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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez, durante la inauguración de la cumbre de la ONU en Sevilla

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña GómezBorja Puig de la Bellacasa/ Moncloa

Año y medio de evasivas

Sánchez encadena 17 meses de excusas sin dar una sola explicación sobre los negocios de su mujer

Ha comparecido en el Congreso, ha declarado ante el juez instructor como testigo, ha dado entrevistas, le han preguntado en ruedas de prensa hasta desde Pekín… y, en realidad, no ha respondido a nada

En los 17 meses transcurridos entre la apertura de diligencias previas contra Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios (después se irían sumando apropiación indebida, intrusismo y malversación) y hasta esta semana, el presidente del Gobierno no ha dado una sola explicación con un mínimo de de detalle. Nada que avale que su mujer es «inocente» de todas las acusaciones, como reiteró el miércoles desde Nueva York. Pero tampoco nada que garantice que él, jefe del Ejecutivo, desconocía las cartas de recomendación que su esposa envió en favor del empresario Carlos Barrabés, las reuniones para sus negocios privados que mantuvo en la Moncloa, sus lisonjas a empresas privadas para que le financiaran la cátedra extraordinaria y el uso particular que hacía de una asesora pagada con fondos públicos.

La instrucción del juez Juan Carlos Peinado ha avanzado en este casi año y medio, pero Sánchez sigue exactamente en el mismo punto que aquel 24 de abril de 2024. El día en el que escribió su primera carta a la ciudadanía y en el que por primera vez recurrió a la «máquina del fango»: no hay nada que explicar -según su teoría- porque no hay caso, sino una persecución a su familia. Ha comparecido en el Congreso, ha declarado ante el juez instructor como testigo, ha dado entrevistas, le han preguntado en ruedas de prensa hasta desde Pekín… y no ha salido de sus trece.

El 29 de abril de 2024, después de sus cinco días de reflexión, compareció en la Moncloa para anunciar que se quedaba. Esa noche ofreció una entrevista en TVE, en la que dio por finiquitado el caso: «Confío en la Justicia y en que todo esto se archivará, porque no hay causa». A la mañana siguiente se fue a la SER y, cuando Àngels Barceló le pidió alguna explicación, él se revolvió: «¿Tengo que responder a acusaciones que no están probadas?». No lo hizo.

El 17 de mayo concedió su tercera entrevista, a La Sexta. Contó poco, pero más que hasta entonces. Sería la primera y única vez. «No son cartas de recomendación, sino declaración de interés a un concurso, donde además de la cátedra de mi esposa, había hasta una treintena de instituciones más, entre ellas el Ayuntamiento de Madrid», sostuvo.

El 22 de mayo de 2024 al fin compareció en el Congreso, aunque metió en el orden del día otros temas: el último Consejo Europeo, Gibraltar y la situación de Palestina. Explicó a sus señorías en qué consiste la máquina del fango –«consiste en financiar a pseudomedios digitales de comunicación para que publiquen bulos y difamaciones de los que luego se hacen eco los señores Abascal y Feijóo y, por último, esos bulos se convierten en acusaciones falsas a través de organizaciones ultraderechistas, como por ejemplo Manos Limpias»- y centró su defensa en que la Oficina de Conflictos de Intereses (del Ministerio de Óscar López) había concluido que estaba todo bien. Allí pronosticó: «Estoy seguro de que pronto la justicia archivará estas dos denuncias falsas de dos organizaciones ultraderechistas, sin más, porque lo único que hay es fango, una colección de bulos y de difamaciones, de informaciones manipuladas y acusaciones veladas que no dan para más».

Pedro Sánchez, el pasado 22 de mayo en el Congreso de los Diputados

Pedro Sánchez, aquel 22 de mayo en el Congreso de los DiputadosEuropa Press

El 4 de junio, al conocerse la citación de Peinado a su esposa como imputada, publicó una segunda carta a la ciudadanía. Como faltaban cinco días para las elecciones europeas, lo atribuyó a eso. «No hay nada detrás de esta acusación, solo un zafio montaje impulsado por las asociaciones ultraderechistas demandantes (…). Lo que no lograron en las urnas pretenden alcanzarlo de manera espuria (…). Ella es una mujer trabajadora y honesta que reivindica su derecho a trabajar sin renunciar a ello por las responsabilidades de su marido», escribió.

El 30 de julio, Sánchez declaró ante el instructor como testigo. En realidad, no declaró, porque se acogió a su derecho de no hacerlo. Además, denunció a Peinado por prevaricación al acabar. La portavoz del Gobierno señaló desde la Moncloa: «Han venido a grabar un montaje, con un claro objetivo, que es erosionar la imagen del presidente del Gobierno en base a un 'no caso'. Toda nuestra confianza y tranquilidad, porque el tiempo pondrá a cada uno en su sitio».

El 31 de julio, el presidente convocó su tradicional rueda de prensa de fin de curso. Un periodista le preguntó por las explicaciones que no había dado hasta entonces y se enfadó: «Yo respondo, otra cosa es que se considere que no es así. Yo creo que he dado explicaciones políticas suficientes en el Congreso de los Diputados. No tengo mucho más que añadir al respecto. Insisto, es un no caso, que viene derivado de la frustración y de la impotencia de una oposición que ha renunciado a la batalla legítima de las ideas», replicó.

El 17 de septiembre, el Gobierno presentó su Plan de Acción por la Democracia, un amasijo de reformas legislativas que suponía una involución en libertades y derechos fundamentales. Su particular respuesta al caso Begoña contra los jueces y la prensa crítica. Después habría otra.

El 19 de noviembre, Peinado pidió a la UCO investigar las cuentas de Gómez. Al presidente le pilló en Río de Janeiro, en la cumbre del G-20. Desde allí mostró su «absoluta tranquilidad» y definió a su mujer como una persona «pulcra y honesta». Después se negó a contestar sobre el papel de Cristina Álvarez, la asesora de la Moncloa imputada.

La asesora de Moncloa, María Cristina Álvarez Rodríguez,

La asesora de Begoña Gómez, Cristina Álvarez, en el SenadoEuropa Press

El 10 de enero de 2025, el grupo parlamentario socialista registró en el Congreso una proposición de ley para cercenar la acusación popular, prohibir que la ejerzan las asociaciones profesionales de jueces y fiscales, impedir a los jueces admitir querellas basadas en informaciones publicadas por la prensa y añadir motivos para recusar a un juez. La prensa la bautizó como 'ley Begoña' porque era evidente que Sánchez pretendía intervenir la Justicia por la vía rápida ante el avance de los casos de corrupción en su entorno.

El 10 de febrero, la Asamblea de Madrid, donde el PP tiene mayoría absoluta, le llamó a declarar nueve días después en la comisión de investigación sobre la Complutense. Sánchez se negó a ir, con el argumento de que no estaba obligado a hacerlo. La Moncloa pidió un dictamen al Consejo de Estado para avalar su decisión.

El 11 de abril se conoció un informe de la UCO en el que aparecía su mujer. Se trataba de un intercambio de mensajes en el que Víctor de Aldama contaba a Koldo García que el CEO de Air Europa, Javier Hidalgo, acababa de hablar con Begoña Gómez para agilizar el rescate. Sánchez estaba en Pekín. Una periodista de TVE le preguntó directamente su mujer había hecho gestiones en el rescate de Air Europa. Ésta fue su escueta respuesta: «Respecto a la última pregunta, he respondido en múltiples ocasiones. No, en absoluto».

El pasado 9 de julio, el presidente compareció en el Congreso tras el informe Cerdán y el ingreso en prisión provisional del ex secretario de Organización del PSOE. Por primera vez, Alberto Núñez Feijóo le sacó el espinoso tema de los negocios de su suegro, quien financió al matrimonio Sánchez-Gómez en los primeros años de su relación. «Oiga, ¿pero con quién está viviendo usted?, ¿pero de qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución, y ahora quiere usted ilegalizar su biografía». Sánchez no dijo nada.

El 1 de septiembre, con motivo del inicio del curso, el presidente dio una entrevista a TVE. Pepa Bueno le preguntó por el caso de su mujer y él acusó a algunos jueces de «hacer política» y volvió a presentarse como una víctima: «Yo nunca pensé que esto pudiera pasarle a una persona que ejerza responsabilidades políticas. Además, esto proviene de denuncias falsas, recortes de prensa y organizaciones ultraderechistas. Yo por supuesto que defiendo su honestidad y su inocencia (la de Gómez), porque es la verdad».

Llegamos al 24 de septiembre de 2025, con Begoña Gómez a un paso de sentarse en un banquillo ante un jurado popular y su marido en la Asamblea de la ONU en Nueva York. De nuevo, cero explicaciones. «Yo creo que, como he dicho en muchas ocasiones, el tiempo pondrá las cosas en su sitio. ¿Nos toda defender la verdad? Pues defenderemos la verdad, y la verdad es que mi hermano y mi mujer son inocentes», zanjó.

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