Estas son las 20 preguntas clave que Sánchez tendría que contestar en el Senado

«Muy dura y muy sucia». Así pronostican en el equipo del presidente del Gobierno que será la actitud del PP en el interrogatorio al que este martes será sometido Pedro Sánchez en la comisión de investigación del caso PSOE en el Senado. No solo por parte del PP, sino también de UPN y Vox.

En la Moncloa afirman que el presidente está tranquilo, que no tiene «nada que ocultar» y que contestará a todo. Sin embargo, el PSOE decidió mover ficha dos días antes de su comparecencia y entregar al juez del Tribunal Supremo los recibos bancarios que acreditan retiradas en efectivo de una cuenta en el BBVA por valor de un millón de euros. Intentando taponar, en balde, la vía de la financiación ilegal.

Para llevar 19 meses sin pisar la Cámara Alta -porque se queja de que el PP la usa en su contra-, Sánchez volverá por todo lo alto, en medio de una enorme expectación y teniendo por delante unas seis horas de declaración. No irá solo, sino flanqueado por cuatro miembros de su guardia de corps: el ministro Félix Bolaños; el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas; el director de Asuntos Institucionales del Gabinete del presidente, Iván García Yustos; y la nueva directora de Comunicación del PSOE, Ana Manzano.

Los interrogatorios de UPN y de Vox correrán a cargo de los senadores María Mar Caballero y Ángel Pelayo Gordillo. El PP aún no ha anunciado el suyo, pero el que más ha venido sonando es Alejo Miranda. El presidente escuchará preguntas concretas, porque los grupos de la oposición quieren de él respuestas concretas.

Una de las obligadas es si Sánchez ha cobrado dinero en efectivo alguna vez en su condición de secretario general del PSOE. Una cuestión que ni él mismo ni la actual gerente del partido han sabido aclarar. Preguntado al respecto la semana pasada en la SER, el presidente no se pilló los dedos: «Seguro que en alguna ocasión he tenido ese tipo de liquidaciones», contestó.

La pregunta que, probablemente, más veces le han hecho a Sánchez sin que haya respondido ni una sola es por qué cesó a José Luis Ábalos en el verano de 2021, tanto del Gobierno como del partido. O, en otras palabras: qué sabía o qué trataba de ocultar. Jamás lo ha aclarado, como tampoco por qué volvió a meter al exministro en las listas de las generales en 2023, si acaso fue para aforarlo. Ni cuándo se enteró de que la UCO investigaba a Koldo García, que al parecer recibió un chivatazo.

Le podrán preguntar cómo es posible que, siendo el jefe del clan del Peugeot, no supiese nada de las correrías de Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García, ni supuestamente de sus corruptelas. Y cómo financió aquella campaña de primarias. Y por qué el entonces asesor de Ábalos se codeaba con sus ministros y con los presidentes regionales del PSOE, entrando y saliendo como Pedro por su casa. Y de qué le avisaron exactamente Adriana Lastra y Carmen Calvo cuando fueron a advertirle.

También debería responder si había empresarios que, como asegura Carmen Pano, llevaban dinero en efectivo a la sede del PSOE. Y si tuvo relación con el empresario Víctor de Aldama, con quien sale en una foto en un mitin y que estuvo en Ferraz la noche electoral de 2019. En una reciente entrevista en Telemadrid, Aldama declaró que pagó mordidas en Ferraz por valor de cuatro millones de euros a cambio de adjudicaciones de obra pública. «Son una banda de mafiosos encabezados por Sánchez, que estaba enterado de todo», según él.

El presidente tampoco ha explicado nunca cómo es posible que la Dirección General de Carreteras se convirtiese en una especie de cueva de Alí Babá sin que él supiese nada. Ni si estaba comprando el silencio del exgerente del PSOE, Mariano Moreno, cuando en diciembre de 2021 lo puso al frente de la empresa nacional del uranio con un sueldo de casi 246.000 euros brutos. Ni si la fontanera Leire Díez trabajaba a sus órdenes o, al menos, le reportaba a él los resultados de su cacería contra policías, jueces y periodistas.

Como secretario general del PSOE, también debería responder por qué el partido tardó 16 meses en resolver el expediente de expulsión de Ábalos, y si hay o hubo algún pacto de silencio con el exministro, que en sus cuatro declaraciones judiciales nunca ha metido al partido ni a su líder en medio. Y quién sigue dando indicaciones a Ábalos en cada pleno, puesto que vota siempre lo mismo que su ex grupo parlamentario.

Aunque el caso de Begoña Gómez no es técnicamente el objeto de la comisión, los senadores también intentarán que responda si conocía las cartas de recomendación que su esposa envió en favor del empresario Carlos Barrabés, que después resultó ganador de varios concursos públicos. Y si conocía las reuniones para sus negocios privados que Gómez mantuvo en la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno. Y si la relación de su mujer con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, tuvo que ver con que el rescate a Air Europa fuese más rápido que a otras compañías.

Tampoco es objeto el caso de su hermano, pero el presidente podrá aclarar si ordenó enchufar a David Sánchez en la Diputación de Badajoz y por eso ahora protege al líder del PSOE de Extremadura y entonces presidente de aquella, Miguel Ángel Gallardo. Y, saltando al caso del procesamiento del fiscal general del Estado, si dio instrucciones a Álvaro García Ortiz para hacerse con el expediente del novio de Isabel Díaz Ayuso, que acabó en la Presidencia del Gobierno y, desde allí, fue a las manos del entonces líder del PSOE de Madrid.

Después de casi 20 meses sin dar explicaciones, esta veintena de preguntas -y muchas más- bien merecen una respuesta.