La nueva envolvente que prepara el Gobierno a las malvadas derechas: «Sería un regalo»
Al final de esta primera semana de mayo, el PP y Vox habrán sustituido a las energéticas como los malos del cuento del Ejecutivo. Eso es al menos lo que intentarán los socialistas

Una de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional celebradas esta semana
De la misma manera que la mejor energía, la más limpia y la más barata, es la que no se consume, la mejor forma de resolver una crisis es no crearla. Pero en la Moncloa llevan toda la semana mirándose al espejo y diciéndose lo buenos que son en los momentos críticos. Dicen que lo que pasó el lunes con el apagón fue fortísimo; que recuperar la luz en todo el país en un margen de entre ocho y doce horas fue una proeza sin paragón.
Describen un escenario apocalíptico, con hospitales que se quedaban sin generadores, comunidades autónomas solicitando al Gobierno declarar el nivel tres de emergencia nacional, trenes y metros paralizados, tráfico aéreo reducido a la mínima expresión. Presumen de haber compuesto en unas pocas horas un rompecabezas que perfectamente podría haber llevado «cuatro días» -¡cuatro!- en resolver. La autocomplacencia está reñida con la asunción de responsabilidades, y en esta crisis al Ejecutivo de Pedro Sánchez se le ha visto la jugada desde el principio: el problema lo crearon otros, la solución la han puesto ellos.
El miércoles, Sánchez en el Congreso
Básicamente ése será el mensaje que trasladará el presidente del Gobierno en su comparecencia del próximo miércoles en el Congreso, que por cierto ha permanecido cerrado a cal y canto toda esta semana con el pretexto del apagón, como también el Senado (el poder legislativo desenchufado y aquí no pasa nada). Durante la misma se espera que Sánchez ofrezca al menos unas conclusiones preliminares de la investigación comandada por la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, con los datos facilitados por Red Eléctrica Española y los operadores privados (Endesa, Iberdrola, Naturgy, Acciona y EDP), los villanos de este relato gubernamental.

Pedro Sánchez, en una reunión el martes con Red Eléctrica y los operadores privados
La mezcla parece imposible y lo es, así que Sánchez acabará hablando de todo y de nada, con el punto a su favor -otro más- de que ese día empezará el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, con muchos focos trasladados al Vaticano. Es lo que tiene dejar pasar dos semanas desde la solicitud de la comparecencia y hasta que se produce, que al ritmo que va la política española unas polémicas tapan otras. A ver si la oposición le pregunta también por el auto de procesamiento contra su hermano por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias y por la prórroga de seis meses de la instrucción del juez Peinado contra su mujer. Ambas noticias se han producido en este lapso de tiempo, pero aún no conocemos la opinión del presidente. Los periodistas que han podido preguntarle en alguna de las dos ruedas de prensa que ha dado en la Moncloa en las dos últimas semanas -El Debate no está entre ellos- no se han interesado por el particular y de él tampoco ha salido motu proprio pronunciarse.
¿Qué pasará con Beatriz Corredor?
El presidente al menos ha salido en rueda de prensa, porque Beatriz Corredor ni eso. La presidenta de Red Eléctrica tardó 45 horas en abandonar su escondite y cuando lo hizo prefirió dar entrevistas selectivas a la cadena SER, TVE y El País que convocar a todos los periodistas y someterse a sus preguntas. A todas. Una de las incógnitas que quedan por resolver en las próximas fechas es si Sánchez sacrificará al peón que colocó en Red Eléctrica a comienzos de 2020. Lo que son las cosas: el antecesor de Corredor, el también exministro Jordi Sevilla, dimitió por las «injerencias constantes» del Gobierno en la compañía participada por la SEPI y ahora el Gobierno define a Red Eléctrica como un «operador privado». Al grano: no parece que Corredor vaya a caer en el corto plazo.

La presidenta de Red Eléctrica Española, Beatriz Corredor.
La próxima semana dejará la comparecencia del presidente el miércoles en la Cámara Baja y una votación importante el jueves: la convalidación del decreto ley de medidas contra los aranceles de Donald Trump, que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 8 de abril y que ahora mismo está en manos de Podemos (spoiler: los morados no lo tumbarán).
El Ejecutivo ya está preparando otra de sus envolventes al PP, que con esto del apagón llevan demasiados días sin poder hacer oposición a la oposición. El anticipo fueron las declaraciones de varios ministros durante las manifestaciones del jueves 1 de mayo. La vicepresidenta María Jesús Montero, que encabezó la de Sevilla, llegó a exigir al presidente andaluz que ordene a los diputados del PP de Andalucía votar a favor del decreto ley. «¿De qué lado está Moreno Bonilla? ¿Del campo andaluz o justamente de los intereses de las energéticas?», se preguntó la también líder del PSOE-A, mezclando los aranceles con el apagón con su habitual desparpajo.

María Jesús Montero, en la manifestación del 1 de mayo en Sevilla
Hay que reconocer que este Ejecutivo vale para un roto y para un descosido. Tan pronto hemos visto a Montero, Yolanda Díaz y Óscar López con rostro circunspecto en alguna de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional celebradas esta semana como asiendo la pancarta del Día del Trabajador y descalificando a «las derechas».
Una revelación: el Gobierno está deseando que el PP vote en contra de las ayudas frente a los aranceles, como lo hará Vox, para poder proclamar que la derecha practica un patriotismo de pacotilla porque a la hora de la verdad vota en contra de los intereses españoles. «Sería un regalo», fantasea un alto cargo de la Moncloa. El pasado miércoles, el ministro Cuerpo se reunió de nuevo con el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, y le dio a comer lentejas, sin aceptar ninguna de las propuestas de los populares. La respuesta de estos fue suspender las negociaciones mientras no haya alguna concesión del Ejecutivo, que no tiene pinta de que vaya a haberlas. Y menos aún un replanteamiento del calendario de cierre de las centrales nucleares.
Al final de esta semana, «las derechas» habrán sustituido a las energéticas como los malos del cuento del Gobierno. Al tiempo.