David Sánchez
El Perfil
David «el ruso» no era más que «el hermanísimo»
Su amigo el también procesado presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo le creó, según los jueces, un puesto adaptado «a sus exclusivas preferencias personales», al que, para más inri, no acudió a pesar de que firmó un contrato en régimen de «plena dedicación»
Por su estancia en San Petersburgo y Moscú le conocían como «el ruso». Por el Madrid en el que había nacido y por el que transitaba haciendo alarde de su gusto por las óperas modernas le llamaban «David Azagra». Por la Diputación de Badajoz, donde ostentaba la dirección de la Oficina de Artes Escénicas, se le denominaba «el desaparecido». Pero allí y acá, antes y después, ayer y hoy, siempre ha sido una sola cosa, condición que ha exprimido como un limón: hermano del presidente del Gobierno de España. Sesenta y cuatro páginas de un demoledor auto de la Audiencia Provincial de Badajoz acaban de mandarle a juicio por encarnar un fenotipo ampliamente conocido y que se resume en un lema explícito: ser un enchufado. Y un enchufado con premio: su amigo el también procesado presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo (aforator, por sus prisas para aforarse tumbando a cinco compañeros que tuvieron que renunciar a sus actas de diputado), le creó, según los jueces, un puesto adaptado «a sus exclusivas preferencias personales», puesto de trabajo al que, para más inri, no acudió a pesar de que firmó un contrato en régimen de «plena dedicación». Y, para aprovechar la fuente de energía de ese «enchufe», él instaló otro que favoreció la contratación de Luis Carrero, un amigo que, casualmente, era asesor del palacio de La Moncloa. Para los dos, según sostiene la instructora, se incumplieron los requisitos de acceso a un empleo público. Azagra es el único alto cargo de Badajoz al que asignaron de ayudante personal a un fontanero adscrito a la Unidad de Mensajes del Palacio de La Moncloa; el tal Carrero fue contratado después de que la jueza Beatriz Biedma imputara al hermano del presidente por delitos contra la Administración pública (tráfico de influencias y prevaricación), y contra la Hacienda Pública (malversación de caudales públicos). Sostenella y no enmendalla, se llama eso.
David Sánchez Pérez-Castejón tiene 51 años, estudió bachillerato en un exclusivo colegio de Maine, Estados Unidos, y se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales, Icade. Hijo pequeño del matrimonio formado por Pedro y Magdalena, una familia de clase media alta residente en la madrileña calle del Comandante Zorita y dedicado al negocio de los plásticos, decidió poner tierra de por medio y marcharse a San Petersbugo a formarse en el Conservatorio estatal de esta ciudad, mientras su hermano mayor brujuleaba por la política, sin haber conseguido ser más que concejal por Madrid; y por accidente. El hermano mayor se deshizo en halagos en su biografía Tierra firme con el pequeño de la familia: «He tenido la ocasión de conocer Rusia de cerca gracias a mi hermano. Es músico profesional y habla ruso con fluidez, porque de muy joven tomó una decisión valiente que siempre he admirado. David estudio Económicas, pero un buen día nos dijo que quería dedicarse a la música e iba a marcharse a San Petersburgo y se marchó a la aventura siguiendo su vocación».
Hasta decidió empadronarse en Elvas, Portugal, para pagar menos impuestos mientras recibía un sueldo público de 55.000 euros en un organismo público español
Su «aventura» rusa duraría de 1998 a 2006. Allí, tal y como cuenta en su interesantísimo libro La sagrada familia mi compañero de El Debate, Alejandro Entrambasaguas, se compraría una vivienda por valor de 42.056,32 euros, sufragada por su padre Pedro Sánchez Fernández. A su vuelta, y al calor de la presencia de su hermano en el Consistorio madrileño, comenzó a participar en ciclos de música del Ayuntamiento. Pero duraría poco su suerte. Así que tomó las de Villadiego y se marchó a Milán para hacer un máster en gestión cultural. A la vuelta, un lunes al sol este Baremboim sin trabajo se topó «casualmente» en Google –como le contó a la jueza Biedma– con una convocatoria de la Diputación de Badajoz que se ajustaba como anillo al dedo a sus preferencias profesionales. Eureka. Y se lo puso en bandeja el PSOE: súbitamente y con la oposición de los funcionarios, ese organismo había decidido que necesitaba un coordinador de los dos únicos conservatorios con los que cuenta la ciudad. Ese fortuito clic cambiaría su vida y la del Gobierno de España. El gris músico conseguía un puestazo bajo la manta protectora del socialismo pacense. La UCO interceptó en mayo de 2017 un correo de uno de los directores de los dos conservatorios, Evaristo Valentí, que le dirigía a la responsable del otro centro de música con una sola palabra: «Hermanito». Era evidente: la plaza tenía dueño.
Y el dueño lo sabía, porque en pleno proceso de selección, Azagra escribió a través de la plataforma Airbnb a un propietario de una casa en su nuevo destino profesional y le informa de que «me voy a trasladar a trabajar a Badajoz capital y me está costando encontrar la casa que me gustaría. Sería para mí solo. ¿Ustedes también contemplan un alquiler más prolongado?». El hermano de quien iba a ser presidente ya estaba seguro de que iba a ganar la plaza antes de presentarse a la entrevista personal. La responsable de la evaluación, una diputada provincial, le dio sobresaliente. Los otros tres miembros del tribunal, también. Todos eran afiliados al PSOE. De los 8.217 correos que la Guardia Civil incautó a nueve directivos investigados y hoy procesados, la mayor parte arrojan una conclusión inquietante: nadie entendía las necesidades que se pretendían cubrir con el recomendado Sánchez.
Pero el brother siguió a lo suyo y desembarcó en su flamante empleo: eso sí, nadie le vio nunca. Según él, recibió un permiso para teletrabajar. Cuando gracias a la investigación de este periódico, el foco se puso en las irregularidades de su contratación, se fabricaron papeles que justificaran su privilegiada posición. Hasta decidió empadronarse en Elvas, Portugal, para pagar menos impuestos mientras recibía un sueldo público de 55.000 euros en un organismo público español. David lo justificó ante el juzgado número 3 de Badajoz en una testifical que bien podría servir de guion para el Club de la Comedia o a los monólogos de Leo Harlem, por «su amor a la región lusa de El Alentejo». Una admiración por Portugal que le ha generado un ahorro de 76.000 eurazos, situando su residencia fiscal a solo 19 kilómetros de la «Hacienda somos todos» de España, lo que le permite quedar fuera del alcance del sistema confiscatorio de su hermano mayor. Hasta entabló relación profesional –solicitando ayudas para su Ópera Joven– con el jefe de gabinete del primer ministro portugués Antonio Costa, cargo del que terminó dimitiendo precisamente por los chanchullos de su subordinado. Allí, en tierras lusas, los presidentes dimiten cuando la corrupción los cerca.
Aquellos que defienden que cuando se nombra a Azagra su hermano pasa por sus peores momentos políticos, mienten. Acababa de recuperar la Secretaría General
En plena pandemia, el músico conoce a través de una plataforma de intercambio de idiomas –habla perfectamente seis– a la que sería su esposa, la funcionaria de Naciones Unidas de origen japonés Kaori Matsumoto. Así que decide pedir una excedencia que se prolonga hasta finales de 2021 y se marcha a Bangkok a profundizar en una relación hasta ese momento tan solo virtual. Cuando vuelve ya lo hace casado con Kaori, que está embarazada de una niña. Al aeropuerto de Barajas acude un coche oficial a recoger a la nueva pareja –tal y como se cuenta en La sagrada familia– que les conduce a Moncloa y allí se instalan a vivir en la segunda planta de la residencia presidencial. Como ha publicado este periódico, la esposa del pequeño de los Sánchez es trasladada regularmente a hacerse revisiones ginecológicas en un vehículo medicalizado de Presidencia. Y allí, terminaría aparcando su caravana David, hasta que la prensa lo descubre.
Carrero, el asistente monclovita que se ha convertido en inseparable del músico, llamaba a este en los mensajes que ha intervenido la UCO con el alias «Azagra009» y este le respondía con un «querido hermanito». La Diputación pacense colocó a David unos días antes del 22 de mayo de 2017, cuando el hoy presidente ganó las primarias del PSOE a Susana Díaz. Así que aquellos que defienden que cuando se nombra a Azagra su hermano pasa por sus peores momentos políticos, mienten. Acababa de recuperar la Secretaría General.
Azagra ha dejado su cargo en Badajoz. Pero no fue su única prebenda, también disfrutó de ser incorporado al consejo asesor de Teatro Real, esta vez sin remuneración. Ahora, y hasta que se abra la vista oral, tiene tiempo para recordar el triunfo que obtuvo cuando estrenó en Badajoz la obra «L’elisir d’amore» –hoy una pieza de coleccionista–, que cosechó un éxito ecuménico calificado por las críticas musicales de la prensa local como «inútil y torpe». Por entonces, el capricho de David solo dio para hacer una función y costó a las arcas públicas 133.000 euros.
«El ruso» va a tener que ir templando la voz que le ha prestado su hermano Pedro para convencer a los magistrados. Cinco ya han apuntado a que Sánchez es el señor X en esta contratación bajo sospecha. Así que Moncloa y David tendrán que afanarse por cambiar la estrategia de defensa, más allá de apuntar hacia los jueces fachas. Porque justificar tanto desahogo va a ser una labor titánica.