Víctor de Aldama forcejea con Javier Pérez Dolset
Giro de guion
La irrupción de Aldama obliga al PSOE a recomponer su estrategia ante el caso Leire
La aparición del empresario desmontó una de las teorías de la conspiración que las terminales socialistas llevan dos semanas difundiendo: que todo es un montaje de las defensas del caso hidrocarburos
La estampa de Víctor de Aldama reventando la declaración sin preguntas de Leire Díez, y encarándose después con Javier Pérez Dolset, recordó por momentos, por disparatada, a aquella del empresario José María Ruiz Mateos estampando su puño contra la cara del exministro Miguel Boyer en los juzgados de Plaza de Castilla. Al grito de «¡que te pego leche!».
La comparecencia de la hasta ahora militante socialista en un hotel de referencia del PSOE, donde el partido ha celebrado varios comités federales y otros actos, había sido pactada la tarde antes en Ferraz. Allí se vio con el instructor de su expediente informativo (ahora cerrado ante su oportuna solicitud de baja voluntaria de militancia), Alberto Cachinero, y también con el secretario de Organización, Santos Cerdán. Allí entregó un pendrive que, a su vez, el partido llevará este jueves a la Fiscalía. Y de allí salió con una orden clara: negarlo todo ante la prensa; sobre todo, cualquier encargo por parte de Pedro Sánchez o de Cerdán. «Mi trabajo es mi trabajo y en ningún caso lo he llevado a cabo en nombre de nadie ni en representación de nadie. Ni soy empleada pública ni tengo ningún cargo en el PSOE. Soy una militante con derechos», señaló.
Pero la puesta en escena no salió como deseaban los socialistas. Porque la sorpresiva aparición de Aldama, relacionado con Leire Díez a través del caso hidrocarburos, desmontó una de las teorías de la conspiración que las terminales del Gobierno y del PSOE llevan dos semanas difundiendo: que todo lo que está saliendo en la prensa es un montaje de las defensas de los acusados en ese caso que instruye el juez Santiago Pedraz en la Audiencia Nacional, y en el que se investiga un fraude de más de 184 millones de euros a Hacienda. Y que, por tanto, Aldama y Díez estaban conchabados o lo estuvieron en algún momento de la historia. De ahí el desliz que, sin ser consciente de lo que estaba ocurriendo en realidad, cometió la presentadora de La Hora de la 1 cuando narraba en directo la irrupción de Aldama: «Víctor de Aldama ha ido a esa rueda de prensa a arropar a Leire Díez».
Aldama, imputado en el caso hidrocarburos, está en libertad desde noviembre con medidas cautelares. Los investigadores han documentado que operó fraudulentamente en el sector con una empresa llamada Villafuel a la que el Ministerio para la Transición Ecológica, entonces dirigido por Teresa Ribera, concedió la licencia sin cumplir los requisitos. Díez, por su parte, se reunió con un empresario investigado en ese mismo caso, Alejandro Hamlyn (defendido por el mismo abogado que Aldama), para ofrecerle un pacto con la Fiscalía a cambio de información comprometida sobre el teniente coronel de la UCO Antonio Balas.
Pero Aldama no fue al hotel de la madrileña calle O’Donnell para apoyar a la «socialista y periodista», como se definió ella, sino a llamarla «mentirosa» y «sinvergüenza», y a retarle a hablar de Sánchez y de Cerdán. Porque el empresario vinculó la «pantomima» de Leire Díez a «estos sinvergüenzas del Gobierno».
En vista del giro de guion, el PSOE cambió de estrategia sobre la marcha y trató de vincular a Aldama con el PP. El partido colgó en sus redes dos vídeos de la portavoz socialista, Esther Peña, en los que afirmaba: «Las cloacas dirigidas por el PP la pasada legislatura están muy nerviosas. De hecho, han enviado a un imputado por delitos gravísimos a reventar una rueda de prensa. Hay muchos nervios en sectores importantes del PP». Y añadía: «El objetivo claro es tumbar al Gobierno. El propio Aldama se lo pide a Feijóo ante las cámaras y sin ningún pudor. Un imputado marcando al jefe de la oposición la línea a seguir». Con esto último se refería a un vídeo en el que Aldama le dice al periodista de El Debate Miguel Pérez: «A ver si ya de una vez la oposición y el señor Feijóo hace lo que tiene que hacer y saca a este Gobierno».
Peña podía haber convocado a la prensa en la sede del PSOE, pero prefirió la comodidad de un vídeo enlatado antes que tener que responder a las preguntas de la prensa. Once días después de que estallara el escándalo (el lunes 26 de mayo), ni en la Moncloa ni en Ferraz han dado una sola rueda de prensa para contar su versión sobre el caso Leire.
De entre todos los silencios, el que más destaca es el del presidente, como viene contando este periódico. Porque, además, su intención es prolongarlo todo lo que pueda. En principio, hasta el próximo miércoles, 11 de junio, cuando no le quedará más remedio que responder a las preguntas de la oposición en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Aunque, últimamente, el PP y Vox se quejan de que ni él ni sus ministros responden nunca a lo que se les pregunta en el Parlamento.
De entre las pocas certezas del culebrón de la fontanera -que niega ser tal- hay una: el Gobierno y el PSOE mantienen su decisión de no llevarla a las tribunales, como sí han hecho ya el PP, Vox, una asociación de la Guardia Civil y dos acusaciones populares del caso hidrocarburos: Hazte Oír e Iustitia Europa. «En todas partes ha dicho que no trabajaba para el PSOE ni para el Gobierno, qué queréis que denunciemos», exclaman en la Moncloa.