Entrevista a Rocío de Meer
Entrevista | Portavoz de Emergencia Demográfica
Rocío de Meer (Vox): «No hemos cambiado; hay que hacer deportaciones masivas porque hubo entradas masivas»
La diputada de Vox critica a socialistas y populares en España y en Bruselas por las políticas de fronteras abiertas y les acusa de haber traído al país a esta situación
«Es imposible que haya dicho que queremos deportar a 8 millones de personas, porque no sé cuántas personas tenemos que deportar. Esta información la tiene el Gobierno»
Tras la polémica generada a raíz de unas declaraciones este lunes en la sede nacional de Vox sobre deportaciones masivas de inmigrantes, Rocío de Meer, que es diputada nacional y portavoz del partido en Emergencia Demográfica y Políticas Sociales, visita la redacción de El Debate para explicar la postura de su formación en esta materia ante lo que denuncia como una manipulación del mensaje de Vox. «No hemos venido aquí a caer bien a nadie; hemos venido a decir la verdad tal y como la percibimos y tal y como los españoles nos la trasladan. Vamos a continuar diciéndola, le pese a quien le pese y sin tapujos», afirma.
— La izquierda mediática continúa diciendo que Vox pretende deportar a ocho millones de inmigrantes y a sus hijos. ¿Lo quiere hacer?
— Esto es una mentira, es una manipulación que se hace del contenido de la rueda de prensa de este lunes. Lo que Vox denuncia es que hay que hacer deportaciones, porque llegados a este punto en España, el problema es que existen solo dos soluciones: la mala y la menos mala. La mala es continuar con la política de regularizaciones, pero ahí terminaríamos como Suecia, con 30 violaciones al día. Nosotros no queremos esta solución. Pensamos que hay que pasar a una política de deportaciones.
Lo que estamos defendiendo es que antes del derecho a migrar y el caos que se provoca en las naciones de acogida -porque no son cuatro refugiados que huyen de una guerra, sino que son muchos millones de personas las que han venido a nuestras fronteras y esto desestabiliza profundamente-, existe el derecho a permanecer. Antes que la heterogeneidad supuesta que nos quieren vender dentro de las naciones o el supuesto multiculturalismo, existe el derecho a defenderse, a preservar la identidad de uno. Para nosotros es un deber defender esto.
— ¿Cómo ha vivido la polémica que se ha generado?
— Muy tranquila, porque creo que no hemos dicho nada distinto. Vox no ha cambiado su mensaje. Lo que Vox dice es que hay que hacer deportaciones masivas porque ha habido entradas masivas. De nuevo estamos asistiendo a ministros del Gobierno y a miembros del PP escandalizados porque Vox diga que hay que hacer deportaciones. Pero es que serían consecuencia de las entradas masivas, y estas las han protagonizado ellos. Ellos han jugado con las vidas de muchísima gente. La situación en la que estamos nos la han traído ellos.
El colaboracionismo institucional es lo que denunciamos. Y no solo ese colaboracionismo, sino también toda la industria que hay en torno a las fronteras abiertas. Lo estamos viendo los últimos días, por ejemplo, en el caso del centro de Alcalá, los 12.000 inmigrantes que han pasado por ese centro y que están suponiendo un coste para nuestras arcas públicas, que es un coste con el que no estamos abordando la pobreza y las necesidades de nuestros compatriotas. Esto no nos parece moral.
— Han señalado el presidente de su partido, Santiago Abascal, y usted que Vox no ha dicho el número de inmigrantes que deben ser deportados porque no lo saben...
— Lo desconocemos. Es imposible que yo haya dicho que queremos deportar a 8 millones de personas, porque no sé cuántas personas tenemos que deportar. Esta información no la tenemos nosotros, la tiene el Gobierno. Lo que decimos es que hay dos opciones: o las entradas masivas y las regularizaciones, que es la opción del Gobierno y el bipartidismo en general, o la opción de intentar solucionar la situación en la que estamos.
Y la solución es la deportación de todas aquellas personas que han entrado ilegalmente en nuestro país, que no se quieren adaptar, porque no respetan nuestros usos y costumbres o incluso los odian, y todas aquellas personas que han protagonizado escenarios de delincuencia e inseguridad en nuestras calles. Pensamos que los españoles tienen todo el derecho a demandar que no estén entre ellos.
Hay políticos que han abierto las puertas de las casas de los españoles, y tienen esa complicidad irremediable con todos y cada uno de los sucesos que estamos viendo
La inseguridad que están percibiendo los vecinos de Alcalá de Henares es algo que no deberían estar viviendo. Ayer por la noche se publicaba que un español había muerto en El Ejido a machetazos por parte de un subsahariano. Todos los días nos encontramos con víctimas de las fronteras abiertas. Hay políticos que han decidido unas políticas de fronteras abiertas, que han abierto las puertas de las casas de los españoles, y tienen esa complicidad irremediable con todos y cada uno de los sucesos que estamos viendo en nuestros entornos. Y los españoles tienen derecho a exigir lo que están exigiendo en Sabadell, en Alcalá, en Alhama (Murcia), en todos los sitios en los que vemos cómo esa inseguridad se hace más palpable.
— Menciona estos casos en los que ha habido una reacción ciudadana. ¿Cree que ha cambiado en los últimos tiempos la percepción social respecto a esto, y respecto a su discurso? Usted afirma que la realidad de la calle se impone...
— Claro que ha cambiado la percepción porque a priori lo que existía era una mordaza pública. No se podía hablar de determinadas cosas. Todos los sucesos que ocurrían con agresores en barrios difíciles y agresores que tenían una nacionalidad o un origen concreto eran automáticamente tapados por los medios o por una orden política determinada. Sin embargo, ha llegado un momento en el que los españoles han tenido que elegir entre si siguen creyendo lo que dicen las televisiones o creen lo que dicen sus ojos, y lo que dicen sus ojos cada vez está sucediendo en más sitios.
— Ustedes han propuesto desde el principio deportar a los inmigrantes ilegales, a quienes delinquen y afrontar la inmigración en función de las necesidades de nuestra economía y de la capacidad de integración del inmigrante. Sobre este punto, ¿cómo se valora quién se ha integrado y quién no?
— Un tipo con una chilaba que piensa que su mujer tiene que caminar cinco pasos por detrás es una persona que por muchos papeles que tenga, no respeta nuestros usos y costumbres y nosotros si la deportaríamos a su patria, a ese lugar donde sí se tiene ese uso y esa costumbre de que las mujeres tienen que caminar cinco pasos por detrás de ese señor. Pero es que eso en España no puede ser.
Y si no se toman medidas llegados a este punto casi de no retorno en nuestro país, puedes acabarte convirtiendo en esos suburbios de Francia o de Suecia donde se ha normalizado que hay un señor con chilaba y una señora que camina cinco pasos por detrás y velada totalmente en negro. Eso es no respetar nuestros usos y costumbres, y yo creo que los españoles, además lo saben perfectamente, lo saben los que viven en Salt, en Tarrasa, los que caminan por El Puche... Esos son los perjudicados, los que han visto cómo su barrio se ha vuelto irreconocible. Y tienen derecho a que se les dé voz.
— ¿Cómo plantean llevar a cabo los procesos de «remigración» y las deportaciones masivas?
— Volvemos a repetir que nos encantaría que la solución fuera maravillosa para todo el mundo, pero España está en una situación extraordinariamente grave. Estos barrios están en un punto de implosión extraordinariamente grave. Si no somos conscientes de esa base, no somos capaces de decirle la verdad a los españoles. Claro que es desagradable tener que pensar en hacer un plan de deportaciones. Pero es la única manera de no acabar convirtiéndote en Suecia o en Francia.
Y luego también estamos en un momento en que se diluyen las identidades y naciones, y tenemos derecho a defendernos y a existir como pueblo. Y eso está en riesgo ahora mismo en nuestro país para cualquier persona que tenga dos dedos de frente y que mire la realidad con los números del INE. ¿Por qué le estamos negando a la gente el derecho a su propia identidad y a su propia pertenencia a sus patrias y a sus pueblos? ¿Por qué la opción política que escandaliza a la gente es que si hay menores que están solos en nuestro país tengan que volver a sus patrias, con sus padres, con sus costumbres? A nosotros nos parece la más humana y la más natural de las opciones.
Tenemos derecho a defendernos y a existir como pueblo. Y eso está en riesgo ahora mismo
— ¿Legal o jurídicamente es viable?
— En lo que no fuera jurídicamente posible, o todo lo que cortara esa posibilidad, lo intentaríamos revertir. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a las políticas de la UE que intenten imponer conforme a las soberanías nacionales. Siempre hemos defendido la soberanía y pensamos que ninguna legislación internacional va a coartar los intereses de nuestra nación. Por lo tanto, aquellos preceptos que vayan a obligarnos a no defender nuestra soberanía, intentaríamos revertirlos llegado el caso.
— A nivel nacional, ¿qué puntos modificaría Vox en la ley de Extranjería si llegara al Gobierno?
— Bueno, hay un punto que aquí ningún partido está defendiendo y solo nosotros. El artículo 53 lo que dice es que todo el que haya entrado ilegalmente en nuestro país debe ser expulsado automáticamente. Eso que tanto está escandalizando a tanta gente en realidad es nuestro ordenamiento jurídico. Quizás tendríamos que empezar por que se cumpliera la ley de Extranjería en nuestro país. Una vez se cumpla, ya veremos qué preceptos modificaríamos, que evidentemente sí pretenderíamos modificar algunos.
— Su formación viene criticando que se ha regalado y se regala con facilidad la nacionalidad española. ¿Qué requisitos pondría Vox para conseguirla?
— Ahora mismo puede estar en un proceso de diluirse y queremos revalorizarla. Pensamos que la pertenencia a una nación es un tesoro que tenemos que cuidar y respetar, no por nosotros mismos, sino porque trascendemos un poco más. Como pueblo tenemos una identidad concreta, nos reconocemos en nosotros mismos por algo, por una serie de cosas. Y esa serie de cosas son un privilegio y hay que poner los instrumentos jurídicos para que se valore y se siga considerando un tesoro. Hemos recibido todo lo que tenemos de nuestros antepasados, y tenemos un deber que para nosotros es sagrado de mejorarlo y de revertirlo en lo que esté mal y de dárselo en lo que podamos mejorado a nuestros hijos.
— ¿Desde cuándo proponen revertir las regularizaciones de inmigrantes? ¿Las que se han producido, las que quiere llevar a cabo el Gobierno actual, están valorando periodos concretos? ¿Cómo lo harían?
— Todas las que sean masivas. Y esas las han protagonizado el PSOE y el PP. Hoy salía el PP diciendo que las regularizaciones masivas eran ilegales. Pues ellos las han protagonizado. No solo eso, sino que el señor Tellado ha dicho que no está de acuerdo con la política de deportaciones de Vox, que ellos apuestan por una política de regularizaciones. Y esa política nos parece un suicidio, y es la compañía aseguradora de la mafia de tráfico de personas.
Ha llegado un momento en el que los españoles han tenido que elegir entre si siguen creyendo lo que dicen las televisiones o creen lo que dicen sus ojos
— Le pregunto también por un debate que siempre sale a colación cuando se aborda esta cuestión, el debate moral. ¿Le crea a Vox un problema moral su postura migratoria respecto a la que en este tema ha mostrado la Iglesia católica?
— Bueno, yo creo que este es un tema en el que poco vale mi opinión. La Iglesia Católica o la jerarquía eclesiástica ha manifestado una postura. Soy consciente de que hay debate dentro de la Iglesia. Hay muchos sacerdotes que están en desacuerdo con esa postura, que a lo mejor se acercan un poco más a eso que decía Santo Tomás de que los pueblos claro que tienen derecho a permanecer, a tener su propia identidad y a rechazar a aquellos que supongan una amenaza para ellos. Me consta que hay muchas personas dentro de la Iglesia que abrazan un poco más esa postura y que no están tan de acuerdo con esa postura pública de la jerarquía eclesiástica. En cualquier caso, creo que todo debate moral tiene que partir de la base de que lo inmoral es la situación a la que nos han llevado; es haber llegado a este punto, y ahí han colaborado muchísimos actores.
— Hay quien dice que el PP ha endurecido su discurso en materia migratoria. ¿Qué le parece?
— Bueno, esa no es mi impresión. He escuchado al señor Tellado en Onda Cero diciendo que ellos no comparten con nosotros la política de deportaciones y que, al contrario, abrazarían más bien una política de regularizaciones. Estamos en las antípodas. Tampoco sé muy bien cuál es el verdadero PP, no sé a qué está jugando.
Me parecen un poco incompatibles las diferentes declaraciones que hemos visto, por un lado, de la señora Ayuso, que en el Congreso del PP romantizaba el efecto llamada, y, por otro lado, reclama que se cierren los centros de menas. El PP debe aclararse. En cualquier caso, estamos en las antípodas de lo que parece ser su postura oficial.