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29 de abril de 2024

El escritor Fernando Rueda (i), el espía Mikel Lejarza, y la editora Blanca Rosa Roca, durante la presentación del libro

El escritor Fernando Rueda (i), el espía Mikel Lejarza, y la editora Blanca Rosa Roca, durante la presentación del libroEFE

Mikel Lejarza, el Lobo que se coló en ETA: «Ellos pueden pasear libremente por el País Vasco y yo no»

Gracias a su trabajo como espía se pudo desarticular la cúpula de la banda terrorista en 1975

Los servicios de inteligencia españoles reclutaron en los setenta a Mikel Lejarza para que se infiltrase en la banda terrorista ETA. Permaneció entre los etarras durante años y su nombre en clave era Lobo. Gracias a sus informaciones, se detuvo a dos centenares de terroristas y se pudo desarticular la que por aquella época era la cúpula de la organización criminal. Desde entonces, Mikel Lejarza vive en la sombra.
Para conmemorar el 50 aniversario de la operación Lobo, Mikel Lejarza ha publicado junto con el periodista Fernando Rueda Secretos de confesión (editorial Roca) en el que se trata un perfil más íntimo y personal del espía. En la portada del libro aparece una bala, la que debían llevar todos los comandos de ETA para acabar con el Lobo si se topaban con él. Una bala, ha recordado Rueda, que lleva 50 años esperando.
Mikel Lejarza, en el centro, rodeado de fuertes medidas de seguridad

Mikel Lejarza, en el centro, rodeado de fuertes medidas de seguridadEFE

A día de hoy, Lejarza sigue bajo amenaza y para la presentación del libro en Madrid se han puesto en marcha estrictas medidas de seguridad. Con gafas oscuras, peluca y barba postiza, el Lobo se sentó ante los medios rodeado por cuatro guardaespaldas y hasta un perro policía que husmeaba la sala del Hotel Villarreal donde tuvo lugar el encuentro. «Los etarras pueden pasear libremente por el País Vasco y yo no», alegó Mikel Lejarza sobre su situación.
En este sentido, ha relatado lo que pasa cuando ya no puedes seguir siendo espía: «Ya no eres nadie. Has perdido todo: familia, amigos, tu identidad... Tienes que empezar de cero cambiando constantemente de lugar».
Al Lobo le cuesta «echar la vista atrás» porque «la sombra del pasado» le persigue «continuamente». Ha lamentado que lo que él quería no pudo terminarlo: «Acabar con la ETA terrorista».
«¿Cuál fue su peor momento?», le ha cuestionado uno de los periodistas. Sin concretar ninguno, ha mencionado la etapa de Javier Calderón al frente del centro de inteligencia. «No se portó nada bien. Me dijo que yo era un juguete roto. Y le contesté que por eso él llevaba la pechera llena de medallas», ha concluido.

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