Federico Trillo, en una de las estancias de su casa en Madrid
Entrevista
Federico Trillo: «PP y Vox deben aprender que peleándose no se construye ni se echa a Sánchez de la Moncloa»
El exministro de Defensa publica Memorias de anteayer, un repaso a cómo se gestó el PP de José María Aznar en el que Manuel Fraga tuvo mucho que ver
Cuando uno tiene el honor de entrevistar a Federico Trillo en su casa no puede sino otra cosa que maravillarse ante las inmensidad de libros, muebles y objetos varios que allí se reúnen y que cuentan, a gritos silenciosos, la trayectoria personal y profesional del expolítico. La instantánea del encuentro con el Papa Juan Pablo es una de las notables muestras presentes de su catolicismo; la imagen del primer despacho con el Rey Juan Carlos o la dedicada a sus padres por enseñarle «a amar España», enseñas de su amor por el país; o la fotografía enmarcada de la visita con Aznar a Londres en el 91 o de un Trillo joven, con cigarro en mano, y Manuel Fraga al lado, de su paso y huella por la política española.
A sus 73 años, sus ojos verdes nos reciben sonrientes y sus manos, por las que tanta historia de España ha pasado, nos saludan afectuosamente. El expresidente del Congreso y exministro de Defensa tiene ganas de hablar, de echar la vista atrás y desempolvar sus Memorias de anteayer (Deusto), el cuarto libro que publica y que desea que lean, sobre todo, los diputados de PP y Vox para, al igual que hizo José María Aznar con Felipe González, lograr sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa.
–Memorias de anteayer... ha tenido que recordar muchos momentos decisivos...
–Sí, Ortega y Gasset decía: «Debemos tomar aquello que no debemos repetir». Y en ese caso es claro que no debemos repetir el defecto que tuvo el centroderecha de aguantar un régimen socialista –incomparablemente mejor que lo que tenemos ahora– que duró cerca de 13 años. Con este libro he pretendido refrescar la memoria, no la memoria histórica en el sentido aberrante con la que se ha introducido en el ordenamiento jurídico con esa nueva ley, sino la memoria del centroderecha, para pedirles un esfuerzo de unidad, de presentar una alternativa unitaria que no única, y sacar a Sánchez y al sanchismo del poder que están usurpando.
–¿Les pide que se unan, a PP y Vox?
–Lo primero que les hace falta es tener generosidad, que es lo que tuvo Manuel Fraga cuando volvió, todo el mundo creía que había sido una añagaza para volver a ser el cartel. Y él volvió, porque efectivamente era el líder natural del centroderecha, y con su autoridad consiguió sumar en el nuevo Partido Popular a todos los partidos que habían permanecido dispersos desde la fractura de UCD. Aquí hay que hacer lo mismo. Es decir, no sé si en un solo partido, pero al menos en un entendimiento electoral es menester que PP y Vox hablen abiertamente y le digan a los ciudadanos en qué se entienden y si acaso, en qué no se entienden. Pero no jugar a ahora ataco al PP, que es lo que está haciendo Vox; o el PP disimular algunas cosas, que es lo que están haciendo algunos.
–¿Alberto Núñez Feijóo estaría entre ellos?
–No, cuando Feijóo habla es rotundamente claro y creo que es y debe ser el candidato a la presidencia del Gobierno.
–¿Cuáles fueron las principales bases de ese incipiente PP?
–La base o más bien el final fue la generosidad sin límites de Manuel Fraga, que renunció a la candidatura a la presidencia del Gobierno para poner a José María Aznar y antes hizo ese esfuerzo de integración. Pero con carácter previo lo que yo describo en el libro, y creo que es modestamente mi aportación, es que nosotros constituimos una nueva generación política. Era la primera vez que una generación nacida después de la guerra tenía capacidad para hacer una alternativa de centroderecha democrático. Antes había estado la UCD y aquellos eran un poco más el franquismo inconfeso que hizo la maravilla de la Transición, pero que ya se agotaron en ese esfuerzo y que, además, no supieron aprovecharlo, dicho con franqueza. Algunos vinieron también al nuevo PP, pero ya era, evidentemente, una generación pasada. La nuestra era la que integraban José María Aznar, Rodrigo Rato, Juan Ramón Calero, Loyola de Palacio, Isabel Tocino, Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas y yo mismo. Éramos el 10 % o el 15% del Grupo Parlamentario Popular entonces, y terminamos yendo a la sala de máquinas conducidos por Fraga en 1989 y de ahí al 96, con la victoria y llegada al Gobierno.
–Los sondeos actualmente le dan 200 escaños al bloque de la derecha. ¿Qué cree que le haría falta a Feijóo para conseguir esa mayoría absoluta que tanto ansía?
–Feijóo está haciendo muy bien su camino y hay que respetar que lo haga, con su propio equipo. Pero hay que decir que el equipo hasta ahora ha mostrado grandes insuficiencias. ¿Por qué? Porque de las personas que he nombrado antes recordarán concretamente qué área llevaba cada uno. Es decir, Rato llevaba Economía; Mayor Oreja, Interior; yo, Justicia; Isabel Tocino, Medio Ambiente y todos los temas relativos a mujer... Es decir, el pueblo español sabía dónde mirar cuando salía alguna actividad del socialismo y quién era la alternativa. Así, el propio partido podía exigir responsabilidades con el que no cumpliera su función. Es lo que los británicos, que para mí el gran modelo de parlamentarismo, llaman el shadow cabinet: el gabinete en la sombra o el gobierno alternativo. Eso es muy bueno que se conozca. Yo ahora mismo no sé quiénes son los referentes en el PP, exceptuando a Feijóo, sobre el que, claro, recaen todos los golpes. Esa capacidad de integración que entonces tuvo Fraga es la que yo le pido ahora a mi partido, el PP, que haga y también se lo pido a Abascal en Vox.
–¿Qué le pide exactamente a Santiago Abascal?
–Que deje de atacar al PP y sea coherente con las ideas que ha defendido siempre y con quien lo ha hecho un hombre en política, que ha sido el PP.
–¿Cree que llegaremos a las elecciones de 2027?
–No, de ninguna manera. Sánchez tiene la errónea percepción de que su perpetuación en el poder le va a librar de las condenas penales a su entorno y ya veremos si a él, que todavía no ha sido procesado. Pero ¡está toda su familia! su mujer, su hermano, su número dos... Todos. ¿Qué ocurre? Que cuanto más tiempo pase, mayor abundancia de pruebas habrá y mayor proximidad de los juicios orales, como ocurrirá ahora con el impresentable fiscal general del Estado. Él trata de aguantar porque cree que se defiende mejor desde el Gobierno. No se da cuenta que el día que deje el Gobierno todos estos temas, y sobre todo los de su familia, perderán interés. Obviamente las condenas no se van a conmutar, porque hay algunas que son bastante evidentes por la acumulación de pruebas, esas que dice el PSOE que no existen, pero no hace falta ser muy avezado para ver que sí existen. O sea, le iría mejor si renunciara a tiempo y disolviera. Yo creo que el acoso va a ser tan brutal a finales de noviembre y mediados de diciembre, que pienso que no va a pasar de enero o febrero.
Federico Trillo, en un momento de la entrevista
–¿Cómo definiría al presidente del Gobierno?
–El profesor Antonio Elorza lo ha definido perfectamente en ese excelente libro que se llama Pedro Sánchez o la pasión por sí mismo: Anatomía de un dictador. Es una egolatría ligada al totalitarismo. Todos los grandes dictadores han sido ególatras y han sido totalitarios. Ahí tienes a Maduro y a este tipo de dictadorzuelos más bien valle-inclanescos y esperpénticos que hay en los aliados que Sánchez se ha echado y ha querido meter a España.
–¿Qué le diría a los aliados que le mantienen en el poder?
–Con Carles Puigdemont no se puede ni empezar a hablar. O sea, sería un error grave que alguien del PP se sentara con Puigdemont. Es un prófugo de la Justicia, el líder de una rebelión y sedición y, en consecuencia, no se tiene nada que hablar con él. Lo bochornoso es que Sánchez esté pactando abierta y públicamente con Puigdemont, negociando el Gobierno de España con un rebelde en el exilio. ¡Es algo asombroso! ¡No se puede creer! Los vascos son otra cosa. Para mí fueron colaboradores en la mesa del Congreso muy leales, como González de Chávarri o el propio Anasagasti... nada que ver con esa especie de tractorista que han puesto al frente del PNV ahora. Pero esto ya es que ha derivado hacia el abertzalismo más radical.
–Cuando estaba en el Gobierno ¿se imaginaba la deriva actual del Gobierno?
–No. Por encima de todo yo soy un hombre de derecho y tengo unas firmísimas convicciones en la Constitución, basada en la libertad y en los esquemas democráticos de la división de poderes, el imperio de la ley y el funcionamiento parlamentario del sistema. Y creíamos que con eso ya habíamos conseguido la forma política del Estado español para muchos años. Y es verdad que ha durado 50, pero hace años que se ha abandonado. Tenemos que ser conscientes de que se ha quebrantado absolutamente, que estamos en fraude constitucional permanente y que se han perdido incluso las formas, es decir, desde la omisión de la obligación de presentar y aprobar presupuestos a la prórroga absolutamente inconstitucional de más de un año, a una ley de acompañamiento en la que modifican las partidas a juicio de la ministra de Hacienda y del presidente del Gobierno por una ley que hicieron en tiempos de la pandemia que ya el Constitucional dijo que esas cláusulas excepcionales eran inconstitucionales. Por lo tanto, lo que no podía prever el sistema es que las amenazas llegaran desde dentro. Son un grupo de salteadores que han atrapado el Estado y lo tienen entregado a sus enemigos.
–Se ha pasado del criticado bipartidismo a la política de bloques. ¿Con cuál se queda?
–Esa es una de las claves de lo que en mi libro se recuerda como un buen momento de la política española: el bipartidismo de PSOE y PP. Esto duró del 89 al 2005. Y, si se leen las cifras económicas y sociales, son los años de mayor prosperidad económica y social de España y los de mayor estabilidad política. ¿Por qué? La dialéctica y la confrontación de alternativas es la mejor manera de avanzar en la historia de una manera pacífica. Lo otro -la radicalidad, el enfrentamiento, la algarada callejera tomada por los etarras y por los amigos de Hamás y en los que la policía se convierte en el enemigo y los ciudadanos pacíficos son golpeados- es la negación del Estado de la democracia y de cualquier Constitución.
Las Leyes de Memoria tienen mi más absoluto desprecio. El PP debe decir claramente que las va a derogar en cuanto llegue al poder
–Asegura en su libro que la crisis de la democracia tiene un aliado previo: la desmemoria. ¿Qué hemos olvidado los españoles para llegar dónde estamos?
–Ha ocurrido la desmemoria y la insensibilidad. Los españoles hemos olvidado lo que nos costó adquirir la libertad. Nos hemos pasado muchos años en el régimen autoritario sin libertades. Para la llegada de la democracia todo el mundo hizo un esfuerzo en dejar atrás lo que más nos enfrentaba y buscar lo que más nos unía. Eso dio un marco constitucional extraordinario. Ahora se ha hecho un esfuerzo absolutamente antinatural y contrario al sentido común por revivir la España de los enfrentamientos, de la lucha a garrotazos de Goya. Por eso las Leyes de Memoria tienen mi más absoluto desprecio. Y creo, además, que el PP debe decir claramente que las va a derogar en cuanto llegue al poder. A la desmemoria hay que unir la insensibilidad que hay en las nuevas generaciones, que han perdido el sentido del valor de la libertad y no se dan cuenta que la perversión y el fraude al Estado de Derecho es la mayor amenaza a la libertad.
–¿Qué le ha parecido que el Gobierno mande un buque de guerra a la Flotilla?
–Uno más de los desprecios a la ley por parte de Sánchez. Ha mandado un buque de guerra sin cumplir el artículo 17 de la Defensa Nacional, que obliga la autorización y debate previo en las Cortes. Y luego una 400 M, el mayor avión de las Fuerzas Armadas, como si fuera de su garaje particular y sin pedir permiso a las Cortes.
–¿Qué opina sobre la propuesta de meter el aborto en la Constitución?
–¡Me parece un chiste! Es imposible que el Gobierno reforme la Constitución. Ni siquiera con el apoyo del PP. Porque la reforma del título en el que se han incluido los derechos fundamentales exige una mayoría de 3/5 de las dos Cámaras. Disolución o referéndum. Vuelta a convocar y vuelta en segunda lectura. Vamos, es imposible. Y entonces... ¡entran al trapo mis compañeros de partido! Yo les diría: 'Oye, esto no se discute. No se puede. No tienen mayoría. Así que todo el mundo tranquilo porque ahí no podemos llegar'.
–¿Hay falta de más diputados con estudios superiores?
–La estadística demuestra que más del 50 % no tienen título superior en la legislatura actual, lo cual es muy grave. El nivel del deterioro de la clase política actual ha bajado muchísimo. Cuando uno ve a personajes como Gabriel Rufián convertidos en héroe de la retórica parlamentaria es de esperpento.
Francina Armengol es el ejemplo de cómo no se puede poner a una incompetente al frente de la institución más señera del Estado de Derecho
–¿Sigue usted viendo las sesiones de control?
–Sí, pero me pongo muy nervioso por la falta de ejercicio moderado y adecuado de la presidenta Francina Armengol, que quita la palabra cuando no debe, no la corta cuando la debe cortar, quiere tachar del diario de sesiones algunas afirmaciones, como si fuera el inquisidor Torquemada... Me parece que su ejercicio está siendo un ejemplo de cómo no se puede poner a una incompetente al frente de la institución más señera del Estado de Derecho.
–Y pasando a política internacional: ¿ha temido usted por una tercera Guerra Mundial?
–La guerra, tanto en Ucrania como en Palestina, es una prueba de la absoluta incompetencia de Naciones Unidas y de su secretario general. No han hecho una sola propuesta de paz, ni siquiera han propuesto una fuerza de mediación o interposición. Eso sí, es un nido de socialistas reciclados.
–¿Hay que rehacer el orden institucional?
–Sí. En Naciones Unidas no funciona porque es sabido que existe un derecho de veto planteado en términos de 1945 y que ahora no funciona ni representa a la comunidad internacional. Estas son las cosas serias que habría que hablar. Tendría que plantearlo Europa si tuviera una política exterior y de seguridad común que no ha tenido hasta ahora. Ahora empieza a atisbarse porque le han visto las orejas al lobo Putin. Pero es muy serio. Y por eso es tan importante el incremento en la OTAN, mantener la alianza con los Estados Unidos y subir los gastos militares en Defensa en España y no hacer trilerismo, como está haciendo Sánchez. Si no se hace todo eso, vamos para abajo y algún día tendremos un disgusto serio que nos llegará. Lo ha dicho muy claro el secretario general de la OTAN, que los misiles rusos de ser lanzados tardan entre Bélgica a cualquiera de sus puntos y España cuatro minutos más. O sea, que no pensemos que que estamos fuera del alcance. No. Estamos totalmente en esa intersección de ambos y tenemos que ser coherentes con esa posición geopolítica y cultural.
A Sánchez no le importa la defensa nacional, ni le importa la seguridad. Solo sabe de ambición de poder
–Ahora se ha aprobado el embargo de armas a Israel...
–A mí me parece una tropelía de Sánchez. Cuando yo estudiaba en la Universidad el pecado mayor de la humanidad del siglo XX era el antisemitismo. ¿Cómo es posible que en el siglo XXI haya trazas de querer repetir semejante barbaridad? Israel fue atacado. Israel se ha defendido y se ha defendido mal porque está alargándolo demasiado y lo ha hecho con prácticas absolutamente inhumanas. Pero de ahí a negar el embargo, cuando, además, somos totalmente dependientes en nuestra defensa de la tecnología israelí, es un despropósito mayúsculo. Pero a Sánchez no le importa la defensa nacional, ni le importa la seguridad, ni probablemente sabe nada del Holocausto, ni sabe nada de casi nada. Solo sabe de ambición de poder.
Federico Trillo, durante la entrevista
–En el prólogo del libro advierte que hay muchas anécdotas de personajes varios. ¿Cuáles son las más destacadas?
–Obviamente, un personaje de un carácter descomunal como el de Fraga tiene múltiples anécdotas que no son conocidas y que yo describo y son muy reveladoras de su personalidad. Sé que a él le habría agradado. También cuento anécdotas de Aznar, que le hizo frente a nada menos que a Margaret Thatcher cuando acusó a Fraga y al PP de fascista. Se puso en su sitio y le pegó cuatro pases de faena. Anécdotas que creo que son muy ilustrativas de lo que fue aquello.
–El sherpa y Zidane, los apodos de Aznar… ¿alguno más que quiera rescatar?
–El Sherpa porque era el que indicaba el camino y acertaba. Y luego, cuando ya fue el capitán del equipo, el Zidane por lo bien que distribuía el juego. Él sabía cuál era el papel de cada uno. Eso es fantástico en un equipo de fútbol. Le falta al Madrid de ahora, por ejemplo.
–Y hablando de anécdotas: es famoso su retrato en el Congreso con el famoso 'manda huevos'...
–Es verdad. En una de las comidas anuales que teníamos antes en el Congreso me propusieron ponerlo en el cuadro. Yo al principio dudé. Y Antonio Fontán, que había sido presidente del Senado y era catedrático de Literatura Latina, me dijo: 'Yo te busco ahora mismo la traducción: Iubes testes. Entonces se lo dije a Toral, el pintor, y lo puso en el secante que está encima de la mesa de escritorio en la que estoy apoyado. ¡Y ahora uno de los alicientes cuando visitan los colegios la Galería de Retratos es a ver quién descubre el manda huevos! Es simpático.
–¿Quién le gustaría que leyera su libro?
–Con franqueza, espero que guste a los que están allí retratados y aludidos. Pero sobre todo, me gustaría poder regalárselo a cada uno de los diputados de PP y de Vox para que aprendan que peleándose no se construye. Se construye apoyándose, buscando puntos de encuentro, diálogo, aquí en Madrid, en el Parlamento y en toda España.