La Intervención del Estado y la UCO asestan un doble golpe a la defensa de Begoña Gómez

«La verdad acabará imponiéndose», sostuvo Pedro Sánchez el pasado miércoles desde Nueva York, antes de proclamar -otra vez- la inocencia de su mujer y de su hermano. Desde que ese día el juez Juan Carlos Peinado dejó a Begoña Gómez al borde de un juicio con jurado por malversación, las críticas y los ataques del Gobierno al instructor no habían cesado.

Hasta este lunes, en el que el doble mazazo de la Intervención General de la Administración del Estado y de la UCO a la defensa de Gómez dejó a los socialistas con pocas ganas de hablar. No hubo rueda de prensa en Ferraz. Apenas unas palabras de la vicepresidenta María Jesús Montero que sonaron a letanía: «Al final se hará la luz y la verdad se terminará imponiendo sobre las sospechas que algunos, de manera electoralista, mentirosa e interesada, quieren lanzar sobre el entorno del presidente».

El informe del organismo dependiente del Ministerio de Hacienda y el de los investigadores de la Guardia Civil, conocidos ambos en la misma mañana, hicieron que se tambaleara aún más el discurso oficial del Gobierno. Ése según el cual la mujer del presidente no hizo nada malo, sino que está siendo víctima de una persecución política, judicial y mediática, y acabará siendo absuelta por un «tribunal imparcial», según la profecía del ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.

La Intervención General de la Administración del Estado detalla en un documento de 303 páginas remitido a la Fiscalía Europea (que se encarga de esta parte por afectar a fondos europeos) las irregularidades en tres lotes contratos públicos adjudicados a la empresa de Juan Carlos Barrabés, Innova Next S.L., por valor de 10,2 millones de euros. Llega a concluir que las adjudicaciones constituyeron, «potencialmente», fraude de ley y que se produjo discriminación hacia el resto de las ofertas. También, que los metadatos de los pliegos técnicos fueron borrados para que no se pudiese identificar a sus autores, ni si fueron los mismos que examinaron las ofertas y decidieron.

Barrabés es el amigo de Begoña Gómez al que la mujer del presidente firmó dos cartas de recomendación, que a la postre resultaron decisivas (aunque el empresario también presentó otras) para que fuera el ganador de los concursos. Y fue, además, benefactor de la cátedra extraordinaria de Gómez en la Complutense.

A lo largo de 17 meses de instrucción, la información sobre las cartas de recomendación de su mujer es lo único que el presidente se ha molestado en rebatir. Y fue al comienzo de todo. En una entrevista que concedió a La Sexta el 17 de mayo de 2024, señaló: «No son cartas de recomendación, sino declaración de interés a un concurso, donde además de la cátedra de mi esposa, había hasta una treintena de instituciones más, entre ellas el Ayuntamiento de Madrid». La propia aludida declaró en diciembre de 2024 ante el juez Peinado que «en ningún momento» intermedió de ninguna manera para que el empresario obtuviera licitaciones públicas.

En paralelo, este lunes trascendió el resultado del análisis de los 121 correos electrónicos referentes a la cátedra extraordinaria de Gómez que intercambiaron la exasesora de ésta, Cristina Álvarez, y el entonces vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense, Juan Carlos Doadrio. El mismo arrojó que Álvarez trabajó intensamente para los negocios privados de la mujer de Sánchez; y no de manera puntual por hacer un favor a su amiga, como ella había declarado ante Peinado. Según el informe de la UCO, la correspondencia entre ambos se refiere a contactos con los proveedores de la cátedra, (como Reale Seguros, Mercadona y Caixabank), así como a convenios suscritos con otras entidades como, por ejemplo, la Cámara de Comercio y la Fundación ONCE.

Las novedades en el caso de su mujer pillaron al presidente en Barcelona, con una agenda que incluía el discurso inaugural de la Conferencia Mundial de la Unesco sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, una visita al Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés y una reunión con la patronal de las pymes catalanas, Pimec, entre otros actos. No obstante, el presidente no hizo un solo comentario sobre los informes de la IGAE y la UCO ni sobre nada, porque no hubo comparecencia alguna ante la prensa.

Como contó El Debate el sábado, los dirigentes socialistas se han cuadrado ante Begoña Gómez por miedo a otro arrebato de Sánchez, como el que protagonizó con su primera carta a la ciudadanía en abril de 2024 y los cinco días de reflexión que se tomó después. Esta vez todos se han cuidado mucho de hacer un cierre de filas lo más ostensible posible, que incluye ataques personales al juez Peinado.

Pero es que ese cierre de filas se extiende a los socios de investidura. Todos siguen sin cuestionar el relato monclovita, según el cual el presidente y su mujer están sufriendo lawfare. Ni siquiera Podemos, cuya líder afirmó el sábado: «Gran parte de la judicatura se acostó franquista y se levantó demócrata, y hoy seguimos pagando el no haber hecho esa verdadera transición», según Ione Belarra.

Justo al contrario que la oposición. «Begoña Gómez declaró ante el juez que su asistente le había hecho algún favor en ocasiones excepcionales. Hoy la Guardia Civil desvela la existencia de más de 120 correos que demuestran que la asesora de Gómez, pagada por todos los españoles, gestionaba desde Moncloa el 'business' particular de su jefa. Las mentiras les duran cada vez menos y la Justicia estrecha el cerco cada vez más», escribió el secretario general del PP, Miguel Tellado.