo que ocurre a menudo, a medida que uno se aleja del País Vasco, es que con eso de que ETA dejó de matar, pues creen que ya es una maravilla vivir ahí. ¿Te lo cuento? .

Iñaki Arteta durante la entrevista con El Debate

Iñaki Arteta durante la entrevista con El DebatePaula Argüelles

Dicen que somos una sociedad libre, después de acabar ETA, y yo digo que podríamos preguntarnos, muy bien, pero ¿dónde estuvo cada uno, eh?

Es complejo hacer entender que el fundamento de lo que estaba detrás del terrorismo, de la acción terrorista, no ha cambiado. El País Vasco es una sociedad traumatizada por una parte, desquiciada por otra, sin futuro para los no nacionalistas. Y es una sociedad que, también, por otra parte está muerta en la demografía, en la economía,... Las políticas lingüísticas no dan resultado pero los nacionalistas se empeñan en gastar dinero en eso. Y todo indica que la sociedad se ha quedado paralizada, yo diría que muerta, en el sentido de que no tiene mucho futuro. Primero, porque el terrorismo nacionalista ha destrozado esa sociedad en todos estos años diciendo que la quería proteger. Y, segundo, porque el desánimo de los no nacionalistas después del cese de la actividad terrorista, cuando nos tenemos casi que alegrar porque no nos maten como si no viviéramos en un país democrático, pues es tota. La falta de participación de los nacionalistas en las cosas públicas o comunes, pues hace que los que no lo somos no tengamos ningún ninguna influencia. He visto ese camino y haré lo posible para denunciar y contar todo lo que sigue pasando.

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