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19 de mayo de 2024

Pascual Sala, expresidente del Tribunal Constitucional, del Supremo y del CGPJ (izqda) y Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del TC (dcha.

Pascual Sala, expresidente del Tribunal Constitucional, del Supremo y del CGPJ (izqda) y Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del TC (dcha.

Entrevista jurídica

Dos ex magistrados del Constitucional analizan la nueva etapa del Tribunal tras su renovación

El expresidente Pascual Sala y el vicepresidente emérito Ramón Rodríguez Arribas analizan para El Debate la última decisión del TC y su nuevo Pleno

Pascual Sala, expresidente del Tribunal Constitucional, del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del TC, exmagistrado del Supremo y expresidente de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) y de la International Association of Judges, fueron compañeros durante la etapa en la que ambos compartieron mesa en el seno del órgano que, en los últimos días, ha sido protagonista de la actualidad jurídica y política de nuestro país.
Más allá de la convivencia que, durante su etapa en la institución, les proporcionó debates y discrepancias importantes sobre los temas a resolver, ambos mantienen una buena relación y son conscientes de las dificultades que, en los últimos meses, ha sorteado el TC como protagonista involuntario de una tardía y polémica renovación que, finalmente, se ha consumado. Así las cosas, ambos analizan para El Debate la despedida del Pleno saliente y los retos del recién llegado.

La elección de la Vicepresidencia es un paso atrás en lo que habitualmente se ha respetado y ofrece una mayor garantía de que el TC está sedado. El nuevo órgano ha empezado, en ese terreno, mal

- ¿Cómo ha visto la última decisión TC saliente al suspender de manera cautelarísima una votación parlamentaria encaminada a aprobar una reforma legal de calado para las mayorías del CGPJ y el funcionamiento del Constitucional?
- Rodríguez Arribas: «Ha sido una decisión absolutamente ajustada a las facultades que la Constitución habilita al órgano, y necesariamente oportuna, que ha permitido al Tribunal evitar que se consumase una violación a los Derechos Fundamentales de una minoría representativa de la voluntad popular en el seno de una institución parlamentaria. No podemos olvidar que la misión del TC es tanto la de depurar el ordenamiento jurídico como la de proteger los derechos más básicos reconocidos a los españoles en la Carta Magna».
- Pascual Sala: «Esto requiere de una mínima argumentación porque si bien en realidad el procedimiento elegido por el Gobierno para su reforma no es el idóneo, por pura lógica jurídica, más allá de lo que recoge la Constitución al respecto, tampoco estaba prohibido. Y, sin embargo, la suspensión de la actividad parlamentaria cuando no exista un riesgo de perjuicio irreparable, a través de una medida cautelarísima, sin escuchar al Congreso y Senado como parte afectada, no debió producirse. Máxime cuando el propio Tribunal cuenta con el mecanismo de autocuestión por infracción de procedimiento para aquellas normas que, una ves aprobadas, presenten dudas sobre la forma en la que fueron aprobadas y no por el fondo en sí de las mismas que, en todo caso, siempre podría ser objeto de inconstitucionalidad».
- Conformado un nuevo TC, ¿qué le ha parecido el hecho de que dos de los nuevos magistrados, un exministro de Justicia y una exalto cargo de la Moncloa y la Generalitat hayan sido la propuesta del Gobierno actual para incorporarse al Pleno?
- Rodríguez Arribas: "Habrá que esperar a su forma de actuar para emitir un juicio de valor. La renovación que se ha producido, finalmente, estaba cantada, como la elección del presidente (prevista en el artículo 160 de la Constitución y que se reserva al Pleno). Es cierto que, hasta ahora, de forma habitual, los nombramientos correspondientes a la cuota del Gobierno siempre venían recayendo en catedráticos universitarios afines a la sensibilidad del Ejecutivo pero sin máculas que condicionasen su futura situación en el tribunal. Tanto el exministro de Justicia Juan Carlos Campo como la exalto cargo del gabinete del propio Gobierno Laura Díez, que para mí hasta su designación era una completa desconocida, podrían llegar a encontrarse, precisamente por sus antecedentes, con disposiciones legales impugnadas en cuya promoción pudieron intervenir directamente y, de ahí, que tendrán que abstenerse o podrán ser recusados, llegado el caso, y esto no es bueno.
- Pascual Sala: «Es una decisión que parte del propio Gobierno que puede elegir como quiera. Ello, sin perjuicio de que ulteriormente surja la necesidad de que se produzcan sus abstenciones en algunos temas si es que procede. Pero la realidad es que la Constitución quiere que el TC recoja todas las sensibilidades y estos dos perfiles son los que se ajustan a la del Gobierno, lo que no significa que queden supeditados a sus órdenes del Gobierno. Es cierto, como le digo, que surja la posibilidad de que lleguen a abstenerse en la toma de decisiones sobre aquellos asuntos en los que han intervenido desde sus cargos políticos. Aunque nada les obliga a apartarse porque sí, ni como valoración en general sino que, en cada caso, habrá de valorarse en virtud de las normas impugnadas y según su grado de participación en las mismas».

La Constitución quiere que el TC recoja todas las sensibilidades y tanto Campo como Díez son los perfiles que se ajustan a la del Gobierno, lo que no significa que queden supeditados a sus órdenesPascual SalaExpresidente del Tribunal Constitucional

- Se ha roto la habitual alternancia de sensibilidades en la designación de la Vicepresidencia que, además, ha recaído en una magistrada recién llegada a la Corte...
- Rodríguez Arribas: «Para el cargo de vicepresidente se solía elegir a una de las personas que tendría que cesar en el último tercio previo a la próxima renovación y esto casi siempre se ha cumplido sin problemas. En esta ocasión se ha roto la tradición nombrando a una recién llegada, Inmaculada Montalbán, que hace un año que se incorporó al Tribunal, y a quien le restaban muchos años para poder acceder al cargo; y, en todo caso, postergando la categoría del otro candidato que era nada menos que el exmagistrado de Supremo Ricardo Enríquez sin haber ponderado sus méritos que son muchos y sin que ello suponga por mi parte el poner en duda los de la elegida. A mi juicio esta elección supone un paso atrás en lo que ha sido habitualmente respetado y que ofrece una mayor garantía de que el TC está sedado. El nuevo órgano ha empezado, en ese terreno, mal».
- Pascual Sala: «Es una costumbre que se ha dado en estos últimos años en la mayoría de casos pero no siempre porque en los primeros años del órgano tampoco se dio. Que se haya desatendido, en esta ocasión, no es nada perjudicial ni anómalo, sino perfectamente admisible y depende, en todo caso, de las circunstancias que se hayan dado en los escenarios de anteriores tribunales y de las causas que hayan concurrido en esta nueva oportunidad».
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