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02 de mayo de 2024

Pedro Sánchez y Pere Aragonès charlan en una imagen de archivo.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès charlan en una imagen de archivoEFE

Un mandato gafado

El adelanto de las elecciones catalanas gripa una legislatura que Sánchez no logra arrancar

El Gobierno renuncia a presentar los Presupuestos de 2024 tras el órdago de Aragonès contra Junts. El 12-M se celebrará sin la amnistía en vigor y con Salvador Illa salpicado por el caso PSOE

La política española ha entrado en una espiral frenética a la que solo le faltaba el adelanto de las elecciones en Cataluña, que hasta hace unos días no entraba en los planes de nadie. Menos aún en los de Pere Aragonès, que siempre confió en poder agotar la legislatura. A pesar de que su Gobierno caminaba a trompicones desde que Junts rompió la coalición independentista en el otoño de 2022.
El presidente de la Generalitat hizo este miércoles de la necesidad virtud, parafraseando a Pedro Sánchez. Aragonès decidió echar un órdago electoral a Junts llamando a los catalanes a las urnas el 12 de mayo, antes de que la ley de amnistía entre en vigor (este jueves será aprobada en el Congreso, pero aún tiene que ir al Senado y volver al Congreso) y en plena recuperación –que no remontada– del partido de Carles Puigdemont.
Junts quiere que el expresidente fugado sea su candidato, a juzgar por lo que afirmó este miércoles el secretario general, Jordi Turull. No podría hacer campaña en suelo español, pero conserva su derecho de sufragio pasivo, a ser elegido. «Es evidente que, con el calendario que propone, yo podré estar presente, y me haría mucha ilusión estar presente, en el debate de investidura», afirmó él mismo desde Bruselas tras conocer la noticia.
La decisión de Aragonès tiene efectos inmediatos en la política nacional. El primero es que no habrá Presupuestos Generales de 2024, según confirmaron ayer fuentes de la Moncloa. La negociación con Junts y ERC para las cuentas públicas empezó tarde y mal, porque el PSOE no pudo llegar a esa pantalla hasta que no desatascó el acuerdo en torno a la ley de amnistía, hace solo una semana.
Pero es aún peor para Sánchez. La batalla electoral entre Junts y ERC por ser el partido alfa del independentismo amenaza la precaria estabilidad de un Gobierno que necesita a ambos, y a la vez. Mención aparte merece la posición de debilidad extrema en la que queda Yolanda Díaz, socia del presidente. Porque lo sucedido en Cataluña pone de manifiesto que no tiene ninguna capacidad de mando sobre los Comunes, a pesar de que el partido de Ada Colau es miembro de la coalición Sumar. La vicepresidenta segunda ha sido incapaz de evitar que Catalunya en Comú tumbara los Presupuestos pactados entre Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa.
Yolanda Díaz, abraza a Ada Colau, en un mitin en Barcelona

Yolanda Díaz, abraza a Ada Colau, en un mitin en BarcelonaEuropa Press

A perro flaco todo son pulgas, porque a los socialistas les ha llegado este adelanto en un momento muy delicado, después del batacazo en las urnas gallegas y con el caso PSOE abierto en canal en la Audiencia Nacional. Para colmo de sus males, la suerte de Sánchez está en manos de Illa, golpeado de lleno por la trama corrupta por los contratos que firmó siendo ministro de Sanidad. El Debate reveló el lunes que la Policía Nacional (en concreto, la UDEF) investiga uno de 5.000 respiradores que tuvo un sobrecoste de 21,1 millones de euros para las arcas públicas.
Hasta ahora, Esquerra ha tratado a Illa con guante de seda, porque lo necesitaba como socio para los Presupuestos. Pero es de prever que, a partir de la convocatoria electoral, no tenga la misma condescendencia. El PSC aspira a reeditar los extraordinarios resultados que cosechó en las elecciones generales, cuando obtuvo 19 escaños, frente a siete de ERC y siete de Junts. De hecho, el éxito del partido de Illa fue clave para que Sánchez se mantuviera con vida la noche del 23 de julio.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès da la mano a Salvador Illa, del PSC

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto a Salvador Illa

Entonces, el PSC aglutinó el voto útil de la izquierda, incluida la izquierda independentista, contra un hipotético Gobierno del PP apoyado por Vox. Pero la convocatoria del 12 de mayo es muy distinta. No obstante, en los últimos sondeos publicados el PSC va en cabeza, por delante de ERC. En febrero de 2021, Illa ganó en votos, pero empató en escaños con Esquerra. Ello permitió a Aragonès formar un Gobierno bipartito con Junts.
La pretensión de Sánchez es una coalición con ERC y los Comunes, con Illa de presidente. Pero dejar a Junts castigado sin postre en Cataluña puede tener efectos colaterales en la mayoría Frankenstein de Sánchez, a la que Puigdemont se unió por puro interés.
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